La Ni?a Bomba
Hace 10 d¨ªas una ni?a secuestrada por Boko Haram se acerc¨® a la entrada del mercado de Maiduguri envuelta con explosivo
Hace 10 d¨ªas una ni?a de diez a?os de edad, previamente secuestrada por la organizaci¨®n terrorista Boko Haram, se acerc¨® a la entrada del mercado de Maiduguri, capital del estado de Borno en Nigeria. Al parecer, la ni?a no sab¨ªa que iba envuelta con embutidos explosivos que al estallar causaron la muerte a m¨¢s de una veintena de personas y heridas graves a otro tanto. La ni?a vol¨® en pedazos y el mundo estaba distra¨ªdo en otras protestas contra otros horrores.
Hace menos de un a?o, se aprovech¨® el espacio de estos p¨¢rrafos para asegurar que, al parecer, ni los propios miembros de la organizaci¨®n terrorista conocidacomo Boko Haram de Nigeria saben cu¨¢l es el verdadero significado de su nombre. Fundado en el pueblo de Maiduguri como Congregaci¨®n del Pueblo por la Tradici¨®n del Proselitismo y la Yijad, ganaron el apodo de Boko Haram (que podr¨ªa traducirse como "pecado prohibido") como ep¨ªteto coloquial entre la gente que los identifica desde 2009 como extremistas isl¨¢micos no s¨®lo con etimolog¨ªa indefinida, sino tambi¨¦n sin l¨ªmites en su credo enrevesado: la conversi¨®n forzosa de todo incauto a su interpretaci¨®n particular del Islam, al tiempo que no conviven con la poblaci¨®n musulmana y la profesi¨®n de unir todo militante de su concepto de religi¨®n, al tiempo que incluyen ahora criminales incr¨¦dulos, mercenarios sanguinarios y radicales irracionales. Mohammed Yusuf, fundador de esta Congregaci¨®n del Mal, lleg¨® a asegurar en una entrevista con la BBC de Londres que su cofrad¨ªa luchaba por abatir no s¨®lo la teor¨ªa de la evoluci¨®n de Darwin y las oportunidades de educaci¨®n entre mujeres, sino rechazar abiertamente la redondez de la Tierra. Para ¨¦l y sus fan¨¢ticos ignorantes, la noci¨®n de que vivimos en un planeta esf¨¦rico contradice las ense?anzas de lo ellos entienden por Islam, tanto como se niegan a creer que la lluvia es en realidad agua evaporada por el Sol.
Para Boko Haram la noci¨®n de que vivimos en un planeta esf¨¦rico contradice las ense?anzas de lo ellos entienden por Islam
La animalidad de la ignorancia se vuelve violenta no s¨®lo porque su condici¨®n esencial contenga la palabra mal, sino porque se intent¨® combatirla no con la raz¨®n. Yusuf y sus seguidores se volvieron terroristas contra toda forma de lo que llaman educaci¨®n y cultura occidental: violencia ante cualquier insinuaci¨®n de democracia y ni imaginar el asco que les provoca escuchar que alguien hable de fotos¨ªntesis. Sin embargo, antes de que muriera su l¨ªder Mohammed Yusuf se supo que llevaba una vida lujosa, que hablaba perfecto ingl¨¦s y que ten¨ªa a su disposici¨®n un Mercedes Benz con chofer.
Entra en escena Abubakar Shekau ¡ªresponsable del secuestro de m¨¢s de 200 ni?as nigerianas y a quien podemos ver en un terror¨ªfico v¨ªdeo donde habla con la cabeza inclinada como pantera, con su metralleta cuerno de chivo como b¨¢culo, la mirada de odio puro y la mano que se extiende hacia la c¨¢mara como lengua de v¨ªbora. Shekau es un veneno escurridizo y sanguinario a quien en varias ocasiones se daba por muerto y nadie sabe con precisi¨®n si realmente naci¨® en el norte de Nigeria o en la vecina N¨ªger. No se saben las fechas de su edad, pero s¨ª la trayectoria con la que hered¨® comandar a la Congregaci¨®n del Mal fundada por el irracional Yusuf. La frase que explica su curriculum qued¨® filmada otro v¨ªdeo donde afirma "Disfruto matando a todo aquel que Dios me ordena matar, de la misma manera que disfruto matando pollos y carneros".
