Vamos a necesitar un cubo m¨¢s grande

Cuando abrimos el grifo en S?o Paulo y no sale nada, y sabemos que pronto llegar¨¢ el d¨ªa que no habr¨¢ nada al d¨ªa siguiente y al otro y al otro y as¨ª durante un tiempo que nadie sabe cu¨¢nto ser¨¢, y quien dice saberlo miente, descubrimos que nos han quitado mucho m¨¢s que el agua. Esta es la parte aterradora. Y es aterradora m¨¢s all¨¢ de las ¡°vidas secas¡±. El terror es menos por lo que ahora falta y m¨¢s por lo que nunca hubo. El terror se produce por la p¨¦rdida de la fantas¨ªa de que todo estaba bajo control. Y, de repente, aquellos que repet¨ªan que est¨¢bamos bien, muy bien, nos muestran que, en realidad, estamos todos bien perdidos. El estado de torpor de los habitantes de S?o Paulo ha sido taladrado por la realidad; se ha abierto una grieta que tal vez sea imposible cerrar. En el fondo de este agujero no hay vac¨ªo, sino un espejo. Es en este punto donde existe algo fascinante: cuando el habitante de S?o Paulo se vuelve todos nosotros, encarna al humano de esta ¨¦poca, una cat¨¢strofe delante de la cat¨¢strofe. Nosotros, el futuro que lleg¨® primero.

?Qu¨¦ ser¨¢ de nosotros en este mundo en el que el clima est¨¢ alterado, en este planeta ahora m¨¢s hostil por nuestra acci¨®n? ?Qu¨¦ filosof¨ªa produciremos? ?Y qu¨¦ significados crearemos?

S?o Paulo sin agua es una imagen fuerte: la ciudad extendida en la que m¨¢s de 20 millones viven a la orilla de un r¨ªo que matamos. La ciudad que se convirti¨® en un invernadero, abarrotada de coches que se mueven m¨¢s y m¨¢s lentamente, quemando combustibles f¨®siles y lanzando gases a la atm¨®sfera. La ciudad que deforest¨® el entorno de los manantiales y se qued¨® desprotegida. La ciudad en la que, cuando cae la lluvia, parece que se evaporara antes de tocar el suelo convertido en hormig¨®n, y en las tempestades se inunda y se destruye porque el cemento no puede absorber el agua. Las chimeneas de la f¨¢bricas del siglo XX del S?o Paulo ¡°que amanece trabajando¡±, los tubos de escape de los coches de cada d¨ªa son falos deca¨ªdos. Las ilusiones de poder y de superaci¨®n, el sin l¨ªmite de la modernidad, se convierten en polvo en la ciudad inmensa, transformando a S?o Paulo en un monumento que no so?¨® ser. Y a nosotros en personajes tr¨¢gicos.

El d¨ªa en el que las autoridades se desmoronaron

El momento en el que la maquinaria del mundo se abri¨® para la mayor¨ªa fue a finales de este enero, al anunciarse que podr¨ªa haber un turno 5x2: cinco d¨ªas sin agua, dos con agua. La clase media corri¨® a comprar cajas de botellas de agua extra y garrafas; hubo quien almacen¨® centenares de litros; los cubos se convirtieron en objetos de deseo. Recordaba a ¡°Tibur¨®n¡±, la pel¨ªcula de Steven Spielberg, que tal vez haya inaugurado el concepto de blockbuster, en la escena en la que el monstruo emerge con una boca capaz de limpiarse los dientes con el barco que pretend¨ªa cazarlo, y el sheriff de la ciudad dice, en frase que se ha convertido en antol¨®gica para los amantes del cine: ¡°Vamos a necesitar un barco m¨¢s grande¡±. Parece que por aqu¨ª vamos a necesitar un cubo m¨¢s grande.

Nuestro momento presente es tremendo. Necesitar¨ªamos tener en el poder a un estadista. A una persona capaz de situar el inter¨¦s p¨²blico por encima de sus ambiciones electorales; alguien que comprendiera la magnitud de lo que est¨¢ en juego; un pol¨ªtico con una visi¨®n del siglo XXI. Nuestro desamparo es mayor porque no tenemos esa figura ni en el gobierno de S?o Paulo ni en el gobierno del pa¨ªs. Tenemos al frente del Estado de S?o Paulo a un tipo con mentalidad de concejal de ciudad peque?a. Y no tengo nada en contra de los concejales de ciudades peque?as, que los hay buenos, solo que, para un gobernador, la responsabilidad es m¨¢s amplia y la pol¨ªtica debe ser ejercida a otro nivel. Y en Planalto, la sede del gobierno federal, tenemos a una presidenta que se nos vendi¨® como ¡°gerente¡±, que no es exactamente lo que se espera de alguien que lidera un pa¨ªs, pero, como todo puede ser susceptible de empeorar, demostr¨® ser una mala gerente ya desde su primer mandato.

