Promesas locales para las generales
La batalla electoral en Reino Unido deja a un lado los grandes debates para volcarse en los indecisos con planes concretos para cada circunscripci¨®n
Un teatro de 600 butacas en un pueblo del noroeste de Inglaterra puede decidir qui¨¦n ser¨¢ el pr¨®ximo primer ministro de Reino Unido. Escondida en el punto 2.38 de la p¨¢gina 73 de los Presupuestos Generales que el Gobierno present¨® el pasado 18 de marzo, se encuentra una frase que ayuda a comprender esta peculiaridad de la pol¨ªtica brit¨¢nica: ¡°El Gobierno destinar¨¢ 56.000 libras para apoyar la reforma del teatro Muni de Pendle¡±.
No parece que este teatro eduardiano, por muy querido que sea entre los casi 19.000 vecinos de Colne, el segundo pueblo m¨¢s grande de la circunscripci¨®n electoral de Pendle, tuviera que ser una prioridad del Gobierno que dirige la quinta econom¨ªa del mundo. Pero indagando en los datos que ofrecen las encuestas se comprender¨¢ por qu¨¦ su adecentamiento puede haber encontrado un hueco en los ¨²ltimos presupuestos del Ejecutivo que preside David Cameron.
Resulta que el candidato conservador de Pendle tiene una dura batalla por delante para mantener su mayor¨ªa de apenas 3.585 votos sobre su rival laborista. ¡°Estoy encantado de que el ministro haya escuchado mis argumentos en defensa de la necesidad de m¨¢s financiaci¨®n para nuestro teatro¡±, declar¨® el candidato Andrew Stephenson, al d¨ªa siguiente del anuncio, en el peri¨®dico local.
Pendle es lo que en la pol¨ªtica brit¨¢nica se conoce como un esca?o marginal: susceptible de cambiar de un signo a otro. Y en esos esca?os marginales es donde se ganan las elecciones.
La campa?a arranca hoy y se centra en lugares que pueden cambiar su voto
La campa?a electoral para las generales del 7 de mayo arranca hoy. Se acabaron los grandes debates. Ahora, como explicaba un veterano experto en sondeos a este corresponsal, los ¨²nicos votantes que importan son los votantes marginales en circunscripciones marginales. Aquellos ciudadanos dispuestos a cambiar el sentido de su voto en las circunscripciones en las que el resultado es incierto. La explicaci¨®n est¨¢ en el sistema electoral brit¨¢nico, en el que solo gana un diputado en cada una de las 650 circunscripciones electorales en las que se divide el pa¨ªs.
Los partidos disponen de complejas plataformas de an¨¢lisis de datos para localizar a los votantes indecisos. Con el voto m¨¢s fragmentado que nunca, la tipolog¨ªa de los esca?os marginales se ha multiplicado: laboristas, conservadores, nacionalistas escoceses, liberal dem¨®cratas, verdes y UKIP, en casi todas las combinaciones posibles. Pero menos de un 10% de los esca?os ha cambiado de manos en cuatro de las ¨²ltimas cinco elecciones generales. Incluso en la gran victoria laborista de 1997 solo tres de cada 10 esca?os cambiaron de signo.
El sistema electoral brit¨¢nico hace que los diputados no representen solo a su partido, sino tambi¨¦n a su circunscripci¨®n. Y en los ¨²ltimos tiempos, debido al descr¨¦dito de los dirigentes pol¨ªticos y a la escasa popularidad de los l¨ªderes nacionales, la lealtad es cada vez mayor hacia la circunscripci¨®n que hacia los representantes. Los candidatos tienden a excluir de sus pasquines las referencias a los l¨ªderes e, incluso, a los propios partidos. Y las redes sociales les permiten comunicarse directamente con sus votantes y crear su propia marca. En 1979 solo el 25% de los diputados ten¨ªa conexiones preexistentes con la circunscripci¨®n por la que se presentaba. Hoy, se calcula que las tienen un 63% de los candidatos.
La reforma de un teatro o una carretera pueden ser determinantes en el cambio de voto
Los votantes se inclinan cada vez m¨¢s por candidatos con ra¨ªces en su circunscripci¨®n y tienden a desconfiar de esos paracaidistas que env¨ªan los partidos desde Westmnister a circunscripciones que apenas conocen. Como el exministro de Interior Roy Jenkins, que explica en sus memorias c¨®mo las torres de Glasgow, donde disput¨® una elecci¨®n parcial en 1982, le resultaban ¡°tan misteriosas como los minaretes de Constantinopla¡± a los invasores rusos en 1878.
