El exgeneral Buhari es elegido presidente de Nigeria
El l¨ªder de la oposici¨®n protagoniza la primera alternancia pol¨ªtica de la democracia local
El l¨ªder de la oposici¨®n Muhammadu Buhari, de 72 a?os, ha sido el vencedor de las elecciones celebradas el pasado fin de semana en Nigeria y se convertir¨¢ en el pr¨®ximo presidente del pa¨ªs. Incluso antes de que acabara el recuento, su m¨¢ximo rival, el actual presidente Goodluck Jonathan, admiti¨® su derrota y telefone¨® a Buhari para felicitarle. Se trata de la primera vez que se produce una alternancia en la democracia nigeriana, instaurada en 1999 tras a?os de dictaduras, pues desde entonces el Partido Democr¨¢tico Popular (PDP) hab¨ªa dominado completamente el escenario pol¨ªtico. Buhari es general retirado del Ej¨¦rcito nigeriano y ya fue presidente del pa¨ªs durante 20 meses, entre 1984 y 1985, tras encabezar un golpe de Estado.
Las cifras hablan por s¨ª solas. A falta del estado de Borno por escrutar, el ¨²ltimo que quedaba anoche, la coalici¨®n opositora Congreso de Todos los Progresistas (ACP, seg¨²n sus siglas en ingl¨¦s) liderada por Buhari hab¨ªa obtenido casi 15 millones de votos (un 53,2%) frente a los 12,8 millones de papeletas del PDP encabezado por Jonathan (45,6%). De los 36 estados del pa¨ªs, Buhari result¨® vencedor en 20 de ellos (con toda probabilidad tambi¨¦n en Borno), sobre todo en el norte, de mayor¨ªa musulmana, y en el oeste, mientras que Jonathan gan¨® en 15, especialmente en el sur, de mayor¨ªa cristiana, y en la capital federal, Abuya. Sin embargo, la p¨¦rdida de votos del PDP con respecto a 2011 ha sido m¨¢s que ostensible.
El presidente electo de Nigeria, nacido en Katsina, ya ostent¨® la Jefatura de Estado del pa¨ªs entre enero de 1984 y agosto de 1985. Entonces lleg¨® al poder tras encabezar un golpe de Estado contra el presidente Shehu Shagari. Quienes le conocen aseguran que tiene una voluntad de hierro y que es inflexible. De hecho, su mandato se caracteriz¨® por poner en marcha una feroz campa?a contra la corrupci¨®n y por la austeridad econ¨®mica, aunque en el lado negativo se le achacan numerosas violaciones de los Derechos Humanos y encarcelamiento de opositores. Tenacidad tampoco le falta. Tras su derrocamiento por otro alzamiento militar, Buhari se hab¨ªa presentado hasta en tres ocasiones a las elecciones presidenciales, 2003, 2007 y la ¨²ltima frente al propio Jonathan en 2011, resultando siempre derrotado. Hasta ahora.
El exdictador reconvertido en dem¨®crata llega al poder en un momento cr¨ªtico para Nigeria en materia de seguridad, con el grupo terrorista Boko Haram muy crecido en el noreste del pa¨ªs y la amenaza latente de vuelta a las armas por parte de los rebeldes del Delta del N¨ªger, en el sur. Buhari ha prometido que combatir¨¢ sin tregua a los yihadistas y que acabar¨¢ con ellos en unos meses, as¨ª como medidas de recorte del gasto p¨²blico y de fomento del empleo. Su aura de hombre honesto e implacable contra la corrupci¨®n (durante su mandato en los ochenta se lleg¨® a condenar a exministros a cientos de a?os de c¨¢rcel) tambi¨¦n ha contribuido en buena medida a su elecci¨®n como presidente, sobre todo tras los ¨²ltimos casos de malversaci¨®n de fondos p¨²blicos y despilfarro en el seno del Gobierno.
Los observadores coinciden en la limpieza de la votaci¨®n, pero temen irregularidades en el recuento
El escrutinio ha estado rodeado de una enorme tensi¨®n y esta ma?ana ha sido interrumpido por un alto cargo del PDP que ha lanzado graves acusaciones de ¡°parcialidad y tribalismo¡± contra el presidente de la Comisi¨®n Electoral, Attahiru Jega. Por su parte, los observadores internacionales coinciden en la limpieza del proceso de votaci¨®n, pero han mostrado su temor a que se pudieran producir irregularidades en el recuento. En concreto, representantes de EE UU y del Reino Unido han apuntado a ¡°indicios de interferencias pol¨ªticas¡±, lo que ha sido desmentido por la Comisi¨®n Electoral que dice que ¡°no hay ninguna base¡± para estas acusaciones.
El gesto del presidente saliente de reconocer su derrota parece alejar del horizonte la posibilidad de que se produzcan disturbios postelectorales como los ocurridos en 2011 tras la ¨²ltima derrota de Buhari frente a Jonathan ¨Cque se saldaron con unos 800 muertos¨C, aunque las autoridades siguen alerta. En todo caso, ni los problemas t¨¦cnicos con los carn¨¦s electorales ni los ataques de Boko Haram del pasado s¨¢bado en Gombe y Yobe, que dejaron una quincena de muertos, han logrado alterar unas elecciones en las que los observadores internacionales no han detectado un intento de ¡°fraude sistem¨¢tico¡± y que pasar¨¢n a la historia de Nigeria como las de su primera alternancia democr¨¢tica.
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