La muerte del fiscal Nisman envenena la pol¨ªtica argentina
Fue hallado con un tiro tras haber acusado a la mandataria Cristina Fern¨¢ndez de encubrir a terroristas iran¨ªes
Ya sea por suicido o asesinato, la muerte del fiscal especial Alberto Nisman ha emponzo?ado la pol¨ªtica de Argentina. Es verdad que el ambiente ya era turbio. El 18 de julio de 1994 un coche bomba estall¨® frente a la sede porte?a de la Asociaci¨®n Mutual Israelita Argentina (AMIA), mat¨® a 85 personas e hiri¨® a 300. Nisman era desde 2004 el fiscal especial que investigaba qui¨¦nes fueron los autores intelectuales y ejecutores. El mi¨¦rcoles pasado denunci¨® a la presidenta, Cristina Fern¨¢ndez, por ¡°decidir, negociar y organizar la impunidad de los pr¨®fugos iran¨ªes¡± acusados de perpetrar el atentado. Tras conocer la muerte de Nisman, la presidenta autoriz¨® que se desclasifique la informaci¨®n de los servicios secretos que us¨® el fiscal para acusarla.
Hay pocas acusaciones m¨¢s graves que las de Nisman para un jefe de Estado. Aunque la presidenta no contest¨®, al fiscal le llovieron cr¨ªticas y desmentidos desde varios flancos. El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, tach¨® la denuncia de ¡°disparatada, absurda, il¨®gica, irracional, rid¨ªcula y violatoria de art¨ªculos esenciales de la Constituci¨®n Nacional¡±. Pero la oposici¨®n lo invit¨® a detallar su denuncia en la C¨¢mara de Diputados y Nisman ten¨ªa previsto acudir al Parlamento este lunes. Quer¨ªa dar m¨¢s detalles. Hab¨ªa concedido entrevistas el mi¨¦rcoles y el jueves pasados y no se le ve¨ªa nervioso ni amedrentado.
Nisman solicit¨® el s¨¢bado a sus escoltas (ten¨ªa 10) que lo recogieran al d¨ªa siguiente en su domicilio a las 11.30. Viv¨ªa en un edificio con c¨¢maras de seguridad y vigilancia privada en el barrio de Puerto Madero, uno de los m¨¢s modernos de Buenos Aires. Los guardaespaldas se encontraron la puerta cerrada. Llamaron a su tel¨¦fono y nadie contest¨®. Localizaron a su madre y la trajeron al piso. Ella y un escolta debieron llamar a un cerrajero para abrir la puerta ya que las llaves estaban puestas por dentro. Hallaron al fiscal en el ba?o con un balazo en la sien. A su lado, una pistola del calibre 22 y un casquillo de bala.
La muerte a?ade desconfianza y recelo en un panorama judicial ya enrarecido
Hasta hace apenas dos a?os las relaciones de Nisman con el Gobierno eran aparentemente buenas. El presidente N¨¦stor Kirchner (2003-2007) le hab¨ªa asignado la fiscal¨ªa y no puso reparos en su investigaci¨®n. En 2006 el juez de la causa solicit¨® a Interpol la busca y captura de cinco ex altos cargos iran¨ªes y un liban¨¦s. Y en 2007 Interpol emiti¨® las ¨®rdenes. El juicio estaba en una v¨ªa muerta porque Ir¨¢n se negaba a extraditar a los acusados. Pero el 27 de enero de 2013 los Gobiernos de Ir¨¢n y Argentina firmaron un acuerdo para avanzar en la causa. El acuerdo se firm¨® sin el conocimiento de Nisman. Y el fiscal vio en ¨¦l un intento de Fern¨¢ndez de cambiar la impunidad de los acusados a cambio de acuerdos comerciales con petr¨®leo.
Sus cr¨ªticos aseguran que Argentina nunca lleg¨® a firmar ning¨²n acuerdo energ¨¦tico con Ir¨¢n; que Ir¨¢n tampoco refrend¨® el acuerdo firmado, con lo cual este nunca entr¨® en vigor; y que el ministro de Exteriores, H¨¦ctor Timerman, hab¨ªa solicitado a Interpol que no paralizase las ¨®rdenes de busca. El entonces responsable de Interpol, Ronald Noble, escribi¨® el viernes una carta donde desment¨ªa a Nisman. Y el juez de la causa, Rodolfo Canicoba, se mostr¨® sorprendido por la denuncia, dijo que el fiscal hab¨ªa abierto una investigaci¨®n paralela dentro del mismo expediente. Y a?adi¨® que en vez de haber dirigido el fiscal a los servicios de inteligencia durante la investigaci¨®n fueron esos servicios quienes parec¨ªan haberlo dirigido a ¨¦l.
Nisman solicit¨® el s¨¢bado a sus escoltas (ten¨ªa 10) que lo recogieran al domingo en su domicilio a las 11.30
Ahora, con la muerte tan repentina de Nisman la desconfianza reina en la pol¨ªtica argentina. Desconfianza hacia el futuro de la causa de la AMIA ¡ª?qu¨¦ ser¨¢ de las acusaciones que lanz¨® Nisman?¡ª y hacia el trabajo turbio de los servicios secretos.
A pesar de que los primeros indicios apuntaban al suicidio, muchos periodistas que lo trataron en los ¨²ltimos d¨ªas dicen que no ten¨ªa el aspecto de quien se plantea el suicidio.
La muerte a?ade desconfianza y recelo en un panorama judicial ya enrarecido. Desde la oposici¨®n se acusa al Gobierno de maniobrar para situar en el poder a fiscales y jueces amigos que garanticen la impunidad a la presidenta del Gobierno cuando abandone la Casa Rosada en diciembre. Y desde el Gobierno se acusa a una parte del poder judicial de favorecer a las grandes empresas y a los medios de comunicaci¨®n dominantes.
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