El futuro ha llegado antes de tiempo y justo en el momento en el que las instituciones pol¨ªticas y los grandes partidos est¨¢n desacreditados

El futuro ha llegado antes de tiempo. Justo en el momento en el que las instituciones pol¨ªticas y los grandes partidos est¨¢n desacreditados; en el que se puede mentir para ganar unas elecciones y decir lo contrario en seguida. As¨ª ha sido como la poblaci¨®n ha descubierto que las autoridades no solo falsearon la realidad sino que no saben qu¨¦ hacer ahora, cuando el desastre se nos ha venido encima. Las autoridades se desautorizaron a s¨ª mismas en un fen¨®meno pol¨ªtico tan grave como complejo. Y la poblaci¨®n se encontr¨® sola y con el monstruo en la sala.

La realidad da miedo, pero tambi¨¦n resulta muy interesante. Ninguno de los gobernantes que han permitido que la situaci¨®n haya llegado a este punto ¨Csin olvidar que R¨ªo de Janeiro, Minas Gerais y Esp¨ªrito Santo van por el mismo camino¨C est¨¢n en el poder por un proceso autoritario. No, est¨¢n ah¨ª porque les ha votado la mayor¨ªa de los que hoy se sienten desamparados. En el caso de S?o Paulo, el PSDB, (Partido Socialdem¨®crata Brasile?o), va para 24 a?os en el gobierno. Hay toda una generaci¨®n de paulistas que naci¨®, pas¨® la infancia, la adolescencia y se hizo adulta bajo el liderazgo de las mismas siglas sin alternancia alguna en el poder. Dilma Rousseff est¨¢ en su segundo mandato y el PT (Partido de los Trabajadores) va para 16 a?os en Planalto. Geraldo Alckmin fue elegido en primera vuelta cuando la ¡°crisis del agua¡± ya era evidente, aunque el gobernador hab¨ªa negado la gravedad de la realidad durante toda la campa?a. Fue elegido en primera vuelta en parte porque ofrec¨ªa a los electores la oportunidad de seguir fingiendo que estaba ¡°todo controlado¡±. Y de este modo, nadie necesit¨® moverse, cambiar viejos h¨¢bitos perniciosos, ni asumir la responsabilidad de economizar agua.

Ante la negaci¨®n de las autoridades, ciudadanos exigen decisiones reales en un mundo real, antes de que solo quede el ¨¦xodo

Como dice en Twitter Andr¨¦ Vallias, poeta y dise?ador gr¨¢fico, refiri¨¦ndose a la situaci¨®n del agua y de la energ¨ªa: ¡°Brasil no es el Pa¨ªs del Futuro, sino de la Fatalidad: detr¨¢s de esa palabra, nuestras autoridades se esconden para huir de la responsabilidad¡±. Y eso vale tambi¨¦n para los alcaldes, en especial para Fernando Haddad (PT), en S?o Paulo, y los de las ciudades del Gran S?o Paulo, que parecen haberse despertado ayer, y tambi¨¦n para los parlamentarios de este Congreso, que inician un nuevo mandato atrapados en el viejo lodo viciado, consiguiendo que la mayor¨ªa ni siquiera espere nada de ellos, a no ser m¨¢s de lo peor. Pero si la responsabilidad de las autoridades electas es mucho mayor y deben responder tanto por lo que no hicieron ni dijeron como por lo que s¨ª dijeron e hicieron, ning¨²n ciudadano es inocente, aunque algunos puedan ser menos culpables que otros.

