Los armenios de Jerusal¨¦n salen del olvido en el centenario de las matanzas
Una menguante comunidad cristiana encastillada en un barrio amurallado pugna por hacer o¨ªr su voz contra el genocido en la Ciudad Antigua
El barrio armenio, uno de los cuatro en los que se divide el antiguo recinto amurallado, es ahora casi una ciudad prohibida para los cientos de miles de visitantes de Jerusal¨¦n. Sus escasos 600 habitantes ---entre los que se incluyen cl¨¦rigos, seminaristas y miembros de la di¨¢spora--, viven encastillados tras los muros del Patriarcado Armenio, ajenos al ajetreo tur¨ªstico que conduce hacia el Santo Sepulcro o el Muro de las Lamentaciones. A pesar de su declive tras 1.700 a?os de presencia en la Ciudad Santa, la comunidad armenia parece haber salido de sus catacumbas en torno al templo de San Jaime para recordar el centenario de las matanzas que forzaron la huida de sus antepasados desde Anatolia.
Centenares de armenios marcharon la noche del jueves con antorchas por la Ciudad Antigua en memoria del mill¨®n y medio de muertos a partir de 1915, y m¨¢s de un millar se concentraron al mediod¨ªa del viernes ante la sede del Consulado de Turqu¨ªa en Jerusal¨¦n para exigir que Ankara reconozca el genocidio de los armenios cristianos que viv¨ªan bajo el Imperio Otomano.
Meg¨¢fono en mano, Serop Sahagian, presidente de la Uni¨®n General Armenia de Jerusal¨¦n, dirig¨ªa el regreso del cortejo de manifestantes el Patriarcado de San Jaime. ¡°A pesar de nuestras limitaciones, hemos organizado muchos actos para trasladar a toda la sociedad --tanto a jud¨ªos como a musulmanes y cristianos¡ªla memoria de la tragedia que sufri¨® nuestro pueblo¡±, aseguraba junto a las coronas de flores depositadas ante el monumento a las v¨ªctimas del genocidio en los jardines que separan la iglesia principal del nuevo seminario.
Cuando se fund¨® Israel, en 1948, cerca de 50.000 armenios viv¨ªan en el territorio del mandato brit¨¢nico sobre Palestina, donde se instalaron a partir de 1915 y, sobre todo, de 1923, cuando naci¨® la actual Rep¨²blica de Turqu¨ªa. La mitad de ellos se hallaban en Jerusal¨¦n, aunque la Ciudad Antigua permaneci¨® en manos de Jordania hasta la llamada Guerra de los Seis D¨ªas, en 1967.
Israel sigue sin reconocer oficialmente la existencia del genocidio de los armenios hace ahora un siglo
Desde entonces no ha cesado el declive de esta antiqu¨ªsima comunidad cristiana, muchos de cuyos integrantes emigraron a Am¨¦rica. ¡°Hoy quedan unos poco miles en todo el pa¨ªs¡ algunos centenares en Yafo, junto a Tel Aviv, y apenas dos millares en torno a Jerusal¨¦n¡±, asegura Sahagian, que reside en Bel¨¦n. ¡°Aqu¨ª s¨®lo un 20% ha obtenido la nacionalidad israel¨ª. El resto tenemos pasaporte jordano y permiso de residencia permanente en Israel¡±.
Aunque sobre los planos oficiales el barrio armenio ocupa cerca de la cuarta parte suroccidental de la Ciudad Santa, el avance del barrio jud¨ªo por el este es patente con sus nuevas edificaciones. Hacia el norte, el templo de San Jaime linda con iglesias cristianas maronitas o con las de ritual arameo de los asirios ortodoxos. Los 55 seminaristas con sotana que reciben a los manifestantes que regresan del Consulado turco mantienen una cierta distancia sin participar en la protesta. Todos proceden de la actual Armenia surgida tras la extinci¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
Los armenios se concentran en la Ciudad Antigua dentro del recinto tapiado del Patriarcado, que incluye el hist¨®rico templo de los Arc¨¢ngeles, la biblioteca Gulbenkian y el Museo Armenio. ¡°?nicamente se puede entrar por la iglesia de San Jaime¡ y por otro acceso posterior, pero s¨®lo sus habitantes tienen una llave¡±, explica el presidente de le Uni¨®n General Armenia, que organiza actividades culturales y deportivas para su comunidad, mientras muestra en una r¨¢pida visita el desolado interior de la ciudad prohibida.
¡°Mir¨¦, aqu¨ª est¨¢ una de las estaciones de nuestro Viacrucis, de la V¨ªa Dolorosa seg¨²n la tradici¨®n armenia¡±, apunta hacia el olivo donde supuestamente se produjo el prendimiento de Jes¨²s antes de su crucifixi¨®n. ¡°Y all¨ª estaba el antiguo seminario, ahora abandonado, y m¨¢s all¨¢ las celdas de las monjas, pero ya no queda ninguna¡¡±. Quienes residen dentro del per¨ªmetro del Patriarcado est¨¢n exentos del pago de tasas municipales, como ocurre en el resto de los centros religiosos hist¨®ricos de la Ciudad Santa.
En el centenario del primer genocidio del siglo XX, los armenios han hecho o¨ªr su voz con fuerza pese a su cada vez m¨¢s reducida presencia en Jerusal¨¦n. La reciente visita de Kim Kardashian, una celebridad de la televisi¨®n estadounidense de origen armenio, para cristianar a su hija en la pila bautismal de San Jaime, suscit¨® un gran revuelo en la sociedad israel¨ª, oportunamente amplificado a escala global en v¨ªsperas de la conmemoraci¨®n de las matanzas de 1915.
Pero Israel, un pa¨ªs surgido tras el Holocausto que extermin¨® a m¨¢s de seis millones de jud¨ªos en Europa hace ahora 70 a?os, sigue sin reconocer oficialmente la existencia del genocidio de los armenios hace ahora un siglo. Al igual que a Estados Unidos, y a la mitad de los pa¨ªses europeos, entre ellos Espa?a, la ¡°real politik¡± de las relaciones econ¨®micas y militares con Turqu¨ªa tambi¨¦n impone servidumbres al Estado jud¨ªo.
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