Brasil empuja para cambiar
Los ciudadanos brasile?os recuerdan al sabio Di¨®genes, el que s¨®lo pidi¨® a Alejandro que se apartara porque le estaba robando el sol
Brasil no est¨¢ en crisis porque la gente se echa a la calle para protestar. Es al rev¨¦s: han decidido hacerlo porque desean mudar el viejo Brasil. Quieren que el pa¨ªs se supere y resucite y no creen ya en las promesas de sus actuales gobernantes convencidos como est¨¢n de que les han mentido.
Va a hacer dos a?os que en este pa¨ªs los indignados salieron por primera vez de sus casas para exigir mejoras de unos servicios p¨²blicos dignos de un pa¨ªs moderno, y contra la corrupci¨®n. No gritaban entonces "Fuera Dilma", ni "Fuera PT".
Para acallar el malhumor de la gente, aquella misma noche la presidenta hizo cinco promesas a los brasile?os, entre ellas, un plebiscito nacional para la reforma pol¨ªtica ¡ªque se demostr¨® in¨²til por anticonstitucional¡ª y un combate sin cuartel a la corrupci¨®n.
Las promesas no s¨®lo se quedaron en aguas de borraja sino que hoy la situaci¨®n de Brasil es mucho peor que entonces. La reforma pol¨ªtica se enrosca en s¨ª misma porque los encargados de hacerla no quieren perder sus privilegios, mientras la corrupci¨®n en vez de haber sido frenada estall¨® como una bomba nuclear con el nuevo esc¨¢ndalo del Lava Jato, que hizo palidecer la del Mensal?o. Y otros nuevos esc¨¢ndalos est¨¢n ya en fila de investigaci¨®n judicial.
Los brasile?os se han cansado de promesas y esc¨¢ndalos y se han radicalizado: esta vez piden hasta una nueva Rep¨²blica, otro Brasil. Quieren que los que prometieron lo que no supieron o no quisieron cumplir se vayan para dejar a otros el relevo. Por ahora quiz¨¢s no saben con qui¨¦n remplazarlos, pero saben que quieren algo nuevo y diferente.
Ese clima que vive Brasil y que las manifestaciones anunciadas para el pr¨®ximo d¨ªa 12 podr¨ªan confirmar o desmentir, me han hecho recordar lo que se cuenta entre historia y leyenda del fil¨®sofo griego, Di¨®genes, que hace 2.500 a?os iba con una linterna a la b¨²squeda de "un hombre", es decir de un honesto, no corrupto.
Los brasile?os se han cansado de promesas y esc¨¢ndalos y se han radicalizado: esta vez piden hasta una nueva Rep¨²blica, otro Brasil
El fil¨®sofo viv¨ªa sin nada y dorm¨ªa en la calle en un tonel desafiando con fina iron¨ªa a los poderosos corruptos de su tiempo.
Un d¨ªa el rey Alejandro el Magno quiso conocerlo. Cuando estuvo frente a ¨¦l le dijo con jactancia: "P¨ªdeme lo que quieras". Di¨®genes se limit¨® a decir: "Que te apartes, que me est¨¢s quitando el sol".
Otro d¨ªa el rey vio a Di¨®genes observando una pila de huesos y le pregunt¨® qu¨¦ estaba haciendo. El fil¨®sofo, sin mirarlo, le respondi¨®: "Estaba intentando descubrir los huesos de tu padre pero no consigo distinguirlos de los de un esclavo".
Volviendo a nuestros d¨ªas, vistos a la luz de aquella antigua sabidur¨ªa griega, podr¨ªamos decir que los brasile?os han dado un salto. Han madurado y les cuesta mucho m¨¢s creer en promesas. No les basta a los pol¨ªticos y gobernantes decirles: "Pedidnos lo que quer¨¢is". Hoy prefieren responder como Di¨®genes: "Retiraros porque nos est¨¢is quitando el sol". Quieren m¨¢s que promesas, quieren un recambio, porque consideran agotado el actual modelo pol¨ªtico y econ¨®mico.
