El Ej¨¦rcito iraqu¨ª avanza barrio a barrio en la ofensiva sobre Tikrit
Bagdad arrebata al Estado Isl¨¢mico el control barrio a barrio de la ciudad de Sadam
La bandera iraqu¨ª vuelve a ondear desde este mi¨¦rcoles sobre el hospital general de Tikrit. Ese complejo ha sido una de las primeras instalaciones que han tomado las fuerzas gubernamentales procedentes del norte. A partir de ah¨ª, su avance hacia el centro se ha visto frenado por la resistencia del Estado Isl¨¢mico, cuyos combatientes saben que la p¨¦rdida de esta ciudad tiene tanto valor estrat¨¦gico como simb¨®lico. Adem¨¢s de arrebatarles un importante basti¨®n sun¨ª, dar¨ªa impulso a los planes de Bagdad para reconquistar Mosul, la joya de la corona del califato en Irak.
En los v¨ªdeos televisados se oyen explosiones y disparos de artiller¨ªa mientras las tropas se adentran en el barrio septentrional de Qadisiya. La mayor contraofensiva desde que el EI se hizo con el control de un tercio del pa¨ªs el pasado junio ha convocado una alianza de fuerzas de seguridad regulares, milicias de voluntarios chi¨ªes y miembros de las tribus (sun¨ªes) de la zona.
¡°Hay intensos combates en los alrededores de los palacios presidenciales, cerca del hospital¡±, ha declarado a Reuters una fuente militar en el centro de mando de la operaci¨®n.
Los yihadistas instalaron su cuartel general en esos palacetes construidos en ¨¦poca de Saddam Husein, el presidente derrocado en 2003 y luego ejecutado. De ah¨ª, que ahora intenten defender esas posiciones. Adem¨¢s, tambi¨¦n han lanzado varios ataques suicidas en Ramadi, al suroeste, Bagdad, y contra posiciones kurdas, al noreste, en un intento desesperado de reducir la presi¨®n sobre sus fuerzas en Tikrit. Alrededor de una treintena de personas perdieron la vida.
¡°No nos enfrentamos a combatientes cara a cara, sino a un terreno minado y a francotiradores¡±, ha explicado un oficial de alto rango citado por France Presse. Tender trampas explosivas se ha convertido en el marchamo de los yihadistas en su retirada. Los portavoces militares aseguran que eso es lo que est¨¢n haciendo ahora mismo, retirarse.
¡°Los terroristas se est¨¢n apoderando de los coches de los civiles que intentan huir de los combates y tratando de organizar la escapada¡±, ha declarado el general de polic¨ªa Kheyon Rashide, a la televisi¨®n estatal Iraqiya.
Entre tanto, las tropas se ven obligadas a frenar su marcha mientras los helic¨®pteros atacan las zonas desde donde les disparan los tiradores o donde hay posibles bombas escondidas. Es un laborioso proceso que cuesta ¡°30 minutos por calle¡±, en palabras de un militar.
Pero Tikrit no es otra batalla m¨¢s. Despu¨¦s de nueve meses en los que las fuerzas gubernamentales apenas han recuperado un 1% del territorio del que se apoder¨® el EI el pasado verano, ser¨ªa la primera ciudad de importancia y dar¨ªa confianza a los responsables para contemplar el asalto a Mosul, la tercera urbe iraqu¨ª. Su ca¨ªda en manos de los yihadistas supuso un golpe para todo el pa¨ªs que se tradujo en la sustituci¨®n al frente del Gobierno de Nuri al Maliki por Haider al Abadi.
La capital de Saladino, en el v¨¦rtice superior del llamado tri¨¢ngulo sun¨ª, era adem¨¢s en principio un territorio favorable a los invasores. De ah¨ª el escepticismo que suscit¨® una operaci¨®n en la que dos tercios de los efectivos son miembros de las milicias chi¨ªes y el grueso de las fuerzas de seguridad tambi¨¦n pertenece a esa confesi¨®n. Las denuncias de abusos, discriminaci¨®n y venganzas hac¨ªan augurar una escasa colaboraci¨®n local. Sin embargo, hasta el momento, sea por su oposici¨®n al EI o por su deseo de volver a casa, los miembros de las tribus locales (sun¨ªes) han colaborado sin problemas conocidos, aunque sus tareas parecen haber sido m¨¢s de informaci¨®n que de combate.
En cualquier caso esa cooperaci¨®n est¨¢ siendo observada con particular inter¨¦s ya que puede ser determinante una vez que se recupere la ciudad. Si adem¨¢s de evitar las revanchas sobre la poblaci¨®n local, las milicias chi¨ªes dejan que sean fuerzas sun¨ªes las que se ocupen de la seguridad, en particular, del contacto directo con los ciudadanos, la operaci¨®n no s¨®lo ser¨ªa un ¨¦xito contra el EI sino contra el sectarismo que fractura Irak.
En un signo de la preocupaci¨®n que genera ese riesgo, Muqtada al Sadr, l¨ªder de un movimiento popular chi¨ª que se destac¨® en su oposici¨®n a la presencia norteamericana y que aporta una de las milicias, ha pedido que se suspenda a dos de esos grupos que luchan con las fuerzas regulares contra el EI por su implicaci¨®n en el asesinato de un destacado jeque tribal sun¨ª el mes pasado en Bagdad.
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