La tendencia supone un desaf¨ªo al sistema pol¨ªtico tradicional. La f¨¦rrea disciplina de partido que habitualmente ha regido el funcionamiento del Parlamento se ver¨ªa amenazada en una c¨¢mara compuesta por diputados que deben su esca?o m¨¢s a su circunscripci¨®n que a sus colores. Y esa disciplina de partido ser¨¢ m¨¢s necesaria que nunca si, como indican las encuestas, el pr¨®ximo Gobierno cuenta con una mayor¨ªa precaria.
Los votantes indecisos no tienen por qu¨¦ decantarse por uno u otro partido en funci¨®n solo de las pol¨ªticas locales. Pero, en determinadas circunscripciones muy ajustadas, estas s¨ª pueden ser decisivas. Es el caso de Pendle y su teatro pero tambi¨¦n, por ejemplo, el de Cheltenham, en el suroeste, y su carretera A417. No ser¨¢ Europa o la econom¨ªa lo que entregue este esca?o crucial a los conservadores o a los liberal dem¨®cratas, sino los planes de los distintos candidatos para remodelar esta v¨ªa, cuya alta siniestralidad preocupa a los vecinos.
¡°Ponga un candidato local fuerte, un campe¨®n local que conoce la forma de pensar y habla el idioma de sus votantes, y de repente los n¨²meros cambiar¨¢n dram¨¢ticamente¡±, explica Douglas Carswell, el diputado de UKIP que ha desarrollado el sistema de an¨¢lisis de datos al servicio del partido antieurope¨ªsta. Una periodista que le acompa?¨® en la campa?a que le vali¨® el primer esca?o de UKIP, en una circunscripci¨®n del sureste que est¨¢ en las ant¨ªpodas demogr¨¢ficas del partido, recuerda sus visitas puerta a puerta. El candidato llam¨® a una y le abri¨® una mujer que no era de la casa. A¨²n as¨ª, ¨¦l la reconoci¨® y le pregunt¨® por los problemas con su casero, tema sobre el que hablaron durante toda la visita. ¡°Votar¨¦ por ti¡±, le dijo la mujer al candidato. ¡°?Es usted votante de UKIP?¡±, pregunt¨® la periodista. ¡°No¡±, respondi¨®, ¡°soy votante de Douglas¡±.
Los peque?os partidos ganan terreno
El pr¨®ximo primer ministro de Reino Unido ser¨¢, con toda probabilidad, o David Cameron o Ed Miliband. Pero sus respectivos partidos, conservador y laborarista, pueden considerarse perdedores de esta campa?a. Con permiso del otro partido tradicional, el liberal dem¨®crata, cuya experiencia en el Gobierno de coalici¨®n de Cameron les reportar¨¢, seg¨²n las encuestas, una debacle electoral hist¨®rica.
Son los partidos peque?os los que se pueden considerar ganadores. Los antieurope¨ªstas de UKIP, los Verdes y, sobre todo, los nacionalistas escoceses del SNP. Portadores del desencanto con la clase pol¨ªtica tradicional, han marcado la agenda de la campa?a, tendr¨¢n probablemente la llave del pr¨®ximo Gobierno y han multiplicado sus miembros: 100.000 personas se han afiliado en los ¨²ltimos meses a estos partidos. El SNP, cuya base se ha duplicado tras la derrota del s¨ª en el refer¨¦ndum, es ya el tercer partido con m¨¢s militantes y los Verdes, que crec¨ªan en enero a un ritmo de 2.000 nuevos miembros al d¨ªa, el cuarto. Ambos superan ya en afiliados a los liberal dem¨®cratas. La militancia de los dos grandes partidos ha ca¨ªdo dram¨¢ticamente: apenas 200.000 afiliados cada uno, frente al mill¨®n, de los laboristas, y los tres millones, los conservadores, tras la Segunda Guerra Mundial.
Las encuestas sit¨²an a los grandes partidos t¨¦cnicamente empatados con un 34% de los votos, seguidos de UKIP (14%), el Partido Liberal Dem¨®crata (8%), los Verdes (5%) y el SNP (4%). Pero, al trasladar esos votos a esca?os, el gran favorecido por un sistema electoral que penaliza el voto disperso es el nacionalismo escoc¨¦s, que con solo el 4% del voto total podr¨ªa obtener m¨¢s de 40 esca?os, frente a UKIP, por ejemplo, que con el 14% del voto aspira a apenas media decena de diputados. Sus esca?os pueden ser clave en un Gobierno laborista en minor¨ªa. La influencia de los Verdes y de UKIP se ver¨¢, precisamente, en las circunscripciones marginales. Y a la hora de demostrar que no son solo un voto protesta, sino que llegan para quedarse.
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