¡°En el mar, entre los cuerpos, alguien agitaba desesperado los brazos¡±
EL PA?S acompa?a en un avi¨®n militar a la Guardia di Finanza italiana en su b¨²squeda de personas por las costas de Libia
Fue una emergencia. Una situaci¨®n extraordinaria que no se suele dar, pero que est¨¢ prevista. Diez horas despu¨¦s del naufragio del pasado domingo en el Canal de Sicilia en el que perdieron la vida m¨¢s de 800 personas, los ocho tripulantes del avi¨®n de vigilancia ATR-42 de la Guardia di Finanza italiana, la polic¨ªa aduanera de ese pa¨ªs, tuvieron que tomar una decisi¨®n de vida o muerte. Literal. Descender a muy baja altura, abrir la puerta del avi¨®n en pleno vuelo y lanzar al mar una de las tres balsas inflables que llevan encima para esas contingencias.
¡°Est¨¢bamos sobrevolando la zona del naufragio cuando gracias a las c¨¢maras del avi¨®n vimos algunos cuerpos flotando entre fragmentos del pesquero y bolsas de pl¨¢stico¡±, explica el comandante de ese vuelo, Michele Cucit, todav¨ªa con voz temblorosa. ¡°En medio del desastre, entre los cad¨¢veres, vimos dos veces una persona que mov¨ªa desesperada los brazos en el agua. Al momento, tratamos de localizar a la patrullera m¨¢s cercana, pero estaba demasiado lejos y esa persona estaba en las ¨²ltimas despu¨¦s de pasar horas en el mar¡±.
Operaci¨®n Trit¨®n
Es el dispositivo europeo de vigilancia del Canal de Sicilia, coordinado por Frontex, la agencia europea de fronteras.
Bruselas ha triplicado su presupuesto inicial, de tres millones de euros al mes.
A la operaci¨®n se han sumado 20 Estados de la UE, Islandia y Suiza.
En los ¨²ltimos 15 meses han llegado a las costas italianas 200.000 extranjeros; m¨¢s que en 20 a?os en las costas espa?olas.
¡°Tomamos la decisi¨®n de lanzar una de las tres balsas inflables de salvamento¡±, prosigue el comandante. ¡°Era una maniobra extraordinaria que implica a toda la tripulaci¨®n. Grit¨¢bamos a la radio ¡®?hay una persona viva, hay una persona viva!¡¯. La emoci¨®n de lograr el milagro de salvar a alguien 10 horas despu¨¦s del hundimiento nos puso la adrenalina por las nubes. Justo despu¨¦s de lanzar la balsa nos quedamos todos mirando por la ventanilla c¨®mo se inflaba¡±, a?ade. ¡°A los dos minutos, la patrullera de la Guardia de Finanza que hab¨ªamos contactado lleg¨® hasta la balsa. Nos hundimos cuando nos dijeron que dentro no hab¨ªa nadie. ?bamos mentalizados para ver muertos, no para tratar de salvar vivos.¡±.
Ha pasado una semana desde ese rescate. Las dos turboh¨¦lices de ese mismo ATR-42 surcan ya de nuevo el cielo del mediterr¨¢neo. El avi¨®n militar, de 24 metros de envergadura y otros 22 de largo, es capaz de ver con sus c¨¢maras todo lo que ocurre sin ser visto ni o¨ªdo. Si alguien se rasca la cabeza ah¨ª abajo, los ocho tripulantes del vuelo lo sabr¨¢n. Podr¨¢n grabarlo con sus c¨¢maras desde all¨ª arriba, a 4.000 pies de altura.
Una mancha negra aparece en el radar. La actividad a bordo se vuelve estresante. Los tres operadores de sistemas del avi¨®n, el subteniente Pisano, el lugarteniente Puglisi y el cabo Daniele, saben que de su pericia puede depender la vida de centenares de inmigrantes que se la juegan en peque?as barcazas en cuanto llega la primavera.
