El misterioso viaje clandestino a Libia

Yassine Abidi, de 27 a?os, uno de los tres terroristas que el mi¨¦rcoles pasado asesinaron a 20 turistas y tres tunecinos en el Museo del Bardo, viv¨ªa en la barriada de Ibn Jald¨²n, en el oeste de T¨²nez capital, un distrito muy humilde. Ni el m¨¢s pobre, ni el m¨¢s problem¨¢tico, aunque s¨ª un laberinto de callejuelas, polvo, mercados y casas bajas de hormig¨®n. La vivienda de la familia Abidi, donde viv¨ªa Yassine, a apenas 200 metros de un vertedero, se sale de la media: un d¨²plex, tres pisos y una fachada de color crema bien cuidada. En la planta baja, encerrados, los m¨¢s allegados lloran la muerte del joven, abatido por las fuerzas de seguridad. No entienden, ni la familia ni los amigos, c¨®mo Yassine pudo convertirse en uno de los terroristas que la emprendieron a tiros y acabaron con la vida de 23 personas en un museo ubicado en pleno centro de la ciudad y junto al edificio del Parlamento, que en ese momento debat¨ªa la ley antiterrorista.

¡°Yassine es una v¨ªctima¡±, dice el m¨¢s joven de los que hacen guardia en la puerta de entrada del hogar familiar. Prefieren el anonimato y que nadie les grabe. Dos de las primas de Yassine, de unos 20 a?os, con cazadora de piel, vaqueros y zapatillas, emocionadas, se apresuran a aclarar que ¨¦l era un tipo ¡°normal¡±, nada que ver con los yihadistas. ¡°Ese d¨ªa¡±, explica una de ellas en relaci¨®n con el pasado mi¨¦rcoles, ¡°Yassine, despu¨¦s de desayunar, sali¨® a trabajar a la agencia de viajes para entrar a las diez de la ma?ana¡±. Dos horas despu¨¦s, Yassine y Hatem Jachnaoui, el segundo pistolero abatido, tras disparar de forma indiscriminada a un grupo de turistas, buscaban refugio en el interior del museo.

As¨ª qued¨® registrado en las c¨¢maras de seguridad, seg¨²n las im¨¢genes difundidas el s¨¢bado por la noche por las autoridades. En una de las grabaciones se ve c¨®mo los dos atacantes, vestidos de ch¨¢ndal y armados con fusiles autom¨¢ticos, se topan con un individuo por las escaleras, que sale corriendo tras un intercambio de palabras. El presidente tunecino, Beyi Caid Essebsi, inform¨® ayer de que en el ataque particip¨® un tercer hombre, que se dio a la fuga. ¡°No ir¨¢ muy lejos¡±, dijo Essebsi a dos cadenas de televisi¨®n francesas. Se desconoce por ahora si este pr¨®fugo es Maher Ben Mouldi Kaidi, contra el que existe una orden de busca y captura por su vinculaci¨®n con los atentados, emitida por el Ministerio del Interior.

¡°?T¨² imaginas qu¨¦ relaci¨®n puede tener un chico del centro de T¨²nez y otro de Kasserine, en el oeste?¡±, se pregunta una de las primas de Yassine. De Kasserine, regi¨®n pegada a la frontera argelina, era Hatem Jachnaoui, de 26 a?os. A la familia Abidi no le consta relaci¨®n alguna entre Yassine y su compa?ero en el atentado. Los tres hermanos y el padre de Jachnaoui, detenidos inmediatamente despu¨¦s del ataque, han sido puestos ya en libertad.

Las autoridades dicen que ambos viajaron clandestinamente en diciembre a Libia (se desconoce si juntos o no), donde pudieron ser entrenados en el uso de armas. ¡°Lo que ¨¦l dijo entonces a su familia¡±, contin¨²a su prima, ¡°es que se iba a Sfax [una ciudad tunecina en la costa sureste] a trabajar en un restaurante¡±.

El relato de boca en boca sobre la vida en la barriada de Yassine Abidi refleja una vida normal, la de un joven moderno, que estudi¨® lengua francesa durante dos a?os en la Universidad de la ciudad, que trabajaba con su hermana en el sector del turismo, que acud¨ªa mucho a rezar, pero nada m¨¢s. ¡°No era salafista. Alguien le tuvo que manipular¡±, interrumpe la conversaci¨®n otra de sus primas. ¡°Lo que le ha pasado a Yassine¡±, prosigue, ¡°les est¨¢ pasando a otros, no solo en T¨²nez¡±. No practicaba el salafismo, al menos en p¨²blico, seg¨²n atestigua uno de los vecinos del barrio de Ibn Jald¨²n, compa?ero habitual del joven en el templo. ¡°Era un chico que tra¨ªa cada d¨ªa comida a su padre¡±, a?ade.

Junto a una carpa blanca donde las mujeres se cubren del sol, un amigo de la familia acepta hablar del perfil religioso de Yassine. ¡°Antes rezaba como todos, pero es cierto que tras la ca¨ªda de la dictadura, en 2011, empez¨® a frecuentar mucho m¨¢s la mezquita¡±. La cosa creci¨®. ¡°Fue durante el a?o pasado cuando Yassine empez¨® a participar m¨¢s, a discutir m¨¢s con otros j¨®venes en la mezquita sobre temas religiosos¡±, explica el joven haciendo memoria.

La plaza junto a la casa de los Abidi sigue de duelo. Su padre, guarda de seguridad en un edificio del barrio, sale en un todoterreno a mediod¨ªa con un ata¨²d vac¨ªo en el maletero. Las autoridades les han comunicado que podr¨¢n recuperar el cuerpo de Yassine para darle sepultura.