La hora de inspirarse en los j¨®venes y hacerse mayores

Ahora que las figuras paternas y maternas se desmoronan ¨Cy tenemos certeza de eso cuando, ante la cat¨¢strofe actual, mandan rezar a un Padre m¨¢s grande o invocan a San Pedro¨C ser¨ªa una buen momento para hacerse mayores y recuperar la amplitud de la pol¨ªtica, como nos recordaron los manifestantes de 2013 y contin¨²a record¨¢ndonos el Movimiento Pase Libre (Movimento Passe Livre) en 2015 con las protestas por la tarifa cero. Necesitamos estar eternamente agradecidos a estos j¨®venes tan j¨®venes, porque han sido ellos los aut¨¦nticos adultos, en el sentido de haber se?alado que el rey est¨¢ desnudo (y perdido) y que somos nosotros los que tenemos que asumir la responsabilidad de pensar la ciudad. Cada vez que se concentran en las calles contra el aumento de la tarifa del transporte p¨²blico, lo que hacen es una denuncia profunda del modelo desastroso de ocupaci¨®n urbana y de la opci¨®n criminal en favor del transporte privado e individual. Nos recuerdan que, sin la libertad de ir y venir, no somos m¨¢s que cosas. Son ellos los que se mueven frente a la par¨¢lisis alienada de los m¨¢s viejos (y la experiencia de moverse literalmente en las manifestaciones, por las calles de una ciudad que no se mueve, tiene una enorme fuerza simb¨®lica).

En la cat¨¢strofe del agua que se anuncia existen ya focos consolidados de ciudadan¨ªa, otros est¨¢n surgiendo ahora, que agrupan a ciudadanos que han asumido la responsabilidad de participar de las decisiones y de presionar a las autoridades. Mientras el gobernador de S?o Paulo dice que no sabe a¨²n si ser¨¢ necesario hacer turnos de agua, hay ciudadanos empiezan a reclamar que s¨ª; que es preciso que haya turnos ahora, en este momento, porque no es posible volver atr¨¢s en el tiempo y comenzar a hacerlo meses y hasta a?os antes, lo que habr¨ªa hecho la situaci¨®n de hoy menos desesperada. Gente que percibi¨® que deber¨ªamos haber comprendido, desde siempre, que no es posible consumir agua de este modo descuidado, como si los recursos fuesen infinitos, y que jam¨¢s deber¨ªamos habernos acostumbrado a abusos tales como utilizar el agua potable para descargar la cisterna del ba?o o dejar escapar el agua sin crear sistemas de reutilizaci¨®n. Ciudadanos que saben que es necesario cambiar, no por la emergencia, sino para siempre. Mientras el gobernador, una vez m¨¢s, prioriza sus ambiciones electorales y a¨²n est¨¢ ¡°estudiando¡± si habr¨¢ un plan de contingencia, hay ciudadanos que han decidido hacer frente a la realidad y presionar a las autoridades a tomar decisiones reales en un mundo real, antes de que solo quede el ¨¦xodo.

P¨¢nico es lo opuesto al letargo institucionalizado

Este es uno de los pocos efectos positivos de la cat¨¢strofe que se anuncia. Apunta que a¨²n tenemos esperanza si cada uno asume su responsabilidad, incluyendo la de presionar a los poderes p¨²blicos para que asuman la suya propia. Pertenece a ese grupo de reacci¨®n Alianza por el agua que re¨²ne a varias organizaciones que superan sus diferencias en nombre de la emergencia com¨²n. Tambi¨¦n colectivos de periodismo independiente, entre ellos ¡°M¨ªdia Ninja¡± y ¡°A Ponte¡±, que se han unido para documentar el colapso del agua creando Cuenta del Agua en Internet. Ante la poca fiabilidad de la informaci¨®n oficial y la certeza de que fue enga?ada durante demasiado tiempo, la gente se est¨¢ encontrando por todos los lados con la intenci¨®n de comprender la dimensi¨®n de lo que est¨¢ sucediendo, pensar en qu¨¦ hacer y en c¨®mo vivir de aqu¨ª en adelante.

¡°La negaci¨®n como pol¨ªtica de gobierno y como defensa psicol¨®gica¡±

La psic¨®loga paulistana Camila Pavanelli de Lorenzi, de 32 a?os, es una de las que est¨¢n haciendo cosas; de las que se han movido. Est¨¢ empezando a convertirse en una referencia en las redes sociales por su Bolet¨ªn de la falta de agua creado en octubre de 2014. En esta conversaci¨®n conmigo, cuenta c¨®mo pas¨® a repartir el tiempo de su doctorado en la Universidad de S?o Paulo ¨Csobre ¡°los conceptos psicoanal¨ªticos de sublimaci¨®n y realidad¡± a partir de la serie de TV ¡°The Wire¡± y de dos libros en los cuales se basa la serie¨C con su investigaci¨®n personal sobre la cat¨¢strofe actual. Resulta revelador que sea una psic¨®loga la que intente comprender lo que cuentan las noticias del agua m¨¢s all¨¢ de lo que est¨¢ escrito. Las negritas son m¨ªas; los par¨¦ntesis, de ella.