Si el fil¨®sofo griego dec¨ªa ir¨®nico al rey poderoso que los huesos de los nobles y de los esclavos eran dif¨ªciles de distinguir, hoy los brasile?os tienen tambi¨¦n dificultad en reconocer qui¨¦nes son los pol¨ªticos corruptos y los honestos, los que viven para enriquecerse o para pensar en el bien com¨²n.
Como Di¨®genes, los brasile?os encienden hoy su linterna a la b¨²squeda de un hombre o una instituci¨®n no contaminados de ilegalidad, capaces de devolverles confianza. ?Lo encontrar¨¢n?
Cada d¨ªa que pasa y con el resurgir de nuevos esc¨¢ndalos y con la econom¨ªa por el momento zozobrante, hay quien ve el peligro de que pueda surgir alg¨²n salvador de la Patria, que en vez de mejorar pueda hasta agravar la situaci¨®n con consecuencias negativas para la a¨²n fr¨¢gil democracia conquistada con tanto sacrificio.
Y los hay, como el escritor y poeta, Eurico Borba, que fue presidente del IBGE (Instituto Brasile?o de Geograf¨ªa y Estad¨ªstica), qui¨¦n en su art¨ªculo Una propuesta para la crisis, en el diario O Globo, acaba de pedir una "refundaci¨®n de la Rep¨²blica". Para ello, propone decisiones mucho m¨¢s dr¨¢sticas y motivadas de las gritadas en las calles por los brasile?os de a pie.
Para Borba, se impone, sin herir la Constituci¨®n, una soluci¨®n dr¨¢stica y r¨¢pida antes que la situaci¨®n empeore y se deteriore m¨¢s. Para ello, deber¨ªan en el espacio de seis meses, disolverse los actuales partidos, dimitir la Presidenta y el vicepresidente de la Rep¨²blica, convocar nuevas elecciones en la que ser¨ªan votados los nuevos partidos que deber¨ªan presentar programas claros con definiciones ideol¨®gicas. Probablemente media docena de partidos con identidad y no los 40 de hoy que degradan la pol¨ªtica.
Mientras tanto, seg¨²n el escritor, el Supremo Tribunal Federal, deber¨ªa poder gobernar el pa¨ªs hasta que sean elegidos el nuevo Presidente de la Rep¨²blica y el nuevo Parlamento. ?Utop¨ªa? No, aunque s¨ª impensable por el momento.
Mejor, sin embargo, que dejar sueltas las aguas del r¨ªo desbocado de la protesta sin presentar soluciones. Las ¨²nicas descartables son las que hieran la Constituci¨®n. Y esas, si se except¨²an las num¨¦ricamente insignificantes que evocan la vuelta de los militares, pr¨¢cticamente no existen. Los brasile?os no son jacobinos.
Como Di¨®genes, los brasile?os encienden hoy su linterna a la b¨²squeda de un hombre o una instituci¨®n no contaminados de ilegalidad
Lo que no es justo con la democracia brasile?a es satanizar las peticiones de los ciudadanos que desean cambios radicales confundi¨¦ndolas con absurdos golpes o deseos de oscuras revanchas como lo hace una parte radical del PT. La Historia se ha escrito tantas veces y para mejor con decisiones radicales en los momentos de crisis cuando los parches se hacen ya in¨²tiles.
Hoy no caben en Brasil nuevas noches de la Bastilla. Los tiempos son otros, existe ya una burgues¨ªa y una clase media brasile?a responsable, capaz en su inmensa mayor¨ªa de frenar los impulsos y tentaciones antidemocr¨¢ticos.
Lo que s¨ª cabe es una mayor responsabilidad de los gobernantes que deber¨ªan tener el coraje de dejar ellos mismos el lugar para que otros intenten lo que ellos, seg¨²n la mayor¨ªa de la poblaci¨®n, se demostraron incapaces de llevar a cabo.
