Lo mejor no es que Lula vuelva, sino que lidere una gran Reforma de Estado
?Qu¨¦ sentir¨¢ el expresidente viendo que aquel Brasil vive un desencanto por la pol¨ªtica, empezando por su propio partido?
Ser¨ªa interesante saber lo que el carism¨¢tico expresidente Lula da Silva piensa del momento cr¨ªtico que vive Brasil y c¨®mo est¨¢ dispuesto a actuar. ?Lo mejor para ¨¦l ser¨ªa tratar de volver al Gobierno? Con ¨¦l, sobretodo en su primer mandato, el pa¨ªs se convirti¨® en objeto de la envidia mundial. Brasil era un sue?o alcanzable.
Por una vez, Lula, ten¨ªa raz¨®n con su mantra "nunca en este pa¨ªs", porque era cierto que Brasil nunca hab¨ªa estado m¨¢s visible en el candelero del mundo, rezumando esperanza y posibilidades.
?Qu¨¦ sentir¨¢ Lula viendo que aquel Brasil, que no deja de ser una fortaleza econ¨®mica por sus recursos naturales y humanos, con una posici¨®n central en el continente, vive momentos de desencanto y desinter¨¦s por la pol¨ªtica, empezando por su propio partido, el Partido de los Trabajadores (PT) que, en frase suya, fund¨® "para ser diferente" y que hoy vive su mayor crisis de credibilidad siendo tan igual o m¨¢s que ning¨²n otro partido en cuanto a tropezones ¨¦ticos? ?Ser¨¢ verdad que ya ha pedido poner en marcha la m¨¢quina de su reelecci¨®n?
Es f¨¢cil achacarle a Lula cosas que probablemente ni dijo ni piensa. La prueba del mill¨®n ser¨ªa saber, por ejemplo, cu¨¢les son sus aut¨¦nticas relaciones con su disc¨ªpula, Dilma Rousseff, a la que hoy se la quiere presentar como levantando el vuelo sin necesidad del soplo de su creador e incluso contra ¨¦l.
Hay quien ha llegado a decir con cierto gracejo que es posible que ni el mismo Lula sepa lo que piensa de Rousseff, ni lo que preferir¨ªa de ella en este momento, si convertirla en el chivo expiatorio de toda esa desaz¨®n que agita a los brasile?os o si ser¨ªa mejor ayudarla a no fracasar para que no se pueda un d¨ªa decir que ¨¦l se equivoc¨® al presentarla como la "mejor candidata" y sucesora suya, como "la madre que cuidar¨ªa de Brasil".
El exsindicalista sigue siendo visto como el comod¨ªn, la carta maestra para poder ganar cualquier apuesta
Dif¨ªcil tambi¨¦n saber lo que Lula piensa de la renovaci¨®n o refundaci¨®n del PT, ya que siempre se dijo que el partido no existir¨ªa sin ¨¦l, ni ¨¦l sin el partido ?Seguir¨¢ eso siendo cierto?
El expresidente se ha convertido ¡ªo lo han convertido¡ª en lo contrario del chivo expiatorio, papel ¨¦ste que m¨¢s corresponde a Dilma.
El exsindicalista sigue siendo visto, con raz¨®n o sin ella, como el comod¨ªn, la carta maestra para poder ganar cualquier apuesta. De ah¨ª el movimiento de "Vuelve Lula", lanzado no s¨®lo por el PT sino por millones de votantes que siguen vi¨¦ndolo como salvador de la Patria.
Dif¨ªcil saber si son ciertas las noticias publicadas por el diario A Folha de S?o Paulo, seg¨²n las cuales Lula habr¨ªa dado luz verde a los suyos para lanzar su candidatura, sin que se diga que es ¨¦l qui¨¦n ha dado la orden.
Si el Gobierno de Rousseff fracasara y se hicieran necesarias nuevas elecciones antes del 2018, no cabe duda de que el grito de "Vuelve Lula" se har¨¢ m¨¢s fuerte. Lula es mucho Lula y mantiene a¨²n una fuerte credibilidad y una gran poder de convocatoria, sobre todo entre las clases menos escolarizadas del pa¨ªs y, parad¨®jicamente tambi¨¦n, entre empresarios y banqueros y otros componentes de las denominadas ¨¦lites.
Existe, sin embargo, un peligro acechando a Lula, el mencionado por Cervantes a Sancho Panza en el Quijote: "Nunca segundas partes fueron buenas". ?l mismo pudo comprobar que su segundo mandato, zarandeado por el esc¨¢ndalo del mensal?o ¡ªahora multiplicado por el del petrol?o¡ª, no tuvo el esplendor del primero, lo que hizo decir a la oposici¨®n que hab¨ªa dejado a Dilma una "herencia maldita", ?la tendr¨ªa su tercer mandato?