Gilbert Keith Chesterton public¨® en 1907 El hombre que fue jueves, con el subt¨ªtulo Una pesadilla. Se trata de una obra maestra del indispensable autor ingl¨¦s que entreteje en sus p¨¢rrafos ¡ªtal como hizo en ensayos, art¨ªculos y sobremesas¡ª profundos misterios teologales con tramas sabrosas, di¨¢logos perfectos, paseos en prosa y personajes inolvidables. Situada en un Londres de neblina y gabardinas, El hombre que fue jueves es la pesadilla que vive un detective de Scotland Yard llamado Gabriel Syme, que siente un mareo como de insomnio o burbujas de champ¨¢n desde las primeras p¨¢ginas de esta historia en la que su misi¨®n es espiar a una secreta organizaci¨®n anarquista cuyos siete miembros llevan como sobrenombre los d¨ªas de la semana. En una tertulia ocasional, Syme discute sobre poes¨ªa con un tal Lucian Gregory, declarado anarquista que no s¨®lo cree sino que lucha a favor de convencernos a todos que la esencia de la poes¨ªa se encuentra en revuelta, rebeli¨®n y revoluci¨®n contra toda forma de ley. El disfrazado detective defiende la postura contraria e intenta convencer al pelirrojo poeta anarquista que no hay nada m¨¢s po¨¦tico que los horarios puntuales de los trenes, la cuadr¨ªcula de la ley por encima de toda forma de la anarqu¨ªa y que no debe quedar nada al azar en los destinos de todas las voluntades humanas. Su discusi¨®n, como la de toda la novela, se debate entre la abierta existencia del libre albedr¨ªo y la a veces inexplicable recurrencia del mal irracional y masivo.
Curiosamente, las ¨¦pocas en que anarquistas ingleses lanzaban bombas redondas y negras con mechas chispeantes como de caricaturas se asemejan mucho a los enloquecidos lances de quienes env¨ªan virus por correspondencia, bombas en furgonetas o el secuestro de m¨¢s de doscientas mujeres inocentes sin que puedan ser localizadas por ning¨²n sat¨¦lite. Aqu¨ª donde se esfuman aviones en un vac¨ªo que escapa los modernos localizadores cibern¨¦ticos que contienen los modernos tel¨¦fonos, all¨ª donde las vemos rezando pasajes del Cor¨¢n en un coro aterrorizado que acompa?a los dictados del enloquecido Abubakar Shekau quien afirma que no entiende por qu¨¦ quieren los padres de esas ni?as su salvaci¨®n o rescate, si ¨¦l mismo afirma que ya han sido rescatadas al ser convertidas a lo que ¨¦l cree que es el Islam.
Al filo de la muerte, ?m¨¢s de 200 ni?as cuyo ¨²nico delito era estudiar en una escuela donde se preparaban para convertirse en m¨¦dicos o ?abogadas
Mi¨¦rcoles le dice a Lunes que considere lo dicho por un Viernes. Martes se queda ponderando la candidatura de un poeta pelirrojo como posible Jueves, mientras S¨¢bado se niega a contradecir todo lo que diga el Domingo... la tertulia de los d¨ªas en la novela de Chesterton se vuelve el camarote de los hermanos Marx... donde resulta que eligen como Jueves, no al poeta anarquista, sino al agente encubierto Gabriel Syme, quien para su sorpresa y la de los lectores, descubre p¨¢rrafo a p¨¢rrafo que los dem¨¢s hombres que son d¨ªas, son tambi¨¦n agentes encubiertos, todos polic¨ªas disfrazados de anarquistas, menos Domingo que aparentemente es la naturaleza misma de un todo donde se conjugan el Bien y el Mal con may¨²sculas.
Los titulares del martes opacan la noticia espectacular del s¨¢bado y un viernes cualquiera se vuelve chisme por falta de inter¨¦s en los suplementos del s¨¢bado... Lunes intenta despertar el letargo que arrastran los lectores desde el mi¨¦rcoles ya pasado y ya nadie sabe en realidad qui¨¦n es o qu¨¦ cuenta Jueves. Mientras tanto, tiemblan al filo del abismo las vidas de m¨¢s de doscientas ni?as cuyo ¨²nico delito seg¨²n sus captores era ser internas en una escuela donde se preparaban para convertirse en m¨¦dicos, abogadas, ingenieros, maestras, arquitectas de un mejor futuro para sus familias, para sus comunidades, para otros ni?os y ni?as mucho m¨¢s all¨¢ de las mazmorras de la ignorancia. Al filo de la muerte, hoy hay m¨¢s de doscientas ni?as y j¨®venes (alrededor de cincuenta de ellas lograron escapar en el momento de su secuestro masivo), la mayor¨ªa de ellas cristianas, aunque en la absurda vehemencia de sus captores se llevaron tambi¨¦n a estudiantes musulmanas. M¨¢s de doscientas ni?as, hoy al filo de la muerte, que han sido arrancadas de sus hogares y del transcurso de sus d¨ªas por la absurda vehemencia de quienes niegan las razones de la lluvia, la redondez de la Tierra o el origen de las especies. Hoy, al filo de la muerte, m¨¢s de doscientas ni?as... o bien, una sola mujer joven que intenta ejercer su derecho al saber y so?ar un mejor futuro para todos los d¨ªas. Una sola ni?a a quien se le orden¨® que caminara hacia la entrada de un mercado, quiz¨¢ sin saber que al contemplar una pila de naranjas alguien, algunos, un solo cobarde la har¨ªa estallar en mil pedazos para espanto del mundo en medio de tanto silencio.
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