Es imperativo romper con la negaci¨®n: lo que est¨¢ en juego no son obras, sino nuestra desastrosa relaci¨®n con el planeta

?¨C ?C¨®mo comenzaste a hacer el bolet¨ªn?

Camila: Lo empec¨¦ una noche en la que me encontraba especialmente hasta las narices de pasar el d¨ªa leyendo noticias ¨Ctanto de la falta de agua como de la postura oficial del Gobierno de que no faltaba agua¨C y decid¨ª reunir y resumir todo lo que hab¨ªa le¨ªdo en un solo texto. Lo colgu¨¦ en Facebook. Recopilar esas informaciones me alivi¨® algo. Necesitaba (a¨²n necesito) entender qu¨¦ diablos estaba pasando. Hab¨ªa muchas cosas publicadas sobre la falta de agua, pero en diferentes medios y era dif¨ªcil tener una visi¨®n amplia de la gravedad real de la situaci¨®n. Entonces hice esa recopilaci¨®n de noticias aquella noche. Hice lo mismo la noche siguiente con el mismo objetivo de situarme mejor en medio del caos y, de paso, compartir lo que estaba leyendo con mis amigos. Luego no vi motivos para parar. Sent¨ªa (a¨²n siento) que no hab¨ªa un lenguaje para hablar sobre la llamada crisis del agua y que era necesario (es todav¨ªa) crear ese lenguaje. Despu¨¦s de una semana colgando los boletines en Facebook, varias personas comenzaron a sugerirme que crease un blog o tumblr solo para eso. Pens¨¦ que ten¨ªa sentido e hice un tumblr, pero tambi¨¦n sigo colgando los boletines en mi p¨¢gina personal de Facebook para facilitar las comparticiones.

¨C?C¨®mo haces ese seguimiento diario?

Camila: Al principio, lo hac¨ªa todos los d¨ªas. Acced¨ªa a los sites de la noticia, fuesen de los grandes medios o de los alternativos, y a los ¨®rganos oficiales del Gobierno. Ah¨ª una cosa llevaba a la otra. Sal¨ªa una noticia sobre un proceso o decisi¨®n judicial, yo iba detr¨¢s de ese documento. Sal¨ªa una noticia que no diferenciaba muy bien los conceptos de pluviometr¨ªa y flujo, yo iba detr¨¢s de un manual de hidrolog¨ªa para entender los conceptos un poco mejor. Y as¨ª fui construyendo, d¨ªa a d¨ªa, una narrativa sobre la falta de agua en el Estado de S?o Paulo. Parcial, informal, incompleta, amateur. Mi propia narrativa de lo que estamos viviendo, en fin.

¨C?C¨®mo son tus d¨ªas desde entonces?

Camila: Durante el a?o pasado he dedicado cerca de dos horas todas las noches a escribir el bolet¨ªn. He pasado a frecuentar menos el gimnasio, a escribir menos en mi blog personal, a escribir menos e-mail largos a mis amigos. Este a?o, a¨²n no s¨¦ cu¨¢ntas horas me va a llevar esta locura. Todav¨ªa estoy aprendiendo a hacer un bolet¨ªn semanal. Acabo de crear una cuenta en Twitter?para ayudarme; para reunir una preselecci¨®n de links. Voy tuiteando y retuiteando en esa cuenta todo lo que leo interesante. De esa ingente cantidad de noticias, voy seleccionando algunas para tejer la narrativa de la semana.

?Qu¨¦ haces cuando no est¨¢s ocupada con el agua o con la falta de ella?

No podemos permitir que la cat¨¢strofe del agua se reduzca a un problema de seguridad p¨²blica

¨CCamila: Trabajo en mi tesis, cocino, cuido de la casa, escribo en mi blog. Llevo, en suma, la m¨¢s peque?oburguesa de las vidas.

?Qu¨¦ te afecta m¨¢s en esta cuesti¨®n del agua?

