La negociaci¨®n merece acabar bien
Sin este acuerdo, la regi¨®n tardar¨¢ mucho m¨¢s en reconciliarse
Lo que pueda ocurrir en Suiza no ser¨¢ el final de esta larga negociaci¨®n. Sin embargo, el resultado de esta semana de conversaciones en Lausana puede contribuir a que aumente la confianza de las partes en lo que queda por hacer o por el contrario que cunda un cierto desaliento. Pese a no alcanzar un acuerdo en el plazo autoimpuesto del 31 de marzo, la negociaci¨®n est¨¢ siendo positiva y objetivamente se merece acabar bien. Tras tantos a?os de acercamiento, una soluci¨®n negociada ser¨ªa sin duda mucho m¨¢s positiva que la demostraci¨®n pr¨¢ctica de que el pacto es imposible.
Los t¨¦rminos de la negociaci¨®n en s¨ª misma son claros. De una parte los 5+1 ¡ªEstados Unidos, Gran Breta?a, Francia, Rusia y China m¨¢s Alemania¡ª, tienen como objetivo que Ir¨¢n no se convierta en una potencia nuclear. Quiere esto decir que, aunque pueda tener capacidad de enriquecer uranio, no alcance un nivel de enriquecimiento tan elevado que pudiera transformarse en alimento para una bomba. ?C¨®mo se garantiza esta premisa ante un pa¨ªs que ha mantenido en secreto una buena parte de su programa y que ha tratado de enga?ar a la agencia internacional competente? Esta es la cuesti¨®n.
La otra parte quiere recuperar los derechos de un pa¨ªs que ha firmado el Tratado de no Proliferaci¨®n y quiere ser considerado, por tanto, como tal: todas las sanciones deben ser levantadas con la firma. ?Pueden los primeros conceder esto sin m¨¢s? De nuevo, esta es la cuesti¨®n.
De estos aspectos se derivan los detalles t¨¦cnicos sobre los que hemos le¨ªdo estos ¨²ltimos d¨ªas. ?Cuantas centrifugadoras se deben permitir? ?Qu¨¦ hacer con el uranio enriquecido al 3,5% que posee Ir¨¢n? ?C¨®mo definir su futura capacidad en I+D en estas tecnolog¨ªas? ?C¨®mo impedir que el reactor de agua pesada de Arak pueda producir plutonio? ?Qu¨¦ plazo tendr¨¢n las restricciones? Y un largo etc¨¦tera.
El pacto se hace m¨¢s dif¨ªcil si tenemos en cuenta la dram¨¢tica situaci¨®n en la zona, lo que ensombrece la posibilidad de un acuerdo. Conforme escribo estas l¨ªneas una coalici¨®n de pa¨ªses sun¨ªes liderados por Arabia Saud¨ª est¨¢ en guerra con Ir¨¢n a causa de Yemen. Para ellos un ¨¦xito en la negociaci¨®n se leer¨ªa como una victoria de Ir¨¢n en el tablero de juego regional y en la confrontaci¨®n sun¨ª-chi¨ª. Qu¨¦ no decir de Israel cuando el martes mismo Netanyahu afirm¨® que la firma del acuerdo ser¨ªa una traici¨®n: premiar al agresor ¨CIr¨¢n-- y castigar a los agredidos ¡ªArabia Saud¨ª y el resto de sun¨ªes¡ª. Por su parte, el presidente Obama se enfrenta a enormes dificultades en casa ante una mayor¨ªa del Congreso contraria a un posible acuerdo, mientras ayuda ¡ªsin que se note demasiado¡ª a Arabia Saud¨ª en Yemen contra los chi¨ªes.
La situaci¨®n es complej¨ªsima y de ah¨ª la gran importancia de llegar a un pacto. Este no generar¨ªa milagros pero sin duda ser¨ªa un paso sin el cual Oriente Pr¨®ximo tardar¨ªa mucho m¨¢s en reconciliarse consigo mismo. As¨ª, espero un documento que permita continuar hasta finales de junio y que probablemente estar¨¢ acompa?ado de varios "anexos".
En este momento, las dos partes desean lo mismo: un acuerdo. Les separan, no obstante, los detalles necesarios para mantener tranquilos a los m¨¢s duros en sus respectivos campos. Por una parte, Ir¨¢n desea un acuerdo con el menor grado de precisi¨®n posible, mientras que el resto necesita la m¨¢xima concreci¨®n. Conjugar ambas aspiraciones es la gran cuesti¨®n del momento. Esperemos que as¨ª sea.
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