A ustedes, desde Ayotzinapa
La psic¨®loga, que ha trabajado en el apoyo a los familiares de los 43 estudiantes desaparecidos en Guerrero, relata en esta carta sus propias sensaciones respecto al dolor
A ustedes:
Les escribo a ustedes de quienes solo tenemos un relato cruel y s¨¢dico, a ustedes que siguen siendo esperados, a ustedes que sin saberlo han movido masas en su nombre, a ustedes cuyos rostros son publicados en los diarios de todo el mundo, a ustedes de quienes no sabemos nada desde hace tres meses, a ustedes que arden de c¨®lera por las injusticias que vive M¨¦xico. A ti, Pepa, que prometiste llamarme despu¨¦s del viaje y ya nunca pudiste hacerlo, a los que me leen, a los que no conozco, a los tibios que viven inmunes e indiferentes el dolor del pa¨ªs, a los que claman justicia.
En estos tiempos, el jueves es todos los jueves. Las personas son sombras, los d¨ªas son largos, la ausencia es vac¨ªo, y los instantes son fotograf¨ªas, no cambian, siempre las mismas. Rostros afligidos, miradas llenas de rabia, voces que ya no gritan, llantos que ya no se escuchan.
La gente deambula por la cancha hechizada por el recuerdo olvidado de la fiesta navide?a; de ese olvido proviene la tristeza de estos d¨ªas. ¡°Alg¨²n d¨ªa recordaremos, recordaremos que fuimos¡±, se dec¨ªan con la seguridad de que el origen de la fiesta, como todos los gestos del hombre, como todo aquello que guarda la memoria, es sostenido por la nostalgia y el arrebato del deseo.
No se sabe con exactitud el d¨ªa, pero huele a diciembre. Las casas del pueblo han colgado luces, la gente camina de prisa ?A d¨®nde se dirigen con tanta prisa? Lo ignoro. En medio de la cancha han puesto un ¨¢rbol de inspiraci¨®n navide?a, pero en vez de una estrella, en lo alto hay un n¨²mero dorado: 43. Las esferas son fotograf¨ªas de 43 estudiantes que no est¨¢n, por quienes sus familiares suspiran y suspiran cada vez que las miran. De las fotos cuelgan mensajes de reclamo, de tristeza, de desespero, de dolor. Lo observo detenidamente, prendo un cigarro, me admiro al ver el ¨¢rbol, las fotos, las notas... me cuesta dar una opini¨®n. Me siento en el pupitre color naranja. Le doy tiempo a mis impresiones, a las sensaciones, a las ideas, que sean ellas las que hablen por m¨ª, yo no soy capaz de hablar. ¡°Esta no ser¨¢ una navidad tradicional¡±, me digo en silencio. Aqu¨ª no habr¨¢ regalos recargados en el ¨¢rbol, ni villancicos de fondo; aqu¨ª no habr¨¢ abrazos de alegr¨ªa y goce, aqu¨ª no habr¨¢ gente vestida con ropa nueva, abrigos largos, botas que huelan a piel, cabellos alaciados, mezcla de perfumes finos, rostros con maquillaje fresco, mesas decoradas con diversidad de platillos; por lo tanto, aqu¨ª tampoco podr¨ªa adornar un ¨¢rbol con bolas caras, y olor a pino fresco. Entonces entend¨ª d¨®nde estaba parada.
La se?ora Ofelia (nombre supuesto) cose con un hilo verde oliva una servilleta con aire de despreocupada. ¡°?Qu¨¦ es?¡±, le pregunto. ¡°Es una servilleta con el nombre de mi hijo, se lo pondr¨¦ en el pupitre donde est¨¢ su foto. Para Navidad, es un regalo¡±, respondi¨® sin mirarme. ¡°?Sabe, se?orita? Antes me ag¨¹itaba por ser pobre, cre¨ª que era lo peor que le pod¨ªa pasar a uno en la vida. Pero ahora creo que si tuviera dinero, el dolor ser¨ªa igual. No s¨¦ c¨®mo viven los ricos, si ellos pasan por estas cosas, o quiz¨¢ si respeten a sus hijos. Pero para m¨ª, hoy, mi condici¨®n de pobreza no me duele tanto. Pensar que no s¨¦ d¨®nde est¨¢ mi hijo, si tiene fr¨ªo, hambre... Eso es dolor¡±. De nuevo, me qued¨¦ helada. Por un instante se me congelaron las ideas, sus palabras traspasaron mi firmeza. El ¨¢rbol, la servilleta con el nombre bordado, el discurso de la se?ora, me llevan a situaciones desconocidas, a frases incompletas, me provoca dolores en el cuerpo. ?Qu¨¦ se puede decir ante eso, ¨¢rboles que no representan lo que he conocido por Navidad en mis 31 a?os de vida, bordados para aquellos de los que no sabemos su paradero? Tomo aire y busco bien cada palabra que voy a decir. ?Aqu¨ª uno sabe tan poco! Aqu¨ª la experiencia se doblega, las teor¨ªas son obsoletas.