¨CCamila: La negaci¨®n. Sobre todo la negaci¨®n como pol¨ªtica del Gobierno. No entiendo nada de agua, medioambiente, gesti¨®n de recursos h¨ªdricos, nada de eso. Pero entiendo mucho de negaci¨®n como defensa psicol¨®gica. La negaci¨®n fue catastr¨®fica en mi vida personal y necesit¨¦ a?os de psicoan¨¢lisis para comenzar a elaborar algunos lutos (para no sonar muy enigm¨¢tica: mi madre muri¨® cuando yo ten¨ªa diez a?os y siempre lo tom¨¦ como un hecho normal y corriente de la vida, como si no fuese nada del otro jueves, ¡°es un fastidio, pero ocurre¡±, etc. Fue a trav¨¦s del psicoan¨¢lisis como pude sentir por primera vez la tragedia que supuso haber perdido a mi madre). Ahora, de repente, observo la negaci¨®n adoptada por el gobierno del Estado como forma de combatir una crisis sin precedentes en la historia de Brasil. Y evidentemente tiene efectos sobre la poblaci¨®n. Me fascina, en realidad, la relaci¨®n entre negaci¨®n como pol¨ªtica de gobierno y negaci¨®n como defensa psicol¨®gica. Porque nadie, de verdad, cree que el agua se vaya a acabar (o si lo cree no consigue concebir lo que significa). Y es comprensible que sea as¨ª. ?C¨®mo levantarse por la ma?ana, ir al trabajo, cuidar a los ni?os ¨Cllevar la vida de siempre, en fin¨C cuando se tiene la perspectiva de que el agua se puede acabar en unos meses? Mejor creer que la crisis no es tan grave. Al final, se han juntado la sed con las ganas de beber: por un lado, la gente que deseaba o¨ªr que todo est¨¢ bien y que podr¨¢ seguir con su vida normalmente; por otro, un gobierno que ha realizado plenamente ese deseo, garantizando que no faltaba ni faltar¨¢ agua en S?o Paulo.

¨CTerminas tus boletines diciendo: ¡°Se permite entrar en p¨¢nico, que el lunes que viene habr¨¢ m¨¢s¡±. Vi en el debate de la Casa de Luna que esa cuesti¨®n entre mantener la calma, como analiz¨® otra participante, y tu proclama/autorizaci¨®n para, al contrario, entrar en p¨¢nico te perturb¨®. ?Qu¨¦ pensaste de esto?

¨CCamila: Me dej¨® perturbada, s¨ª. En los primeros d¨ªas terminaba el bolet¨ªn con ¡°calma, que ma?ana habr¨¢ m¨¢s¡±. Pero luego me di cuenta de que el problema era precisamente que est¨¢bamos demasiado calmados. P¨¢nico, para m¨ª, no es ¡°dios m¨ªo vamos a morir todos, as¨ª que es mejor matarse antes¡±. P¨¢nico, para los objetivos del Bolet¨ªn sobre la falta de agua en S?o Paulo, es lo opuesto del letargo institucionalizado. Es lo opuesto del ¡°no falta agua, no faltar¨¢ agua en S?o Paulo¡±. Es mi manifiesto ¡°antinegaci¨®n¡±. Es una llamada para que la gente se informe sobre lo que est¨¢ sucediendo y, a partir de ah¨ª, lleven a cabo las acciones que consideren m¨¢s adecuadas. Como no creo en acci¨®n sin reflexi¨®n, creo que es importante estar bien informado para decidir qu¨¦ hacer. Y eso a todos los niveles: desde construir la cisterna en casa, hasta exigir soluciones a las autoridades, pasando por organizar redes de solidaridad en los barrios y comunidades.

La batalla de las palabras ha comenzado

La palabra ¡°crisis¡± me parece muy peque?a ante lo que se est¨¢ perfilando. Tal vez cupiese a?os atr¨¢s, en el momento en el que, de haber sido pronunciada, asumida y enfrentada, podr¨ªa haber reducido su impacto. Hoy, no. Algunos vienen sugiriendo la palabra ¡°colapso¡±. Y con colapso se viene a decir la imposibilidad de vivir como antes, la convicci¨®n de que no habr¨¢ m¨¢s ¡°la vida de siempre¡±, algo que no puede ser rehecho sobre las mismas bases. Lo que se anuncia, me parece que puede definirse como ¡°cat¨¢strofe¡±, palabra que he escogido utilizar incluso corriendo el riesgo de ser llamada ¡°apocal¨ªptica¡±, como se han acostumbrado a escuchar todos aquellos que alertan del rumbo peligroso de S?o Paulo y del pa¨ªs, as¨ª como de los desaf¨ªos que supone el cambio clim¨¢tico del planeta desde hace a?os, d¨¦cadas. Ya padecemos en demas¨ªa los eufemismos manejados por las autoridades. Pero aunque sepamos que las palabras son importantes, jam¨¢s podemos olvidar que los l¨ªmites de nuestra condici¨®n humana son irrepresentables, se escapan al lenguaje. Es tambi¨¦n la batalla del lenguaje que entablaremos y en ella cabe todo aquello que no se vuelve palabra.