Y esa responsabilidad la est¨¢n sintiendo hasta fuera de Brasil. Matias, estrella de un programa de la emisora de radio chilena Luna, me explicaba a trav¨¦s de las ondas de la radio que la crisis global que est¨¢ viviendo Brasil "afecta a toda Am¨¦rica Latina". Y lo dec¨ªa con convicci¨®n.
Esa es hoy la gran responsabilidad de este pa¨ªs que a¨²n sinti¨¦ndose poco latinoamericano es a la vez consciente del peso que tiene y deber¨ªa seguir teniendo en el continente.
Pese a lo que piensan ciertos demagogos, la experiencia nos muestra que en los pa¨ªses con menos corrupci¨®n, con mayor nivel econ¨®mico, con m¨¢s cultura, con menos desigualdad social, menor impunidad y mayores oportunidades para todos, es donde se vive a la vez una democracia m¨¢s madura y con mejor calidad de vida.
Los mayores responsables de lo que est¨¢ pasando son los que tienen en sus manos el poder leg¨ªtimo que le dieron las urnas. Ese poder no es un derecho divino y en definitiva sigue en manos de los ciudadanos, que son en el fondo la columna vertebral de cualquier democracia moderna.
El problema est¨¢ en los palacios, en el coraz¨®n del poder, no en la calle. Por estar en sus manos la mayor responsabilidad de los destinos de un pueblo, tienen a la vez la obligaci¨®n de no incitar a la guerra; de saber escuchar republicanamente hasta los gritos m¨¢s dispares de los que protestan, sin estigmatizar a nadie por sus preferencias pol¨ªticas. Todos los colores del arco iris tienen su propia dignidad.
El escritor y poeta, Eurico Borba,?acaba de pedir una "refundaci¨®n de la Rep¨²blica"
La pregunta que muchos se hacen con responsabilidad es si Brasil cuenta en este momento de crisis, como ocurre algunas veces en la Historia, con verdaderos estadistas, l¨ªderes capaces de sacrificar sus propias razones y aceptar sus errores por el bien com¨²n en vez de alimentar odios y amenazar con venganzas. L¨ªderes capaces de unir en vez de desgarrar.
Es la generosidad inteligente y sabia del padre o madre de familia capaz de echar sobre s¨ª hasta culpas que quiz¨¢s no le pertenezcan con tal de que los hijos puedan seguir viviendo en paz, sin peligro de desuniones y odios mayores.
Los grandes cambios generacionales capaces de devolver confianza y prosperidad a un pa¨ªs descontento y desilusionado se han conseguido siempre gracias a la grandeza y sabidur¨ªa pol¨ªtica y humana de algunos l¨ªderes iluminados que en vez de inventarse chivos expiatorios en quien descargar sus deseos de mantenerse en el poder a cualquier precio, prefirieron sacrificarse dejando que otros tomen el relevo.
Alguien tendr¨¢ que tener en alg¨²n momento en este pa¨ªs el coraje y la fuerza moral de decirle a un cierto poder que parece impotente y fuertemente corrupto, lo que el fil¨®sofo Di¨®genes al rey, Alejandro el Magno: "Ret¨ªrate, que me est¨¢s quitando el sol".
Los tropicales y creativos brasile?os, incapaces de vivir entre sombras y nieblas, luchan para disipar esos nubarrones amenazadores de la crisis que les agarrota y que desean ver solucionada cuanto antes para sentir de nuevo en su piel el sol de tantas ilusiones desperdiciadas. Y no parecen esta vez dispuestos a volver atr¨¢s.
Mejor ser¨ªa para los responsables tenerlo en cuenta sin tratar de esconder la cabeza bajo el ala o de protegerse con in¨²tiles pases de magia. Los brasile?os est¨¢n desbaratando las viejas seguridades que con ellos usaba el poder hasta ayer.
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