La OEA y la inversi¨®n
Luis Almagro plantea crear un sistema regional de prevenci¨®n de conflictos sociales
El crecimiento econ¨®mico de Latinoam¨¦rica en los ¨²ltimos a?os tiene explicaci¨®n principal en el boom sostenido en el precio de materias primas como los metales, el petr¨®leo o la soya. Eso ha permitido que en los ¨²ltimos 10 a?os la econom¨ªa regional crezca en 80% ¡ªalgo sin precedentes en la regi¨®n¡ª y que la pobreza se haya reducido en 30% entre el 2002 y el 2012. Esa primavera se acab¨®. El enfriamiento de la econom¨ªa global ha tocado la campana impactando directamente en esa din¨¢mica regional. De acuerdo a las previsiones del FMI, se prev¨¦ que la econom¨ªa latinoamericana tendr¨¢ en el 2015 un ¡°crecimiento mediocre¡± del orden del 1,3%.
?Qu¨¦ tiene qu¨¦ ver con esto ¡ªo qu¨¦ puede hacer¡ª la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA), un ente pol¨ªtico y que requiere una urgente pasada por el gimnasio? A primera vista nada directo, de impacto visible. Pese a que una de sus cuatro ¡°pilares¡± es el ¡°desarrollo integral¡±, la verdad sea dicha es que el papel activo de la organizaci¨®n puede ser muy tenue para impactar decididamente en el aumento de la inversi¨®n o impulsar el crecimiento econ¨®mico, ingredientes esenciales del desarrollo. Ahora que palidecen las previsiones de inversi¨®n por el retraimiento de la econom¨ªa global, mucho menos todav¨ªa.
Por eso es muy importante que Luis Almagro, el canciller uruguayo candidato a Secretario General de la OEA, y que muy probablemente sea elegido el 18 de marzo, haya planteado en su presentaci¨®n de la semana pasada en Washington ante el Consejo Permanente, la creaci¨®n de un ¡°sistema regional de prevenci¨®n de conflictos sociales relacionados con proyectos mineros o productivos de impacto en comunidades locales¡±. Esto que podr¨ªa sonar a un ¡°observatorio¡± de una compleja y explosiva realidad social tiene, sin embargo, un gran sentido pr¨¢ctico y estrat¨¦gico.
Hay tres ingredientes ¡ªmuy claros y fundamentales¡ª que dan sentido a la tesis de que la OEA pueda jugar un papel activo en este terreno.
El primero es el de la conflictividad social y su impacto en los procesos de inversi¨®n en las ¨¢reas de extracci¨®n y explotaci¨®n de recursos naturales. El segundo es el actual contexto de retraimiento en la inversi¨®n y en el crecimiento econ¨®mico y la urgencia de contar con un terreno m¨¢s atractivo para la inversi¨®n en el que no se vean sacrificados los anhelos participativos de la poblaci¨®n.
El tercero es la composici¨®n de la OEA. Convergen all¨ª pa¨ªses destinatarios de inversi¨®n extractiva y generadores de la misma ¡ªCanad¨¢ y EE UU¡ª. Desde puntos planetarios de domicilio de grandes empresas mineras y petroleras, como la China, la OEA es un espacio que podr¨ªa dinamizarse y fortalecerse como ya lo viene haciendo con buen criterio la CELAC.
Hay, pues, un problema pero tambi¨¦n la posibilidad de que la OEA desempe?e un papel activo y vigoroso en este terreno. Eso habr¨ªa que entenderlo, por cierto, no en una din¨¢mica en que la OEA se inmiscuya en las competencias y facultades de los Gobiernos o instituciones nacionales, sino apuntalando respuestas frente a una necesidad de primer orden en al menos 14 pa¨ªses de la regi¨®n en los que la conflictividad social est¨¢ atada a procesos de inversi¨®n en el sector extractivo.
Existe voluntad pol¨ªtica gubernamental en la mayor¨ªa de los pa¨ªses de llevar la fiesta en paz en la compleja relaci¨®n entre poblaciones locales (especialmente ind¨ªgenas) y los proyectos de exploraci¨®n y explotaci¨®n. Pero las herramientas institucionales (por ejemplo, para la consulta previa) son esencialmente precarias y funcionan tarde, mal y nunca.
Eso no tiene que ser necesariamente as¨ª. Se ha avanzado en reglas y est¨¢ndares de responsabilidad social empresarial. Los pueblos, por su lado, saben que la ausencia de inversi¨®n afecta el crecimiento que es necesario para todos. Por eso, es una idea sugerente que la OEA pueda promover una relaci¨®n constructiva entre los actores concernidos. Para eso, el fortalecimiento de las capacidades locales en hacer transparente la informaci¨®n y en hacer efectivos ¡ªy tambi¨¦n expeditos¡ª los procesos de consulta, pondr¨ªa a la OEA frente a un reto ambicioso. Que podr¨ªa hacer crujir parte de su maquinaria, pero la pondr¨ªa mucho m¨¢s cerca de las expectativas y necesidades de los pueblos de Am¨¦rica.
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