Es lo que Camila tambi¨¦n dice cuando afirma que a¨²n no ha encontrado el lenguaje para expresar lo que vive. Ella, como todos aquellos que individual o colectivamente se movilizaron para documentar la cat¨¢strofe del agua, son hijos de estos tiempos de Internet y tienen una enorme importancia en la construcci¨®n de la realidad del d¨ªa despu¨¦s. Cuanto m¨¢s diversas sean las versiones, mejor para la b¨²squeda de la verdad de los hechos y para la interpretaci¨®n de las subjetividades. La batalla narrativa ya ha empezado y las artima?as son proporcionales al tama?o del desaf¨ªo.

Una versi¨®n bastante difundida por algunos noticieros, en especial los de la TV en abierto, ha sido que el problema de los apagones de energ¨ªa habr¨ªan sido consecuencia de las hidroel¨¦ctricas que a¨²n no se han terminado, como Belo Monte, o de las que a¨²n no han comenzado a construirse. En seguida sale el culpable: ¡°por atrasos/dificultades en la licencia medioambiental¡±. ?Por qu¨¦ me refiero a la escasez de energ¨ªa cuando estaba hablando de escasez de agua? Primero, porque son temas relacionados. Segundo, porque aqu¨ª claramente se demuestra la repetici¨®n del discurso de la disociaci¨®n y de la negaci¨®n. Han sido la disociaci¨®n y la negaci¨®n, en todos los campos, las que nos ha llevado al estado actual de calamidad.

Tal vez nunca hayamos necesitado tanto relacionar y comprender el mundo dentro de una red de acci¨®n y consecuencias como hoy. La narrativa que compartimenta, falsea e informa mal. Est¨¢ superada en todas las ¨¢reas, incluso en la educaci¨®n. En el momento en que sufrimos las consecuencias de la irresponsabilidad de nuestras elecciones, donde las cuestiones ambientales deber¨ªan estar en lo m¨¢s alto de nuestras prioridades si quisi¨¦ramos tener alguna oportunidad, y donde ejecutivos de las principales empresas contratistas que construyen las hidroel¨¦ctricas y que son las grandes financiadoras de campa?as pol¨ªticas?

est¨¢n en la c¨¢rcel a causa de la operaci¨®n Lava-Jato, se intenta de nuevo, y como siempre, colocar ambientalistas y preocupaciones ambientales como una ¡°traba¡±. ?Por qu¨¦ y al servicio de qui¨¦n? ?Ignorancia, mala fe o ambas cosas?

Un ejemplo. La falta de agua se anuncia como cat¨¢strofe pero, al mismo tiempo, el gobierno federal quiere concluir Belo Monte, en el r¨ªo Xingu, a pesar de todas las irregularidades, de la denuncia de etnocidio ind¨ªgena?y de obstruir el r¨ªo Tapaj¨®s. Aqu¨ª van algunas relaciones que pueden hacerse: 1) las hidroel¨¦ctricas tienen gran impacto tambi¨¦n en la deforestaci¨®n y en la destrucci¨®n ambiental, no solo por la obra en s¨ª, sino por el desequilibrio que provocan al expulsar o recolocar comunidades, as¨ª como la cantidad de inmigrantes que atrae, con todas las consecuencias que comporta; 2) la devastaci¨®n de la Amazonia, donde hoy se est¨¢n construyendo y dise?ando represas, ya es dram¨¢tica y compromete el clima; 3) hay cient¨ªficos y trabajos cient¨ªficos de alto n¨ªvel?que demuestran que la selva amaz¨®nica tiene un papel estrat¨¦gico en la regulaci¨®n del clima de Brasil y del planeta, que implica la cuesti¨®n de las lluvias en el sudeste del pa¨ªs; 4) los dep¨®sitos de las hidroel¨¦ctricas est¨¢n bajos cuando la lluvia es escasa, comprometiendo el abastecimiento de energ¨ªa; 5) priorizar las hidroel¨¦ctricas en la Amazonia y culpar a los que se oponen a ellas del desabastecimiento es encubrir que el gobierno federal no hizo la inversi¨®n necesaria para la diversificacion de fuentes de energ¨ªa; 6) es tambi¨¦n escamotear que, en lugar de concienciar a la poblaci¨®n de la necesidad de ahorrar, porque los recursos son finitos, el gobierno federal hizo exactamente lo contrario, estimulando el consumo; 7) los enormes problemas sociales y ambientales causados por las hidroel¨¦ctricas, y en este aspecto Belo Monte es nuestro actual muestrario (o ¡°monstruario¡± como algunos prefieren), se producen tambi¨¦n porque ni se respeta el proceso para obtener la licencia ambiental, ni se cumplen los condicionantes legales necesarios para que la obra cause da?os m¨¢s peque?os.

