El eje de la soberan¨ªa
Europa se est¨¢ reconfigurando en torno a un resurgir de los nacionalismos Grecia es s¨®lo un aviso
?Qu¨¦ hace Marine Le Pen, la l¨ªder del derechista, xen¨®fobo y eur¨®fobo Frente Nacional franc¨¦s, felicitando por su victoria a Alexis Tsipras, el l¨ªder del primer partido de izquierda radical que consigue llegar al Gobierno en la Europa comunitaria? La respuesta no est¨¢ en Par¨ªs, sino en Atenas, donde la primera decisi¨®n de Tsipras tras ganar las elecciones ha sido buscar los votos de la derecha nacionalista griega. Tsipras podr¨ªa haber buscado los votos de alguna de las otras fuerzas regeneradoras de la pol¨ªtica griega, como los centristas liberales de To Potami, pero ha preferido pactar con los Griegos Independientes, un grupo escindido de Nueva Democracia, el partido de centroderecha desde el que Samar¨¢s ha gobernando Grecia en los ¨²ltimos a?os, que tambi¨¦n articula sus demandas a la UE bajo la etiqueta de la recuperaci¨®n de la soberan¨ªa.
Una de las primeras decisiones de Tsipras, tras reunirse con el embajador ruso en Grecia, que le ha trasladado una carta de felicitaci¨®n de Putin, ha sido posicionarse en contra de la adopci¨®n de nuevas sanciones a Rusia por parte de la UE. Aqu¨ª tampoco estamos ante ninguna sorpresa: Syriza, al igual que Podemos y el resto de los partidos de la izquierda europea, vienen sistem¨¢ticamente votando a favor de Rusia y en contra de Ucrania desde que en mayo del a?o pasado llegaran al Parlamento Europeo. Sea por prejuicios ideol¨®gicos, ignorancia o por puro cinismo ideol¨®gico, Alexis Tsipras, Pablo Iglesias y compa?¨ªa parecen estar convencidos de que Vlad¨ªmir Putin, un nacionalista que gobierna con una de las oligarqu¨ªas m¨¢s corruptas del planeta, preside un pa¨ªs con desigualdades sociales sangrantes, se apoya en la iglesia ortodoxa y persigue a periodistas, homosexuales y feministas, es de izquierdas.
?Incomprensible? No. Europa se est¨¢ reconfigurando pol¨ªticamente, pero no a lo largo de un eje izquierda-derecha, tampoco separ¨¢ndose entre Norte y Sur; ni siquiera, como a veces hemos imaginado, en torno a c¨ªrculos conc¨¦ntricos, con un euron¨²cleo fuertemente integrado y una periferia con distintos grados de afinidad. Europa se est¨¢ reconfigurando en torno a un eje soberanista-populista, o lo que es lo mismo, en torno a un resurgir de los nacionalismos (de nuevo cu?o, y seguramente compatibles con la democracia, pero al fin y al cabo nacionalismos).
Grecia es s¨®lo un aviso de un fen¨®meno que no tiene que ver estrictamente con el euro ni con la troika, y que es profundamente europeo. En Reino Unido, donde en mayo habr¨¢ unas elecciones que pondr¨¢n a prueba el techo de los eur¨®fobos de Nigel Farage, pero tambi¨¦n en Suecia, donde no circula ni el euro ni la troika, el auge de estos movimientos y partidos es igual de preocupante que en el coraz¨®n del euro. Dentro de la UE, sea en Francia, Alemania, Italia, y ahora tambi¨¦n en Espa?a, surgen partidos cuyo relato es el mismo: la UE ha ido demasiado lejos, secuestrando la democracia, dicen tanto Marine Le Pen como Tsipras, Nigel Farage o Pablo Iglesias. Es hora de dar la voz al pueblo y recuperar la soberan¨ªa, concluyen. ?Europa es el problema, la naci¨®n es la soluci¨®n? Que no cuenten conmigo.
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