En nombre de Europa
La UE necesita una estrategia que a¨²ne sus valores e intereses
¡°Europa no ha sido nunca tan pr¨®spera, tan segura ni tan libre. La violencia de la primera mitad del siglo XX ha dado paso a un periodo de paz y estabilidad sin precedentes en la historia europea¡±. As¨ª abr¨ªa la estrategia de seguridad aprobada en diciembre de 2003 por el Consejo de la Uni¨®n Europea. Vuelvan a leer el entrecomillado, lean la secci¨®n de internacional de este diario, e intenten ver cu¨¢nto queda hoy de aquella descripci¨®n.
Respecto a la prosperidad, a la vista de todos est¨¢ la exasperante lentitud con la que Europa ha lidiado con la crisis econ¨®mica. En lo relativo a la seguridad, las cosas tampoco pintan mejor: un rosario de conflictos, desde Ucrania hasta Libia pasando por Siria, nos han dejado un reguero de refugiados, fanatismo e impotencia. Y si nos fijamos en la libertad, no s¨®lo nos topamos con la frustraci¨®n que provoca el fracaso de los procesos de cambio pol¨ªtico en el mundo ¨¢rabe sino que tenemos que incorporar los retrocesos democr¨¢ticos que observamos en Rusia y Turqu¨ªa. Y para colmo, ese reflujo antiliberal se solapa con el resurgir del nacionalismo xen¨®fobo dentro de la propia Uni¨®n. Crit¨ªquese a Rusia todo lo que se quiera, pero no se olvide que un primer ministro que se sienta en el Consejo Europeo (me refiero al h¨²ngaro V¨ªctor Orban) ha manifestado que la democracia liberal no es el ¨²nico modelo de democracia posible.
La UE necesita de forma urgente una estrategia que a¨²ne sus valores e intereses de forma coherente y ponga a su disposici¨®n las herramientas necesarias para defenderlos. Es dif¨ªcil proclamarse admirador del presidente de la Comisi¨®n Europea, sin duda fiel representante de ese establishment europeo que con sus componendas y miop¨ªas nos ha hecho perder una d¨¦cada en debates institucionales o ri?as de familia. Pero hay que aplaudir a Juncker por su creciente afici¨®n a decir verdades como pu?os, desde el desastre que ha sido la troika al absurdo de que los europeos sigan sin tomarse en serio la idea de poner en marcha un Ej¨¦rcito europeo. Muchos dir¨¢n que un expresidente del Eurogrupo proveniente de un pa¨ªs con unas fuerzas armadas de 900 efectivos, un sector financiero sobredimensionado y una pol¨ªtica fiscal que sonroja no es el id¨®neo para decir las verdades del barquero. Pero alguien tiene que comenzar a se?alar con el dedo a todos aquellos que han hecho de la administraci¨®n de la decadencia europea un modo de vida, comenzando por los ej¨¦rcitos y las diplomacias nacionales, cuya existencia como entes aut¨®nomos cada vez tiene menos sentido. En una ocasi¨®n Jean Monnet cerr¨® la puerta en las narices a los diplom¨¢ticos nacionales con el argumento de que ¨¦l estaba all¨ª para defender los intereses europeos. Nuestro problema hoy, antes que la estrategia, es encontrar a alguien que quiera hablar en nombre de todos.
S¨ªgueme en @jitorreblanca y en el blog Caf¨¦ Steiner en elpais.com
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.