En resumen: la verdad es mucho m¨¢s complicada y estorba los poderosos intereses implicados. Los links de los ¨²ltimos p¨¢rrafos son de gran importancia para quien comprenda que necesita comprender lo que est¨¢ en juego y participar de las decisiones. Si se puede sacar algo positivo de este momento que vivimos es el de hacer que nos cuestionemos nuestra relaci¨®n con el medioambiente y nuestro lugar en un planeta, cada vez m¨¢s hostil por nuestras acciones, d¨¢ndonos la oportunidad de transformarnos en personas capaces de hacer frente a los desaf¨ªos de esta ¨¦poca que, como cualquiera puede percibir, son enormes.

Lo que est¨¢ en juego no son obras, sino nuestra relaci¨®n desastrosa con el medioambiente, nuestra disociaci¨®n con la Naturaleza y nuestra ignorancia. Ignorancia en el sentido de desconocer hasta lo que es necesario conocer. Es imperativo romper con la negaci¨®n y podemos empezar a hacerlo incrementando nuestra lectura cr¨ªtica y construyendo las relaciones necesarias. No cuesta tener siempre presente que, como dice la famosa frase: ¡°En la guerra, la verdad es la primera baja¡±.

Los posibles escenarios de la ¡°guerra del agua¡±

?Qu¨¦ ser¨¢ de nosotros cuando se acabe el agua? Todo indica que lo vamos a saber en breve. Un reportaje de ¡°O Estado de S. Paulo¡±?revela que, hace seis a?os, un estudio en el que se implicaron 200 especialistas mostr¨® al gobierno paulista una proyecci¨®n de lo que ocurrir¨ªa de no enfrentar la crisis. El informe se llama ¡°Escenarios ambientales 2020¡±. En ¨¦l se proyectaba, a partir de informaciones disponibles, lo que suceder¨ªa hasta ese a?o en caso de que no se tomasen medidas. El objetivo del estudio era establecer planes de acci¨®n para impedir que se realizasen los escenarios m¨¢s pesimistas. O sea, para evitar la realidad de hoy.

Es aterrador de varias maneras. Para empezar, por el hecho de que el estudio encomendado por el gobierno del PSDB fue ignorado por el gobierno del PSDB, y ocurriendo lo que se dijo en ¨¦l. Pero es aterrador tambi¨¦n por el escenario sugerido en el documento como m¨¢s probable. El texto fue escrito como si el narrador ya estuviese en 2020 y ya hubiese pasado todo.

Dice el reportaje: ¡°El Estado (de S?o Paulo) habr¨ªa asistido en ese per¨ªodo (2015) a un ¡°conflicto por el uso de los recursos h¨ªdricos¡±, que desencaden¨® una ¡°guerra del agua¡± entre algunas regiones. Esa guerra habr¨ªa comenzado despu¨¦s de ¡°un a?o at¨ªpico de lluvias, con precipitaciones muy por debajo de lo esperado¡±. El documento dice incluso: ¡°El a?o 2018 signific¨® un hito en la historia del uso del agua en el Estado de S?o Paulo y los problemas verificados pueden ser considerados una continuaci¨®n de aquellos de la crisis de 2015. En determinadas regiones, en funci¨®n del uso intensivo de productos agro t¨®xicos (defensivos agr¨ªcolas) y fertilizantes (abonos), las aguas superficiales y subterr¨¢neas fueron afectadas, comprometiendo el abastecimiento p¨²blico de algunos municipios. Las acciones judiciales se multiplicaron en la estela de las manifestaciones populares que exigieron el abastecimiento p¨²blico en detrimento del negocio agrario. La Agencia Nacional de Aguas (ANA) puso a disposici¨®n t¨¦cnicos que ayudaron a mediar en el conflicto. En el c¨¦nit de la crisis, alcaldes y concejales aprobaron paquetes con leyes que restring¨ªan temporalmente actividades econ¨®micas de uso intensivo del agua¡±.

