Europa y Grecia sellan un pacto a la alemana

La Europa alemana se impone de nuevo. Tras un interminable tira y afloja, Grecia y los socios del euro anunciaron anoche un acuerdo de compromiso que acaba con casi un mes de negociaciones, desencuentros y mucho, mucho teatro. El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, anunci¨® al filo de las nueve un dur¨ªsimo pacto que obliga a Grecia a retirar pr¨¢cticamente todas sus l¨ªneas rojas: acepta una pr¨®rroga de cuatro meses del rescate, le conmina a ¡°concluir con ¨¦xito¡± el programa actual y, finalmente, le exige presentar el pr¨®ximo lunes un listado de las reformas m¨¢s inmediatas. El acuerdo final permite ampliar el rescate (seg¨²n la nomenclatura europea) o la ayuda para Atenas, seg¨²n el eufemismo que prefiere el Gobierno de Alexis Tsipras, para ganar unos meses de tranquilidad. Supone el final ¡ªprovisional¡ª de la saga hasta la siguiente negociaci¨®n, la del tercer rescate. Est¨¢ directamente inspirado en las ideas alemanas al respecto. Y, eso s¨ª, da cierto margen presupuestario a Atenas para acometer los gastos sociales m¨¢s acuciantes y permite un cierto alivio de la deuda a cambio de severas condiciones: Europa desconf¨ªa de Grecia y quiere dejar las reformas y la revisi¨®n del rescate bien atadas.

El pacto final hace o¨ªdos sordos a buena parte de las demandas griegas: Europa no le da al Ejecutivo de Tsipras pr¨¢cticamente nada de lo que ped¨ªa, e incluso repatr¨ªa un fondo de casi 11.000 millones para recapitalizar los bancos, que sigue disponible pero vuelve a las arcas europeas. Todo lo que quer¨ªa Berl¨ªn est¨¢ en el comunicado final, seg¨²n subray¨® el ministro de Finanzas germano, Wolfgang Sch?uble. Tsipras puede tener serios problemas para vender el acuerdo en casa.

Varoufakis ya present¨® el jueves una propuesta al Eurogrupo con grandes concesiones. Pero Grecia ha dejado de ser un asunto econ¨®mico: a pesar de las renuncias de Atenas ¡ªcon el agua al cuello por sus problemas econ¨®micos, financieros y fiscales¡ª, esa petici¨®n se top¨® con el rechazo pol¨ªtico de Berl¨ªn y provoc¨® una vuelta de tuerca adicional por obra y gracia de Alemania, que se cobra as¨ª viejas afrentas y da un nuevo un golpe de autoridad en el tablero europeo. Un nutrido grupo de pa¨ªses, con Espa?a a la cabeza, ped¨ªa tambi¨¦n m¨¢s madera y ha obligado a Grecia a firmar una especie de capitulaci¨®n, tras una negociaci¨®n en la que el Gobierno no ha acertado en la b¨²squeda de aliados con una estrategia que combinaba un pu?ado de buenas ideas y un buen n¨²mero de desplantes.

El acuerdo es claro. Grecia acepta el rescate actual, que hasta ahora daba por muerto. Se compromete a ¡°la finalizaci¨®n con ¨¦xito de la revisi¨®n en base a las condiciones del actual programa¡± y a cambio obtiene poca cosa: lo que los socios europeos estaban dispuestos a dar desde el principio. Atenas, eso s¨ª, se garantiza financiaci¨®n para cuatro meses m¨¢s: Grecia y Europa salvan la pelota de partido y Atenas podr¨¢ usar una partida de 1.900 millones procedente de los beneficios de las operaciones de los bancos centrales con la deuda griega, y, finalmente, el ¨²ltimo tramo del rescate, que asciende a 1.800 millones. Esos fondos solo llegar¨¢n si Grecia ¡°completa con ¨¦xito las revisiones¡±, que realizar¨¢n la Comisi¨®n, el FMI y el BCE, el tr¨ªo anteriormente conocido como troika. Atenas rechazaba hasta ayer ese ¨²ltimo tramo del rescate porque su Gobierno quer¨ªa dar carpetazo al actual programa y conseguir un acuerdo puente. Pero el Ejecutivo de Tsipras se ve obligado a acceder a las exigencias del Eurogrupo ¡ªincluida la supervisi¨®n de la troika, que cambiar¨¢ de nombre para dar al menos una victoria pol¨ªtica a Tsipras¡ª y se compromete a no tomar ni una sola ¡°acci¨®n unilateral¡± que pueda hacer descarrilar la posici¨®n fiscal y la estabilidad financiera.

