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Expresidente ironiza manifestantes anti-PT y predica di¨¢logo con movimientos sociales
?l volvi¨® a la escena. En el primer discurso abierto a la prensa desde los multitudin¨¢rios actos contra el Gobierno en marzo, el expresidente Luiz In¨¢cio Lula da Silva defendi¨® el ajuste fiscal de Dilma Rousseff, su afilhada pol¨ªtica y sucesora, pero tambi¨¦n a critic¨® emandou recados directos. Hablando para un p¨²blico formado por centenares de militantes partidarios, miembros de movimientos sociales y de confederaciones de trabajadores, el l¨ªder petista pidi¨® prudencia a los sindicalistas en las reclamaciones contra el Gobierno y resalt¨® que, si la presidencia fuera de un ¡°tucano¡±, no habr¨ªa negociaciones con la clase trabajadora. ¡°Ni en Brasilia llegar¨ªan¡±, argument¨®.
En un discurso de casi 50 minutos en el sindicato de los bancarios de S?o Paulo, Lula sintetiz¨® la crisis econ¨®mica y la insatisfacci¨®n popular con el Gobierno usando una frase que acostumbraba decir en la ¨¦poca en que era sindicalista en el ABC paulista, los a?os 1970 y 80. ¡°El pe?o que come fil¨¦ no quiere volver a comer ac¨¦m. El pueblo est¨¢ m¨¢s exigente¡±. Seg¨²n ¨¦l, las protestas sociales y las reclamaciones hasta de los apoiadores de Rousseff ocurren porque las personas progresaron social y econ¨®micamente y no quieren abrir mano del que conquistaron en los ¨²ltimos 12 a?os, el periodo que el PT gobierna el Brasil.?
Las ¨²ltimas pesquisas que evaluaron la gesti¨®n Rousseff muestran que ella perdi¨® apoyo hasta de sus electores. El Datafolha de marzo concluy¨® que 62% de los brasile?os consideran la administraci¨®n federal mala o p¨¦sima. ES el mayor ¨ªndice de reprova??o desde el impeachment de Fernando Collor, en 1992.
En otro momento de la plenaria, Lula dije que la gesti¨®n petista cometi¨® equ¨ªvocos. Usando la primera persona del plural, el expresidente intent¨® ser equilibrista al criticar su sucesora. Entre los errores presentados por ¨¦l est¨¢n el no aumento de la gasolina por dos a?os seguidos para coger la inflaci¨®n y la reducci¨®n de la cuenta de energ¨ªa el¨¦ctrica para estimular la producci¨®n industrial. ¡°Tuvimos coyunturas desfavorables que no dependieron solo de Dilma¡±, dije poco antes de defender los cambios en la econom¨ªa que la presidenta intenta aprobar en el Congreso Nacional y de decir que la inflaci¨®n es la ¡°desgracia del pobre¡±. "Hice un ajuste m¨¢s fuerte del que ese en 2003", dije Lula. El expresidente lleg¨® a hacer una promesa a los ouvintes en nombre de la heredera: ¡°Cuando mejorar [la situaci¨®n econ¨®mica], a Dilma comienza la reajustar en favor del pueblo¡±.
Movilizaci¨®n
A pesar de las cr¨ªticas, Lula conclamou los movimientos sociales a defender la democracia y la no aceptar "golpismos" promovidos por los opositores que, seg¨²n ¨¦l, no se conforman con la cuarta derrota electoral seguida. Antes de ser electo presidente, en 2002, Lula perdi¨® tres elecciones presidenciales consecutivas, en 1989, en 1994 y en 1998. Pero, ni as¨ª, dice ¨¦l, quise dar un golpe. ¡°ES la primera vez que van a las calles contra nosotros. Ellos tambi¨¦n est¨¢n en el derecho de reclamar¡±, ponder¨® el expresidente, que pidi¨® tranquila y respeto a los manifestantes que quedan en el "piso de cima".
Lula afirm¨® tambi¨¦n que hay una onda de intolerancia en el pa¨ªs en el cual no se puede ni debatir ideas o usar una ropa roja sin ser llamado de ladr¨®n, en una referencia al que los petistas consideran ser la "criminaliza??o" del partido despu¨¦s de la implicaci¨®n en esc¨¢ndalos de corrupci¨®n_en el evento, estaba S¨¦rgio Gabrielli, expresidente de la Petrobras, estatal blanco de la operaci¨®n Lava Jato. Vistiendo una camisa roja, el expresidente dije a los militantes que, usaban en su mayor¨ªa ropas del mismo color: ¡°Vine de rojo porque no necesito vestir verde y amarillo para decir que soy brasile?o¡±. La camisa de la selecci¨®n brasile?a es uno de los uniformes informales de los grupos que piden el impeachment de la presidenta.
Mirando para una c¨¢mara y dirigiendo la palabra directamente a la ¡°Dilminha¡±, Lula envi¨® dos recados: ¡°Qui¨¦n est¨¢ aqu¨ª es su compa?ero en los buenos y malos momentos¡± y ¡°la gente no quiere ser llamado solo para fiesta, pero para discutir¡±. Fue otro ingrediente para las fartos debates en la prensa y fuera de ella sobre el estado de las relaciones personales y pol¨ªticas entre Dilma y Calamar y las quejas m¨¢s o menos veladas del mentor de que ella no sigue sus consejos. ES el mismo tipo de reclamaci¨®n que aliados, como el PMDB, han hecho desde el inicio del segundo mandato de Rousseff.
Cada vez que emit¨ªa una de sus frases de efecto que, Lula era ovacionado. En el inicio y a finales del evento los militantes estiraron la vieja canci¨®n de sus campa?as? (Ol¨º, ol¨º, ol¨º, hola, Lula, Lula), pero ni todos aceptaron las solicitudes de apoyo a Dilma: ¡°Una cosa es ser contra el golpe. Pero del jeito que Dilma est¨¢ metiendo la mano en nuestro bolsillo, queda dif¨ªcil apoyar. Pero es lo que en el resta. El duro es que Dilma no es Lula. Si fuera, ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil hasta entender lo que ella habla¡±, dije el metal¨²rgico jubilado Francisco Nieves, 69 a?os, mientras caminaba para el metro S¨¦ bobinado y muna bandera del PT y vistiendo un bon¨¦ de la CUT.
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