Un santuario de ballenas en el Pac¨ªfico mexicano

Cuando Hern¨¢n Cort¨¦s lleg¨® a la Pen¨ªnsula de Baja California en el siglo XVI, M¨¦xico todav¨ªa no era un pa¨ªs, los espa?oles cre¨ªan haber encontrado una isla y las ballenas arribaban por miles a sus costas en busca de un mar c¨¢lido para el invierno. Este espect¨¢culo visual en el Pac¨ªfico, que se produce cada a?o despu¨¦s de que el mam¨ªfero marino haya cubierto una de las rutas migratorias m¨¢s largas del planeta (10.000 kil¨®metros desde el norte de Alaska), estuvo a punto de desaparecer el siglo pasado, cuando la caza comercial masiva del animal lo puso en peligro de extinci¨®n.

Hoy M¨¦xico cuenta con uno de los santuarios de ballena gris m¨¢s espectaculares del mundo, El Vizca¨ªno, declarado Patrimonio Mundial Natural por la Unesco en 1993. Para proteger a la especie, en los setenta, dos lagunas del Estado de Baja California Sur (Ojo de Liebre y San Ignacio) fueron decretadas Zona de Refugio de Ballenas. En la actualidad la poblaci¨®n del Pac¨ªfico oriental, con entre 19.000 y 23.000 ejemplares, se considera recuperada y es la m¨¢s abundante del animal (la del atl¨¢ntico norte est¨¢ extinta, y la del pac¨ªfico occidental, severamente disminuida).

¡°Este a?o han llegado 2.305 ballenas a la laguna Ojo de Liebre, de 36.000 hect¨¢reas, y 496 a San Ignacio¡±, explica el ocean¨®grafo Pedro Mart¨ªn Dom¨ªnguez durante un recorrido por la reserva. En este paraje, los cet¨¢ceos se observan de inmediato por todas partes. La lancha motora que cubre la visita apenas mide la mitad que una ballena adulta, de unos quince metros. Su peso alcanza las treinta toneladas, el equivalente a 375 personas de 80 kilos y generalmente nada acompa?ada de su cr¨ªa, un ballenato de 4,5 metros de longitud. Los animales llegan a M¨¦xico para aparearse. La gestaci¨®n dura entre 12 y 13 meses, por lo que al a?o siguiente regresan para dar a luz. Cada final de marzo emprenden el camino de regreso al ?rtico. Es en aguas g¨¦lidas donde pasan el resto del a?o aliment¨¢ndose, ya que durante el invierno no comen. Una capa de grasa protege su cuerpo de las bajas temperaturas.

Las ballenas se acercan a las lanchas atra¨ªdas por la curiosidad, el sonido del motor y el timbre de voz de ni?os y mujeres

¡°Conforme el ballenato va creciendo, hacia el final de su estancia en el Pac¨ªfico mexicano, la madre permite un mayor contacto entre los humanos y sus cr¨ªas¡±, explica Dom¨ªnguez mientras observa c¨®mo dos enormes ejemplares se asoman por la popa del barco. ¡°Ninguna embarcaci¨®n puede aproximarse a m¨¢s de 30 metros de las ballenas, pero al rev¨¦s, ellas s¨ª se acercan a las lanchas atra¨ªdas por la curiosidad, el sonido del motor y el timbre de voz de ni?os y mujeres¡±, a?ade. La piel del animal, color gris pizarra y blanca, es muy suave y carece de pelos. De cerca, los surcos que presenta parecen arrugas y se aprecian bien los puntos amarillos que recubren el cuerpo de las m¨¢s grandes, en realidad crust¨¢ceos par¨¢sitos. Durante un buen rato se quedan jugando con los reporteros, tranquilas, cruzando el barco por debajo de un lado a otro. El sonido que emiten al respirar es intenso y el chorro de agua posterior alcanza f¨¢cilmente los dos metros de altura, mojando a turistas con sus c¨¢maras. Desde la laguna no se ve ya tierra firme, solo las dunas que rodean sus aguas. La civilizaci¨®n parece estar muy lejos de este lugar. ?

La Secretar¨ªa de Medio Ambiente (SEMARNAT) gestiona el ¨¢rea natural. La actividad tur¨ªstica, promovida por empresas locales, representa una importante derrama econ¨®mica para Baja California Sur. Seg¨²n datos de la Direcci¨®n de la Reserva de la Biosfera El Vizca¨ªno, en promedio, cada temporada visitan la regi¨®n alrededor de 10.000 turistas, lo que genera ingresos estimados en 2 millones de d¨®lares para las comunidades costeras.

Sin embargo, la laguna es todav¨ªa un enclave virgen, ubicada a unos kil¨®metros del puerto de Guerrero Negro, donde se encuentra la mayor exportadora salina del mundo. Para llegar a este municipio, una modesta localidad entre el mar y el desierto cuya poblaci¨®n (13.000 habitantes) se abastece de un supermercado situado a m¨¢s de 200 kil¨®metros, el medio de transporte m¨¢s r¨¢pido es la carretera. En coche se hacen unas nueve horas desde La Paz, la capital de Baja California Sur, y siete desde Ensenada, al norte. Dos compa?¨ªas locales vuelan hasta el lugar, pero los aviones no siempre salen si no completan el pasaje.

Aunque la organizaci¨®n ambiental WWF alerta de riesgos en la explotaci¨®n tur¨ªstica de los avistamientos, el colectivo reconoce que ¡°es m¨¢s frecuente que las afectaciones por la observaci¨®n de ballenas se presenten a lo largo de la ruta migratoria¡±.

La situaci¨®n en M¨¦xico difiere del resto del mundo. Seg¨²n WWF, los peligros hoy se encuentran en Alaska, su zona de alimentaci¨®n, cuya estabilidad ¡°podr¨ªa estar comprometida¡± por la apertura de nuevos pozos petroleros. Adem¨¢s, cuando migran, las colisiones con barcos, la contaminaci¨®n y las artes de pesca, como redes y trampas, son sus amenazas principales.

El ruido submarino por tr¨¢nsito de embarcaciones o cualquier proceso industrial (perforaciones petroleras, miner¨ªa submarina) tambi¨¦n ponen en riesgo su salud, se?ala la organizaci¨®n. Si logran sortear tantos peligros, en unos meses estar¨¢n de vuelta en el santuario, su refugio m¨¢s seguro.