Las contrapartidas obtenidas llevaron anoche a Varoufakis a mostrarse ¡°satisfecho¡± con el pacto, ¡°que permite al Gobierno ponerse a trabajar en las reformas que est¨¢n llamadas a acabar con la enfermedad que ha aquejado a la econom¨ªa griega durante d¨¦cadas¡±. Varoufakis destac¨® que no habr¨¢ subidas del IVA ni recortes de las pensiones. Y que su Gobierno obtiene algo de ¡°flexibilidad¡±, que los socios del euro no concretaron pero llegar¨¢ por tres v¨ªas. Una: la posibilidad de alcanzar un super¨¢vit primario (antes del pago de intereses) menos ambicioso del previsto ¡°por las circunstancias econ¨®micas¡± de Grecia; eso permitir¨¢ ampliar el gasto social. Dos: una mejora de las condiciones de devoluci¨®n de la deuda. Y tres: Atenas podr¨¢ dejar caer alguna reforma del programa actual, pero deber¨¢ trabajar a contrarreloj durante el fin de semana para presentar una lista ambiciosa.

Europa no ha sido todo lo benevolente que se esperaba, pero aun as¨ª la soluci¨®n da aire a un pa¨ªs que ha sido rescatado dos veces en cinco a?os y sigue al borde del desastre. Grecia ha recibido 240.000 millones de ayuda. Se ha visto sometida a un severo ajuste que se ha llevado el 25% del PIB y ha elevado el paro al 25%. Y ha conseguido reducir el d¨¦ficit a base de hachazos en forma de recortes, pero no ha conseguido estabilizar la deuda. Los griegos ped¨ªan m¨¢s ¨¢rnica. Su incipiente recuperaci¨®n se ha detenido, los bancos est¨¢n temblando por la huida de capitales ¡ªque ahora se detendr¨¢, seg¨²n Varoufakis¡ª e incluso el super¨¢vit se ha esfumado por el par¨®n electoral. No ha habido m¨¢s porque nadie se fiaba de Atenas: ¡°La confianza se pierde r¨¢pidamente; hoy damos el primer paso para recuperarla¡±, dijo Dijsselbloem. Europa, abund¨® Sch?uble, ten¨ªa un problema de confianza con Grecia; ese problema de confianza, ahora, puede ser para Tsipras y su opini¨®n p¨²blica.

Berl¨ªn y los socios han mostrado su cara m¨¢s implacable por varias razones: Syriza y su desafiante ret¨®rica cuestionaban la pol¨ªtica econ¨®mica dictada por Alemania, y varios pa¨ªses tem¨ªan un contagio pol¨ªtico si Tsipras se sal¨ªa con la suya. El debate sobre Grecia va m¨¢s all¨¢ de Grecia: Ken Rogoff, de Harvard, explic¨® a este diario que ¡°los griegos y los Krugmans de este mundo se equivocan culpando a Alemania de las pol¨ªticas de austeridad. Esa pol¨¦mica no tiene sentido. Grecia ten¨ªa un d¨¦ficit estratosf¨¦rico que nadie quer¨ªa financiar, y estaba forzada a hacer un ajuste duro porque el dinero se va de all¨ª, no porque tenga por delante un calendario de pagos asfixiante. Dicho esto, era irracional pedir m¨¢s super¨¢vits fiscales a un pa¨ªs con esas tasas de paro. M¨¢s que temer un contagio, el Norte de Europa har¨ªa bien en extender alg¨²n alivio de la deuda a toda la periferia¡±. ¡°Europa ha hecho lo posible por humillar a los griegos. Esperemos que en los pr¨®ximos cuatro meses vuelva el sentido com¨²n¡±, cerr¨® el economista Paul De Grauwe.