¡°Encargu¨¦ que mataran a los estudiantes y destruyeran todo¡±
El Gobierno mexicano da por asesinados e incinerados a los 43 normalistas
Los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa han dejado el mundo de los desaparecidos y entrado oficialmente en el de los muertos. Desde este martes, las autoridades mexicanas les consideran fallecidos y sostienen, ya sin asomo de duda, que fueron detenidos, asesinados e incinerados. Y todo por una terrible confusi¨®n: los sicarios de Guerreros Unidos les tomaron por integrantes de un cartel rival, Los Rojos. Esta conclusi¨®n, rechazada de plano por las familias, abre el camino al cierre de un caso que ha convulsionado al pa¨ªs como pocos en la historia reciente y cuya persistencia en las primeras planas, alimentada por las dudas sobre la investigaci¨®n oficial, lo hab¨ªa transformado en un hu¨¦sped inc¨®modo para el Ejecutivo. Un foco de erosi¨®n y protesta ante el que el presidente, cuyo nivel de aceptaci¨®n popular toca m¨ªnimos hist¨®ricos, ha decidido pasar p¨¢gina: ¡°Estoy convencido de que este instante, este momento de la historia de M¨¦xico, de pena, tragedia y dolor, no puede dejarnos atrapados; no podemos quedarnos ah¨ª¡±.
En este nuevo cap¨ªtulo de la tragedia de Iguala ha jugado un papel fundamental la reciente detenci¨®n de Felipe Rodr¨ªguez Salgado, alias El Cepillo. Este sicario de Guerreros Unidos, l¨ªder de una c¨¦lula de 10 maleantes, fue el hombre que, seg¨²n confesi¨®n propia, recibi¨® la instrucci¨®n de su jefe de liquidar a los estudiantes. El n¨²cleo de su espeluznante declaraci¨®n habla por s¨ª mismo: ¡°El Chucky [su jefe] me llam¨® por tel¨¦fono y me dijo que me iban a entregar dos paquetes con detenidos y que eran de Los Rojos [¡] Eran entre 38 y 41, no los cont¨¦; algunos ven¨ªan amarrados con mecate o esposados, y otros golpeados y ensangrentados [¡]. Al llegar al basurero de Cocula, bajamos a los estudiantes de las camionetas. Me percat¨¦ de que algunos, los que estaban abajo, ya hab¨ªan muerto, creo que por asfixia. Quedaban vivos unos 15 a 18 estudiantes [¡]. Le encargu¨¦ a El Pato que se hiciera cargo de todo, de entrevistarles y darles piso y que destruyera todo [¡]. El Pato ya hab¨ªa acostado a cuatro detenidos y les dispar¨® en la nuca¡±.
Con esta explosiva confesi¨®n en la mano, el Gobierno mexicano decidi¨® salir en tromba y poner punto final a las especulaciones sobre la tragedia de Iguala. Para ello puso delante de las c¨¢maras al procurador general, Jes¨²s Murillo Karam, y al director de la Agencia de Investigaci¨®n Criminal, Tomas Zer¨®n. Ambos dieron un intenso repaso a las investigaciones efectuadas: 487 informes periciales, 386 declaraciones, 99 detenidos, 95 tel¨¦fonos m¨®viles investigados, 14 registros¡ De esta bater¨ªa de pruebas destacaron los restos ¨®seos (uno de ellos identificado por el ADN como perteneciente al normalista Alexander Mora Venancio), las trazas de la pira que supuestamente devor¨® los cad¨¢veres, las confesiones de los sicarios y los agentes municipales, los reconocimientos de los supervivientes, as¨ª como las conexiones y ubicaciones de los tel¨¦fonos celulares esa noche. Todo ello les permiti¨® ofrecer un cuadro final, ¡°una verdad hist¨®rica¡± de lo ocurrido, y que, en esencia, corresponde con la reconstrucci¨®n oficial conocida desde noviembre pasado.
