C¨¢maras de doble filo
La grabaci¨®n de las acciones policiales puede reducir la desconfianza racial, pero tambi¨¦n vulnerar libertades civiles
Seguramente nunca se sabr¨¢ lo que sucedi¨® en esos 90 segundos al mediod¨ªa del pasado s¨¢bado 9 de agosto. Casi siete meses despu¨¦s, lo que sucedi¨® sigue siendo un enigma.
Antes del encuentro fatal, Michael Brown, un negro de 18 a?os que iba desarmado, andaba con un amigo por la calzada de una tranquila calle residencial en Ferguson, un suburbio de San Luis. En menos de dos minutos, se desplomaba muerto al suelo tras recibir al menos seis disparos del polic¨ªa blanco Darren Wilson, de 28 a?os. Se sabe que forcejearon por el arma del agente, pero el proceso judicial que exoner¨® a Wilson no aclar¨® por qu¨¦ tirote¨® al joven ni si este se hab¨ªa rendido antes de recibir los ¨²ltimos disparos mortales.
La inc¨®gnita estar¨ªa resuelta -y el trauma que provoc¨® la confusi¨®n sobre los hechos habr¨ªa sido menos- con un simple artilugio: una peque?a c¨¢mara de v¨ªdeo. La grabaci¨®n habr¨ªa disipado en teor¨ªa todas las dudas. El caso Brown ha avivado el debate en Estados Unidos sobre las c¨¢maras policiales. La familia del joven de Misuri ha impulsado una campa?a para extender su utilizaci¨®n. El objetivo es que su muerte propicie cambios palpables en la relaci¨®n entre la polic¨ªa y la ciudadan¨ªa.
La campa?a ha cosechado algunas victorias. El presidente Barack Obama anunci¨® en diciembre, una semana despu¨¦s de la exculpaci¨®n de Wilson, un programa dotado de 75 millones de d¨®lares para ayudar a los estados y municipios a comprar hasta 50.000 c¨¢maras incorporadas al uniforme. El plan est¨¢ pendiente de la aprobaci¨®n del Congreso. Las polic¨ªas de grandes ciudades, como Nueva York, Washington y Los ?ngeles, han anunciado planes piloto con c¨¢maras. Cada aparato puede valer entre 200 y 1.000 d¨®lares.
El FBI y los expertos admiten que los polic¨ªas con c¨¢maras no son la panacea: las tensiones entre comunidad negra y agentes tienen or¨ªgenes m¨¢s complejos
Y este lunes, el comit¨¦ de expertos designado por la Casa Blanca para mejorar la confianza entre las fuerzas del orden y la comunidad negra recomend¨® el uso de nuevas tecnolog¨ªas por su efecto potencial de reducci¨®n de episodios violentos. El informe del comit¨¦ menciona una investigaci¨®n en California que determin¨® que los agentes con c¨¢maras tuvieron un 87,5% menos de incidentes por uso de la fuerza y un 59% menos de quejas que los agentes sin c¨¢maras.
Los expertos imponen matices a las grabaciones: mantener las ¡°protecciones civiles y de derechos humanos¡±. Abogan por garant¨ªas de respeto a la privacidad y directrices de protecci¨®n de datos antes de implementar nuevas tecnolog¨ªas. La tesis es que, sin una supervisi¨®n clara que evite posibles negligencias -desde la desconfianza ciudadana por el uso de las im¨¢genes a la posibilidad de que un agente apague la c¨¢mara durante incidentes violentos-, la expansi¨®n de esta tecnolog¨ªa podr¨ªa mermar el esfuerzo en mejorar la confianza entre la poblaci¨®n y los cuerpos policiales.
Seg¨²n una encuesta de hace un a?o de la organizaci¨®n Police Executive Research Forum, cerca de un tercio de los 63 departamentos de polic¨ªa en EE UU con c¨¢maras de v¨ªdeo carec¨ªan de un manual de uso. Los estados y municipios que quieran optar al programa de c¨¢maras anunciado por Obama tendr¨¢n que enviar un plan al Departamento de Justicia y recibir una autorizaci¨®n. Pero ser¨¢n las autoridades estatales o locales las que supervisar¨¢n su cumplimiento, algo que inquieta a los especialistas.
Lorie Fridell, profesora de Criminolog¨ªa en la Universidad de Florida del Sur ha estudiado la implementaci¨®n de c¨¢maras. Y advierte de las dificultades que afrontan los cuerpos policiales para decidir el tipo de incidentes en que los aparatos tienen que estar encendidos y el uso del material. Algunas de las dudas son si grabar en una residencia privada, cu¨¢nto tiempo almacenar las im¨¢genes o si el p¨²blico puede tener acceso a ellas.
Los oficiales de polic¨ªa est¨¢n en esos barrios, arriesg¨¢ndose la vida, para proteger a gente de los infractores, que son el producto de problemas que no ser¨¢n resueltos por una c¨¢mara en el cuerpo¡± James Comey, director del FBI
¡°Es muy importante que haya una directriz en vigor porque maximiza el potencial de las c¨¢maras¡±, dice Fridell en una entrevista telef¨®nica. Un estudio del a?o pasado de la Universidad de Arizona sobre la polic¨ªa de Mesa (Arizona) concluy¨® que hay un 20% m¨¢s de probabilidad de que un agente encienda su c¨¢mara al responder a un incidente si existe una norma que le obliga.
La profesora tambi¨¦n subraya la importancia de establecer ¡°un fuerte mecanismo de responsabilidad que haga que est¨¦n m¨¢s encendidas que apagadas¡±. El a?o pasado, en Daytona un polic¨ªa fue obligado a dimitir tras descubrirse que apagaba la c¨¢mara en momentos cr¨ªticos. En Albuquerque, una ciudad con graves irregularidades policiales, un oficial fue despedido por el mismo motivo.
Pero, m¨¢s all¨¢ de una buena regulaci¨®n, hay dudas de que el uso de c¨¢maras sea la panacea en reducir la desconfianza de la comunidad negra con el sistema policial y judicial. A diferencia de la de Brown, la muerte en julio en Nueva York de otro hombre negro desarmado s¨ª fue grabada. Un v¨ªdeo callejero mostr¨® a un polic¨ªa blanco asfixiando a Eric Garner, un vendedor ilegal de cigarrillos, mientras otros le agarraban los brazos cuando gritaba ¡°no puedo respirar¡±. Pese al v¨ªdeo, un gran jurado declin¨® en diciembre imputar al agente. Lo que pone en duda si una grabaci¨®n hubiera cambiado el desenlace judicial del caso de Ferguson.
Y luego est¨¢n los problemas de fondo, inmunes al efecto de una grabaci¨®n. ¡°Las agencias del orden no son las causas de ra¨ªz de los problemas en nuestros barrios m¨¢s golpeados. Los oficiales de polic¨ªa est¨¢n en esos barrios, arriesg¨¢ndose la vida, para proteger a gente de los infractores, que son el producto de problemas que no ser¨¢n resueltos por una c¨¢mara en el cuerpo¡±, dijo el director del FBI, James Comey, a mediados de febrero.
En un ambicioso y sincero discurso sobre la relaci¨®n entre la polic¨ªa y la comunidad afroamericana, Comey -nieto de polic¨ªa- admiti¨® que muchos agentes sufren un ¡°atajo mental¡± que les lleva a desconfiar m¨¢s de un negro que de un blanco. Pidi¨® mejorar el conocimiento mutuo entre la ciudadan¨ªa y la polic¨ªa. Y abordar las causas de fondo de la desconfianza. Todo ello, independiente a que los agentes lleven o no c¨¢maras de v¨ªdeo.
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