Extra?ar a los gringos
Am¨¦rica Latina suministra materias primas a China, el gigante asi¨¢tico protagonista de una nueva revoluci¨®n industrial
El acercamiento econ¨®mico a China es, acaso, el fen¨®meno m¨¢s relevante de Am¨¦rica Latina en los ¨²ltimos 10 a?os. La regi¨®n se reencuentra con un rol que hab¨ªa encarnado hacia finales del siglo XIX: el de suministrar materias primas a quienes protagonizan una revoluci¨®n industrial. Entonces fueron los europeos. Ahora, los chinos.
La ¨²ltima expresi¨®n de este proceso fue la reuni¨®n de ministros de la CELAC con Xi Jinping el 8 y 9 de enero pasados, en Pek¨ªn. En ese encuentro China repiti¨® el dise?o de su pol¨ªtica africana: tambi¨¦n Latinoam¨¦rica ser¨¢ tratada como un bloque. Esa potencia s¨®lo identifica dos interlocutores individuales: los Estados Unidos y Rusia. El resto del mundo es percibido como un mosaico de regiones. En Pek¨ªn, China prometi¨® prestar 80.000 millones de d¨®lares en cuatro a?os. Como inform¨® EL PA?S el viernes, en 2014 transfiri¨® 22.000 millones, m¨¢s que el BID y el Banco Mundial juntos. La regi¨®n ya debe a ese pa¨ªs 119.000 millones. En los ¨²ltimos meses comenz¨® a convalidarse la c¨¦lebre sentencia de Confucio: ¡°Alg¨²n dinero evita las preocupaciones, pero mucho las atrae¡±.
Latinoam¨¦rica recibe m¨¢s dinero de China que del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo juntos?
En la Argentina, el Gobierno y la Uni¨®n Industrial est¨¢n protagonizando el conflicto m¨¢s duro de la d¨¦cada a ra¨ªz de un convenio de cooperaci¨®n firmado por Xi y Cristina Kirchner. Los empresarios se quejan porque, a cambio de financiamiento, las compa?¨ªas chinas se quedar¨¢n con negocios sin licitaci¨®n. Los sindicatos tambi¨¦n protestaron porque esas firmas podr¨¢n importar mano de obra desde su pa¨ªs.
Es la primera vez que se desata una gran discusi¨®n sobre los riesgos de la presencia de China en Latinoam¨¦rica. Tambi¨¦n es la primera vez que se firma ese tipo de contrato. El Congreso autoriz¨® al Ejecutivo a celebrar acuerdos espec¨ªficos en el sector energ¨¦tico, nuclear, ferroviario y militar. Los convenios fueron redactados, pero permanecen en secreto. Ese hermetismo es m¨¢s sospechoso porque la se?ora de Kirchner negoci¨® en condiciones de gran fragilidad. Con el acceso al mercado de cr¨¦dito vedado, el ministro de Econom¨ªa, Axel Kicillof, solicit¨® a China 3.000 millones de d¨®lares para evitar una crisis monetaria.
La controversia ingres¨® en la campa?a electoral. Los candidatos presidenciales de la oposici¨®n negocian un documento en el que, entre otras coincidencias, se comprometen a derogar el acuerdo si llegan al poder.
Esta segunda conquista de Am¨¦rica emprendida por los chinos encuentra dificultades tambi¨¦n en Venezuela. Pek¨ªn financia la revoluci¨®n bolivariana. La deuda con China ya es de 45.000 millones de d¨®lares y se salda con unos 600.000 barriles diarios de petr¨®leo. Ese volumen aumenta a medida que cae el precio del producto. Ese modelo de endeudamiento fue inaugurado por Rafael Correa, que embarca hacia Pek¨ªn el 60% del crudo ecuatoriano.
Nicol¨¢s Maduro no pudo renegociar el acuerdo porque la Rep¨²blica Popular pidi¨® a cambio la mina de oro Las Cristinas, valuada en 32.000 millones de d¨®lares. Como la argentina, la oposici¨®n venezolana recrimina al Gobierno haber llegado a urgencias econ¨®micas que arrodillan al pa¨ªs frente a los chinos. El economista Ricardo Hausmann, en cambio, culp¨® tambi¨¦n a China. En un art¨ªculo del Financial Times le dedic¨® el reproche que tantas veces recibi¨® el Fondo Monetario Internacional: financiar a un pa¨ªs con riesgo de default.
El 90% de las exportaciones de Venezuela a China se reducen a petr¨®leo
En M¨¦xico los sobresaltos fueron otros. Enrique Pe?a Nieto licit¨® la construcci¨®n de un tren bala por 3.700 millones de d¨®lares. Hubo un solo oferente: la China Railway Construction Co. (CRCC), asociada a la mexicana Teya. Bombardier, Alstom, Mitsubishi y Siemens prefirieron retirarse.
Teya pertenece al grupo Higa, a nombre del cual figura la mansi¨®n de Ang¨¦lica Rivera, la mujer del presidente. El esc¨¢ndalo alcanz¨® al proyecto del tren bala que, con la excusa de la crisis petrolera, fue suspendido. Los chinos, envueltos en llamas, amenazan con llevar a Pe?a Nieto a tribunales.
CRCC experiment¨® en M¨¦xico lo mismo que Sinohydro en la Argentina: para construir dos represas se asoci¨® a L¨¢zaro B¨¢ez, presunto testaferro de los Kirchner investigado por lavado de dinero. Pero en Buenos Aires fueron previsores: tambi¨¦n concurs¨® la china Gezhouba, que triunf¨® aliada a Electroingenier¨ªa, una firma cercana a Carlos Zannini, el principal colaborador de Cristina Kirchner.
En China, donde no hay licitaciones, aceptan con naturalidad estas peculiares reglas de juego. Por su parte, los Gobiernos populistas prefieren las relaciones econ¨®micas interestatales. Sobre todo porque no est¨¢n subordinadas a la ortodoxia econ¨®mica que reclaman los bancos de inversi¨®n. Ese relajamiento, que incentiva la corrupci¨®n, beneficia a las empresas chinas frente a competidoras con est¨¢ndares de transparencia, laborales y ambientales m¨¢s severos.
La predilecci¨®n por China suele disfrazarse de ideolog¨ªa. Pek¨ªn estar¨ªa ofreciendo una alternativa a Washington, en una fantaseada segunda guerra fr¨ªa. Esta interpretaci¨®n enmascara una din¨¢mica que suele lamentar Dilma Roussef: la imposibilidad de competir con las manufacturas chinas consolida a la regi¨®n como proveedora de commodities. El 90% de las exportaciones venezolanas a China se reduce a petr¨®leo; el 70% de las argentinas, a soja; el 75% de las brasile?as, a minerales y soja.
Esta primarizaci¨®n es otra raz¨®n para que el desembarco oriental se haya vuelto problem¨¢tico. Pero los gobiernos nacionales y populares celebran la nueva dependencia en nombre de la soberan¨ªa.
En la izquierda circulan, sin embargo, otros diagn¨®sticos. Hace cinco a?os, el titular del BID, Luis Alberto Moreno, pregunt¨® al uruguayo Jos¨¦ Mujica qu¨¦ opinaba del avance de los chinos. El exguerrillero contest¨®: ¡°Esos s¨ª son bravos... En quince a?os vamos a estar extra?ando a los gringos¡±.
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