Rousseff liquida a la c¨²pula de Petrobras para sanearla

La presidenta brasile?a, Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT), ha decidido barrer por entero la c¨²pula de la petrolera p¨²blica Petrobras, la mayor empresa del pa¨ªs y carcomida por una red corrupta que la desangra por dentro.

Tanto Gra?a Foster, la presidenta desde hace tres a?os como los cinco directores generales dejar¨¢n sus cargos, presumiblemente el viernes, para dar paso a una renovaci¨®n total a fin de parar la ca¨ªda libre de los activos y el aumento proporcional del descr¨¦dito internacional que sacude la empresa desde hace un a?o y medio.

Fue entonces cuando se desencaden¨® la Operaci¨®n Lava Jato (Operaci¨®n Lavacoches), en la que se investiga un sistema establecido desde hace m¨¢s de 10 a?os de sobornos millonarios por parte de empresarios a dirigentes que, seg¨²n la fiscal¨ªa, va a parar en parte a los bolsillos de los altos cargos y parte a los partidos pol¨ªticos que los sustentan. Un c¨ªrculo cerrado perfecto que retroalimentaba las ganancias de unos pocos en un mar de petr¨®leo y lucros.

Ni Gra?a Foster ni los cinco actuales directores generales est¨¢n, en principio, involucrados en los casos investigados, pero su salida de la empresa, la mayor de car¨¢cter p¨²blico de toda Am¨¦rica Latina, es necesaria, seg¨²n da a entender Rousseff con su decisi¨®n, para enderezar el rumbo de Petrobras. ?sta, con sus 86.000 empleados, no es una empresa cualquiera: refina el 98% de la gasolina que se consume en Brasil, comercia con cerca de 20.000 empresas que le surten de todo tipo de productos y ella misma es responsable de un d¨¦cimo de todas las inversiones que se acometen en el pa¨ªs.

De ah¨ª que la presidenta, trate de atajar cuanto antes la cuesta abajo. La salud de Petrobras repercute autom¨¢ticamente en la econom¨ªa de Brasil y buena parte del segundo mandato de Rousseff depender¨¢ de la suerte que corra esta nueva c¨²pula y la suerte que corra Petrobras.

Hasta ahora, Rousseff se hab¨ªa resistido a destituir a Foster, una amiga personal, que supo escalar desde abajo (empez¨® siendo becaria de Petrobras en 1978) y cuya elecci¨®n, en 2013, constituy¨® una apuesta personal de la presidenta. De hecho, la misma Foster, agobiada y estresada por una gesti¨®n dif¨ªcil en campo minado, present¨® a Rousseff su dimisi¨®n en dos ocasiones el a?o pasado. Hasta la semana pasada, Rousseff se la rechaz¨®, fundamentalmente por dos razones: segu¨ªa creyendo en ella y le serv¨ªa de pararrayos pol¨ªtico.

Henrique Meilleres, expresidente del Banco Central, se baraja como sucesor

Pero la semana pasada, Foster, en una entrevista, revel¨® que en Petrobras existe un agujero contable 86.000 millones de reales (28.600 millones de euros), excavado a base de sobrefacturaciones, inversiones defectuosas, proyectos errados, casos de corrupci¨®n y otros elementos como la bajada del precio del petr¨®leo. A Rousseff, seg¨²n la prensa brasile?a, no le gust¨® ni el c¨¢lculo en s¨ª, mezclando elementos dis¨ªmiles, ni el hecho de que se hiciera p¨²blico.

Hay otra raz¨®n. Acosada por varios frentes (la corrupci¨®n de Petrobras, la an¨¦mica marcha de la econom¨ªa, una crisis de abastecimiento de agua en S?o Paulo, entre otros), Rousseff act¨²a en este segundo y ¨²ltimo mandato de forma diferente y casi opuesta al primero. Una prueba es que para llevar la batuta financiera ha elegido como ministro de Econom¨ªa a un liberal afamado en la contenci¨®n del gasto p¨²blico, Joaquim Levy; otra que ya no le tiembla la mano a la hora de despedir a quien protegi¨® durante mucho tiempo, consciente de que con la resoluci¨®n del caso Petrobras (y la resurrecci¨®n de la empresa, tanto en t¨¦rminos contables como de imagen) depende mucho de su presente pol¨ªtico.

Ahora queda la cuesti¨®n de qui¨¦n se coloca al frente de esta empresa de futuro incierto, de balances oscuros (la firma PwC se niega a cerrar una auditor¨ªa encargada porque le faltan las cifras del dinero escamoteado por los implicados en el Caso Lava Jato) que se identifica para bien y para mal con Brasil y que es seguida con lupa por los mercados. De hecho, ayer, con el rumor de que Gra?a Foster iba a dimitir las acciones de Petrobras subieron un 15%. Hoy, con la confirmaci¨®n oficial, han vuelto a subir, aunque de manera m¨¢s titubeante (un 4% cuatro horas antes de que se cerrara la jornada).

El nombre que m¨¢s aparece en las apuestas es Henrique Meirelles, ex presidente del Banco Central de Brasil durante la era Lula. Pero hay otros. Todos son agresivos en la forma de trabajar y gozan de una gran resistencia. Una coraza que no les sobrar¨¢ al colocarse al frente de este gigante herido en que se ha convertido hoy Petrobras.