El relato se inicia la tarde del 26 de septiembre, cuando los normalistas entraron en Iguala (Guerrero) con la intenci¨®n de recaudar fondos para sus actividades y de tomar a la fuerza cuatro autobuses para asistir a la conmemoraci¨®n de la matanza de Tlatelolco en la Ciudad de M¨¦xico. Su llegada a una localidad sometida al imperio del cartel de Guerreros Unidos no pas¨® inadvertida. Los halcones alertaron a sus jefes, entre ellos, al propio alcalde y su esposa, dos importantes integrantes de la organizaci¨®n criminal. La orden de pararles devino en locura. La Polic¨ªa Municipal de Iguala, una terminal del narco, inici¨® una feroz persecuci¨®n que dej¨® sobre el asfalto seis muertos y permiti¨® la captura de 43 aterrados estudiantes. Para borrar huellas, se les puso en manos de los agentes del vecino municipio de Cocula, igualmente corruptos. Los sicarios estaban convencidos de que entre los estudiantes hab¨ªa miembros del cartel rival, Los Rojos. Y de la captura se pas¨® al exterminio. Los normalistas fueron entregados a los sicarios en el paraje de Lomas del Coyote. Subidos en dos camionetas, fueron trasladados hasta un rec¨®ndito basurero de Cocula. Apilados como bestias, uno encima del otro, la mayor¨ªa lleg¨® muerta por asfixia. A los supervivientes, una vez en el vertedero, les mataron de un tiro en la nuca. Sus cad¨¢veres fueron incinerados en una inmensa pira y los restos, siempre seg¨²n esta versi¨®n, arrojados en bolsas de basura al r¨ªo San Juan.
Pese a la abundancia de testimonios aportados, la intenci¨®n gubernamental de pasar p¨¢gina va a ser dif¨ªcil del cumplir. El propio procurador general reconoci¨® que mientras no se detenga a todos los implicados la investigaci¨®n seguir¨¢ abierta. Entre los pr¨®fugos se encuentran los jefes policiales de Iguala y Cocula y tambi¨¦n los lugartenientes de Guerreros Unidos que dieron la orden de matar a los estudiantes. Sus testimonios son claves para despejar las ¨²ltimas dudas. Entre ellas, la fundamental: por qu¨¦ los sicarios tomaron a los estudiantes por un cartel rival. Murillo Karam se?al¨® que no hay ninguna prueba que indiqu¨¦ que hubiera infiltrados del narco entre los estudiantes. Y si esto es as¨ª, ?qu¨¦ ocasion¨® esa terrible confusi¨®n?
Tampoco le resultar¨¢ f¨¢cil al Gobierno, en pleno a?o electoral, restaurar la confianza. Las familias de los fallecidos se han distanciado de las tesis oficiales. Para muchos de ellos, el Ejecutivo carece de credibilidad y se niega a llegar al final de la trama. ¡°Repudiamos la forma de actuar el Gobierno, pretenden cerrar de forma descarada el caso y no les importa el da?o que causen a las familias. No bastan las declaraciones de los asesinos, queremos una demostraci¨®n cient¨ªfica. Los padres seguimos en la lucha¡±, se?al¨® el portavoz de las familias, Felipe de la Cruz. ¡°Falta de mascada informaci¨®n no podemos permitir que este caso se cierre de un d¨ªa para otro¡±, afirm¨® el representante de los normalistas, David Flores.
Bajo esta borrasca, algunos medios que han llegado a apuntar a la responsabilidad del Ej¨¦rcito y de la Polic¨ªa Federal en la matanza. Una imputaci¨®n que desmienten las autoridades mexicanas. Pero la hoguera dif¨ªcilmente se apagar¨¢. Las protestas por la tragedia de Iguala siguen convocando a miles de personas y, en un pa¨ªs que se ha visto sacudido en pocos meses por una sucesi¨®n de esc¨¢ndalos en las m¨¢s altas esferas, cualquier chispa puede ahondar la crisis.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
M¨¢s informaci¨®n
A ustedes, desde Ayotzinapa
Archivado En
- Caso Ayotzinapa
- Iguala
- Protestas estudiantiles
- Matanza civiles
- Guerrero
- Personas desaparecidas
- Cargas policiales
- Acci¨®n policial
- M¨¦xico
- Acci¨®n militar
- Casos sin resolver
- Estudiantes
- Polic¨ªa
- Casos judiciales
- Comunidad educativa
- Norteam¨¦rica
- Fuerzas seguridad
- Latinoam¨¦rica
- Am¨¦rica
- Educaci¨®n
- Conflictos
- Justicia
- Movimiento estudiantil
- Jes¨²s Murillo Karam
- Tom¨¢s Zer¨®n