El Brasil exitoso del primer Gobierno popular y de izquierdas de Lula, aunque te?ido de pragmatismo liberal y centrista, ya no es el Brasil de hoy. Desde entonces han cambiado muchas cosas, en Brasil, en Latinoam¨¦rica y en el mundo. Existe un cansancio de viejos mitos y antiguos salvadores de la Patria, demostrando en Cuba y Venezuela.
Lula es mucho Lula y mantiene a¨²n una fuerte credibilidad y una gran poder de convocatoria
En Brasil nadie se atreve a apostar sobre el futuro pol¨ªtico inmediato porque a pesar de tratarse de un pueblo que se conforma con lo poco o mucho que consigue, est¨¢ ya dando prueba de que quiere, incluso en pol¨ªtica, algo mejor y m¨¢s nuevo. Ya no le basta el pasado. Los j¨®venes empujan para que los pol¨ªticos sepan dar respuestas nuevas a las exigencias y realidades del mundo en el que est¨¢n entrando.
Por eso, se hace necesaria la pregunta de si para Lula ¡ªy para Brasil¡ª, en este momento, lo mejor ser¨ªa volver al Gobierno con un pa¨ªs que ya no es el que fue, ni quiz¨¢s tan suyo como anta?o.
?No ser¨ªa mejor para ¨¦l y para Brasil que liderase, con su innegable carisma y su experiencia de primer trabajador llegado al poder sin pasar por la Universidad, un grupo de pol¨ªticos que como ¨¦l contribuyeron en sacar al pa¨ªs de su par¨¢lisis econ¨®mica, de sus desigualdades sociales y su atraso cultural para insertarlo en la modernidad sin tener en cuenta si son del gobierno o de la oposici¨®n?
Ese grupo podr¨ªa, con un trabajo de equipo, perge?ar y promover, de la mano del Congreso y auxiliados por el Poder Judicial, no una maquiav¨¦lica reforma pol¨ªtica, sino una gran reforma de Estado, algo con un consenso real, que hasta fuera popular.
Se tratar¨ªa de promover un di¨¢logo nacional que ofreciera confianza y seriedad para intentar no s¨®lo recolocar el tren descarriado de Brasil de nuevo en marcha, sino para inventar para el pa¨ªs ese no s¨¦ qu¨¦ de nuevo y de diferente que bulle en los millones de brasile?os. As¨ª, estos brasile?os podr¨ªan volver a recuperar su perdida esperanza en la pol¨ªtica y en sus representantes.
Para ello, sin embargo, ser¨ªa premisa indispensable que cada fuerza pol¨ªtica acepte tanto su parte de acierto como de fracaso en la gesti¨®n actual. Esconder los fracasos no ayuda.
Hay momentos hist¨®ricos ¡ªcomo lo fue en Espa?a despu¨¦s de la dura dictadura franquista¡ª en que lo mejor es que cada fuerza pol¨ªtica o social se olvide por un momento de ser Gobierno u oposici¨®n, de sus propios intereses de gremio, para juntos relanzar la nave encallada y ensayar nuevas rutas de navegaci¨®n.
?Ser¨¢ un pecado atreverse a dar este consejo a Lula? Y ¨¦l, si goza de esa sabia astucia pol¨ªtica que m¨¢s que los libros da la vida, ?no deber¨ªa sentirse responsable del momento que vive el pa¨ªs que ¨¦l ayud¨® a redimir y buscar algo m¨¢s nuevo, in¨¦dito y esperanzador que una simple vuelta al Gobierno o el vano esfuerzo para que su partido a solas promueva una reforma pol¨ªtica bajo plebiscito que ya nace muerta?
Crece, en efecto, cada d¨ªa, como se puede palpar en las redes sociales, la convicci¨®n entre los brasile?os de que, como aconseja el dictado b¨ªblico, es in¨²til, "remendar con un pa?o nuevo un vestido gastado, o echar vino nuevo en odres viejos" (Mt.9,16-18).
Ni lo viejo s¨®lo es capaz de dar cuentas del mundo nuevo que est¨¢ surgiendo movido por el motor de la comunicaci¨®n global, ni solo lo nuevo, por nuevo, ser¨¢ capaz de cambiar la Historia despreciando lo ya conquistado.
Se impone quiz¨¢s en el Brasil de hoy la teor¨ªa de Hegel del nacimiento de una nueva ant¨ªtesis que purifique la vieja s¨ªntesis.
Hoy esa ant¨ªtesis no tiene por qu¨¦ ser llevada a cabo por una revoluci¨®n violenta, sino con la elaboraci¨®n inteligente y desinteresada de una nueva fase hist¨®rica llevada a cabo por quienes no han abdicado de los valores de la democracia y est¨¢n dispuestos a dejar de lado sus intereses personales o de grupo para poder colocarse a disposici¨®n de la comunidad.
Aferrarse cada uno a su bocado de poder descargando la responsabilidad del fracaso sobre el compa?ero de al lado, como hacen los ni?os en el colegio, ser¨ªa condenar al pa¨ªs a seguir resbalando cuesta abajo.
Y eso, Brasil no lo merece.
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