Contener a Putin
Habr¨¢ que recuperar la vieja y denostada coexistencia del siglo XX
?Qu¨¦ hacer? La pregunta que se hizo Lenin se repite hoy en Washington, Berl¨ªn, Londres y Bruselas. Descartada la opci¨®n militar, c¨®mo es posible detener la pol¨ªtica intimidatoria de Putin en la frontera este de Europa. El mal cosido alto el fuego de Minsk concede al presidente ruso una posici¨®n dominante y desestabilizadora sobre Ucrania. Occidente ya ha sufrido una primera derrota estrat¨¦gica al admitir que Kiev no puede decidir su destino. Ahora se trata de impedir que el desacuerdo con Mosc¨² sobre la vecindad compartida d¨¦ paso a una confrontaci¨®n directa con Rusia.
No hemos acudido en auxilio de los revolucionarios del Maid¨¢n, que en su d¨ªa alentamos desde Bruselas y Washington. Misi¨®n imposible hoy, tanto como lo fue en 1956, en Budapest, o en la Praga de 1968. Debemos preguntarnos d¨®nde mover¨¢ sus peones el gran ajedrecista y cintur¨®n negro de yudo del Kremlin. ?En Mari¨²pol, o seguir¨¢ hasta Odesa, abriendo un corredor con Crimea restaurando Novorossiya, la Nueva Rusia de los zares, el territorio del Mar Negro conquistado por Catalina la Grande? ?O le tocar¨¢ a un pa¨ªs b¨¢ltico?
La descabellada ilusi¨®n de convertir a Rusia en un pa¨ªs democr¨¢tico europeo se ha desvanecido. Cre¨ªmos ingenuamente que, ganada la Guerra Fr¨ªa, todos ser¨ªan como nosotros. La deriva de la antigua superpotencia con respecto a Europa es clara: se define como competidor geopol¨ªtico e ideol¨®gico de la UE, como polo alternativo de civilizaci¨®n anclado en valores conservadores. El historiador Stephen Kotkin, se pregunta en Foreign Affairs c¨®mo Rusia, un pa¨ªs industrial avanzado, de 142 millones de habitantes, ha acabado de nuevo, en el siglo XXI, en un Gobierno personal. La respuesta. Si no hay Putin, no hay Rusia. La b¨²squeda de la idea nacional rusa, que comenz¨® tras la disoluci¨®n de la URSS, ya ha concluido.
Ahora es evidente que la idea nacional rusa es Vlad¨ªmir Vladimirovich Putin. Su objetivo es dividir a los pa¨ªses europeos, donde solo Alemania tiene una pol¨ªtica respecto a Rusia, y abrir brecha entre la UE y EE UU. Es recibido en Austria y Hungr¨ªa en visitas oficiales; firma un acuerdo con Chipre para que su Armada use sus puertos en el Mediterr¨¢neo; ofrece ayuda financiera a Grecia. Intimida con la energ¨ªa, financia a partidos extremistas europeos.
?Occidente tiene la voluntad de detener a esta Rusia? Si la respuesta es afirmativa, seamos realistas. Tenemos que convivir con Rusia como vecino, segundo poder nuclear y miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU. De Putin dependen crisis que provocan tiempos revueltos, desde Ir¨¢n a Siria. El suministro de gas europeo depende en gran medida de Mosc¨². Habr¨¢ que recuperar la vieja y denostada coexistencia del siglo pasado. Pol¨ªtica de contenci¨®n, diplom¨¢tica y econ¨®mica, como la que George Kennan recomend¨® a Truman frente a Stalin en 1947.
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