Esta es la proyecci¨®n realizada en 2009, e ignorada. Ahora estamos en el presente, en 2015; el a?o en el que la ¡°guerra del agua¡± comenzar¨ªa.

?Qu¨¦ impacto tendr¨¢ la falta de agua en los empleos? ?C¨®mo har¨¢n los padres para trabajar si los hijos se quedaran sin escuela o sin guarder¨ªa? ?Qu¨¦ suceder¨¢ con los enfermos y los ancianos? ?En qu¨¦ tipo de infierno a¨²n mayor se convertir¨¢n las c¨¢rceles y las instituciones para menores infractores? ?Qu¨¦ pasar¨¢ en los hospitales si las enfermedades aumentan? ?Ser¨¢ que tenemos que huir de S?o Paulo?

Esas son algunas de las preguntas que aparecen en los debates sobre el agua, venidas de una platea llena de angustia ante la incertidumbre de un futuro que es ma?ana mismo. De la experiencia concreta de la realidad proviene el ejemplo de la ciudad paulista de Itu, el a?o pasado, cuando las amas de casa salieron a las calles con tomates y huevos, y sus hijos con piedras; cuando camiones cisterna necesitaron escolta policial; cuando surgieron traficantes de agua; cuando la gente fue asaltada tras horas en la cola para llenar una botella o un cubo. Cuando los asaltantes quer¨ªan no dinero, sino agua. ?El Gran S?o Paulo se convertir¨¢ en un Itu multiplicado por millones?

Depende de nosotros construir colectivamente una respuesta que no sea la barbarie del individualismo y del s¨¢lvese quien pueda o quien tenga m¨¢s dinero. Los m¨¢s ricos pueden salir de la ciudad, la clase media va a tener que aprender con los m¨¢s pobres, que hace mucho que est¨¢n sometidos al r¨¦gimen de turnos de agua sin que a nadie le haya importado, aparte de a ellos mismos, c¨®mo se vive en la escasez. Lo que no podemos permitir es que la cat¨¢strofe del agua se reduzca a un problema de seguridad p¨²blica, con las fuerzas de represi¨®n del Estado al servicio de los mismos de siempre, como ya se ha convertido en h¨¢bito en el tratamiento de las cuestiones m¨¢s profundas, exactamente para desviar el foco, vaciar el contenido y eludir responsabilidades.

Para comenzar, necesitamos entender que lo que parece anormalidad, excepci¨®n, va a ser seguramente la normalidad de aqu¨ª en adelante. S?o Paulo solo anticipa el futuro por todos los superlativos con los que fue construida. Necesitamos prepararnos para un clima de extremos; nuestro mundo ya es peor. Y es peor seg¨²n lo entiende el 97% de los art¨ªculos sobre el clima por culpa de la acci¨®n del hombre sobre el planeta. As¨ª pues, necesitamos cambiar. Y el agua es el asunto m¨¢s urgente que exige nuestra participaci¨®n en las decisiones de la ciudad, del Estado, del pa¨ªs¡­ Del mundo. Y est¨¢ relacionada con las principales cuestiones socio ambientales. El agua no puede ser vista nunca m¨¢s como mercanc¨ªa.

No hay tiempo para formar una generaci¨®n que comprenda los desaf¨ªos de este momento hist¨®rico. Tenemos que hacerles frente con los hombres y las mujeres imperfectos de nuestra ¨¦poca: arrogantes, consumistas, ego¨ªstas e inconsecuentes, a¨²n con la ilusi¨®n de modernidad batiendo en nuestros corazones mientras el mundo a nuestro alrededor se arruina. Tendremos que ser nosotros, el ¨²nico material humano disponible, con lo mejor que consigamos encontrar en la ¨ªntima escasez de nuestro interior.

El tiempo de despertar ya pas¨®. Ahora es preciso ponerse en pie.

Eliane Brum es escritora, reportera y documentalista. Autora de los libros de no ficci¨®n: ¡°Coluna Prestes - O Avesso da Lenda¡±, ¡°A Vida que Ningu¨¦m v¨º¡±, ¡°O Olho da Rua¡±, ¡°A Menina Quebrada¡±, ¡°Meus Desacontecimentos¡±. Y de novela: ¡°Uma Duas¡±. Site: elianebrum.com Email: elianebrum.coluna@gmail.com Twitter: @brumelianebrum

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