?De qu¨¦ color es la crisis?
Como el vestido que unos ve¨ªan dorado y blanco y otros negro y azul, cabr¨ªa preguntarse de qu¨¦ color es la crisis brasile?a
Como el vestido que unos ve¨ªan dorado y blanco y otros negro y azul, cabr¨ªa preguntarse de qu¨¦ color es la crisis que atenaza a Brasil. ?Tiene los colores del pa¨ªs, de los que la ha revestido la incapacidad de sus gobernantes o est¨¢ te?ida con los tonos prestados de crisis externas?
?Es roja o azul la crisis econ¨®mica y ¨¦tica que se est¨¢ viviendo? ?Tiene el color de los gobiernos en la que ha germinado o el de una oposici¨®n sumisa y distra¨ªda que miraba para otro lado??Es de un socialismo te?ido de capitalismo o el de un capitalismo disfrazado de socialismo populista?
?Es de color masculino o femenino la crisis? ?Tiene nombres y apellidos? ?Tiene el color de esos lobos que se disfrazan de oveja para sacar mejor provecho del reba?o o tambi¨¦n los colores de la manada que solo sabe obedecer?
?Tiene solo el color de la crisis econ¨®mica, forjada por la incompetencia, o est¨¢ contaminada con las sombras de la ausencia de escr¨²pulos ¨¦ticos, que desnudan a la sociedad de sus mejores valores morales y les hace ver que todos los colores son iguales porque "todos roban"?
?Se han manchado los colores vivos de la realidad con los borrones de las mentiras te?idas de propaganda e ilusionismo?
Mientras en los palacios se ironiza sobre los tonos grises de la crisis, hasta los perros callejeros saben que se est¨¢ ti?endo de negro
?De qu¨¦ color son los que siguen creyendo en el pa¨ªs de las maravillas, sin m¨¢s crisis que la inventada por los adversarios?
Mientras en los palacios se ironiza sobre los tonos oscuros con los que los enemigos de Brasil estar¨ªan dibujando la crisis, hasta los perros callejeros saben que se est¨¢ ti?endo del color de la noche.
?De qu¨¦ color ven la situaci¨®n los ciegos que se niegan a aceptar que este pa¨ªs rico en recursos de todo tipo, autosuficiente, cuyas reservas de agua y energ¨ªa son la envidia del mundo, puede acabar, con sed y a oscuras, con el agua y la luz racionadas?
Los colores de Brasil, hasta hace poco, brillaban fuera y dentro del pa¨ªs con luz propia. Eran los colores de la confianza en s¨ª mismo, de la esperanza de empezar a contar en el planeta. Ten¨ªa el color de un Brasil que ya no era el pa¨ªs del eterno futuro sino el pa¨ªs de un presente que empezaban a disfrutar hasta los m¨¢s hambrientos, donde todos ten¨ªan conciencia de que ma?ana ser¨ªa mejor que hoy.
?Cu¨¢ntos brasile?os ven hoy el pa¨ªs con los tonos del optimismo, de la esperanza de mejora para sus hijos?
?Qui¨¦nes y por qu¨¦ han ido apagando los colores de un pa¨ªs que ten¨ªa y tiene todo para poder crear riqueza, distribuirla mejor y hasta ser, con sus j¨®venes, un laboratorio de creatividad e imaginaci¨®n? ?De qu¨¦ color ven al pa¨ªs ese ej¨¦rcito de j¨®venes que so?aban hasta ayer con poder un d¨ªa mostrar con orgullo a sus padres que empezaban a conseguir lo que ellos nunca so?aron?
Los colores de Brasil brillaban fuera y dentro del pa¨ªs con luz propia. Eran los colores de la esperanza de empezar a contar en el planeta
?D¨®nde encontrar ese pu?ado de justos, de pol¨ªticos y gobernantes simplemente honestos y preparados, que el Dios de la Biblia buscaba para poder salvar de la cat¨¢strofe a la corrompida ciudad de Sodoma y Gomorra?
Se dice que cada uno ve las cosas con el color de sus ojos. Sin embargo, todo tiene un color propio, y no todo es del mismo tono, porque no todos son igualmente responsables de que el cielo se haya oscurecido. Cada uno tiene el color de su propia responsabilidad.
La esperanza nunca muere definitivamente y es posible que Brasil pueda pronto reconquistar los colores que le pertenece por justicia a su gente. Es un deseo que he visto latir en el coraz¨®n dolorido de tantos brasile?os hoy decepcionados y preocupados.
A la vez que vamos sabiendo cada d¨ªa mejor el color de los responsables de la crisis, lo que a¨²n no sabemos es el de las v¨ªctimas que dejar¨¢ sembradas por el camino.
Los primeros en caer ser¨¢n seguramente los que tienen los pies m¨¢s fr¨¢giles. Como siempre en la historia.
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