En el lado izquierdo de la cancha hay nuevas pancartas que llevan mensajes de solidaridad de estudiantes de otras normales. Hay fotograf¨ªas que muestran los rostros de personas que, seguramente, los padres de los 43 desaparecidos nunca conocer¨¢n. En ellas, sostienen letreros con mensajes que piden justicia. "?Vivos los queremos!". Penden tambi¨¦n banderas de distintos pa¨ªses. Junto a ellas, hay una monta?a de ropa que fue llevada qui¨¦n sabe por qui¨¦n para que elijan algo que llevarse. ?Qu¨¦ m¨¢s se les puede dar para que su dolor sea menos, acaso es la ¨²nica forma de compensar su falta? ?Cu¨¢ntos kilos de ropa, servilletas bordadas y mensajes ser¨ªan necesarios para ello?
Mis d¨ªas en la Escuela Normal est¨¢n contados y me pregunto qu¨¦ har¨¦ con todas las historias que me llevo de ellos. Ser¨¢ dif¨ªcil insertarme en mi vida ajetreada en el DF sin pensar en c¨®mo estar¨¢ la se?ora Ofelia, si ya termin¨® la servilleta, si no hay noticias nuevas, si no planean m¨¢s marchas, si no buscan mis o¨ªdos para ser escuchados. Me llevo el recuerdo de unos guerreros apostando hasta la vida por los suyos, tocados por el dolor. Me llevo la satisfacci¨®n y certeza de que son el ejemplo de una sociedad despierta a la que se le ha arrancado todo excepto el miedo. Me llevo el valor de hablar en su nombre cuando sea necesario, me llevo el coraz¨®n pleno por haber sido parte de sus vidas de manera temporal. A cambio de esto, prometo guardar muy bien cada una de las historias que me han contado, prometo seguir sus pasos desde la distancia, prometo seguir reclamando justicia en honor a sus hijos, prometo recordar cada abrazo compartido. Prometo no olvidad nunca.
Pepa, mencionada en el primer p¨¢rrafo, era psic¨®loga de MSF que tambi¨¦n prestaba atenci¨®n a los familiares y compa?eros de los desaparecidos, falleci¨® en Espa?a el pasado mes de noviembre a causa de una enfermedad.
Natalia Huerta P¨¦rez es psic¨®loga de MSF y estuvo asistiendo a los familiares de los desaparecidos. Escribi¨® esta carta para rendir homenaje a las v¨ªctimas durante las pasadas Navidades. Unas semanas despu¨¦s, ha decidido compartir sus emociones con los lectores de Planeta Futuro.
Un equipo de M¨¦dicos Sin Fronteras (MSF) se encuentra desde el pasado mes de octubre en la Escuela Normal de Ayotzinapa para ofrecer acompa?amiento psicosocial y terap¨¦utico, a trav¨¦s de actividades psicoeducativas y consultas psicol¨®gicas, a cerca de 400 familiares y compa?eros de los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala, en el estado mexicano de Guerrero.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Caso Ayotzinapa
- MSF
- Matanza civiles
- Iguala
- Protestas estudiantiles
- Movimiento estudiantil
- Guerrero
- Cooperaci¨®n y desarrollo
- Cargas policiales
- ONG
- Personas desaparecidas
- M¨¦xico
- Solidaridad
- Acci¨®n policial
- Estudiantes
- Casos sin resolver
- Norteam¨¦rica
- Polic¨ªa
- Comunidad educativa
- Casos judiciales
- Latinoam¨¦rica
- Fuerzas seguridad
- Am¨¦rica
- Conflictos
- Relaciones exteriores
- En primera l¨ªnea
- Planeta Futuro