La crisis migratoria ha llevado a Italia a 200.000 inmigrantes en 15 meses
Desde la parte trasera del avi¨®n, con sus prism¨¢ticos pegados a una ventanilla de forma esf¨¦rica que le permite 180 grados de visi¨®n, el brigada Mei grita a sus compa?eros que ha localizado un barco a la derecha del avi¨®n. ¡°?Objetivo fijado. Te paso las coordenadas!¡±, avisa Pisano a los mandos del radar. Puglisi dirige las c¨¢maras a esa posici¨®n. En pocos segundos se pueden ver las gaviotas que sobrevuelan la embarcaci¨®n. Incluso se lee la matr¨ªcula. Falsa alarma. Es un pesquero tunecino. Hace dos d¨ªas, sin embargo, avistaron una z¨®diac con un centenar de personas a 36 kil¨®metros de las playas de Tr¨ªpoli, la capital libia. Todas pudieron ser rescatadas y trasladadas a tierra.
La Guardia di Finanza italiana, su polic¨ªa militar aduanera, usa este avi¨®n para buscar barcos cargados de droga. Pero ahora, con el estallido de la crisis migratoria en Italia, que ha llevado a 200.000 inmigrantes a sus costas en los ¨²ltimos 15 meses ¨Cm¨¢s de los que han llegado a Espa?a en los ¨²ltimos 20 a?os- este cuerpo militar empe?a gran parte de sus medios, codo con codo con la Guarda Costera y la Marina, en cooperar en el salvamento de los viejos pesqueros destartalados y lanchas neum¨¢ticas que casi a diario tratan de alcanzar Europa en este punto.
El avi¨®n forma ahora parte de la Operaci¨®n Trit¨®n, el dispositivo europeo de vigilancia en el Canal de Sicilia coordinado por la agencia europea de fronteras, Frontex, cuyo presupuesto inicial, de tres millones de euros al mes, fue triplicado por Bruselas la semana pasada. A la operaci¨®n conjunta de patrullaje del Mediterr¨¢neo central se han sumado 20 Estados de la Uni¨®n Europea, Islandia y Suiza, que aportan buques, patrulleras, aviones y personal. En uno de los puntos m¨¢s calientes de la regi¨®n, la isla de Lampedusa (a 219 kil¨®metros al sur de Agrigento, en Sicilia, y 296 al norte de Tr¨ªpoli), la Guardia di Finanza tiene destacadas tres patrulleras, un helic¨®ptero y este ATR-42.
La labor del avi¨®n es vigilar. Ver sin ser visto. ¡°Lo m¨¢s importante es que los inmigrantes no nos detecten para evitar que, en su desesperaci¨®n, se pongan nerviosos y caigan al agua o provoquen que el barco vuelque, como pas¨® ese d¨ªa¡±, explica el lugarteniente Puglisi. ¡°Gracias a la c¨¢mara de largo alcance del avi¨®n y a la altura que volamos, 4.000 pies (1.200 metros), podemos visualizarlos perfectamente a una distancia de m¨¢s de 20 kil¨®metros sin que ellos nos vean. Cuando los localizamos damos inmediatamente sus coordenadas a nuestra sala operativa en Roma que se encarga de movilizar los barcos que se encuentran en la zona. Son los guardacostas, la marina militar o las patrulleras de la Guardia di Finanza los que los socorren all¨ª abajo¡±.
El vuelo de este martes ha recorrido la costa cercana a Tr¨ªpoli y el este de T¨²nez, pero pese a la intensidad del trabajo, no han localizado ninguna barcaza de inmigrantes. Entre los cerca de 20 objetivos se?alados en el mapa por Pisano, la mayor¨ªa son pesqueros italianos y tunecinos que faenan en la zona dando bandazos debido a la fuerte marejada. Tambi¨¦n han visualizado algunos de los mercantes que transitaban y un buque militar que participa en el dispositivo de salvamento. Tres horas despu¨¦s del despegue, con las islas Kerkenah a la izquierda del avi¨®n, el comandante Santillo da por finalizada la misi¨®n y pone rumbo al aeropuerto de Lampedusa.
Los informes que el teniente Nicola Picerno recibe varias veces al d¨ªa en su despacho del puerto de esta isla ¨Cun pe?asco de apenas 20 kil¨®metros cuadrados, una cuarta parte de Formentera¨C indican que las salidas desde Libia se han ralentizado en los ¨²ltimos d¨ªas. ¡°El mar est¨¢ muy movido as¨ª que, desde el pasado mi¨¦rcoles, no han movilizado a ninguna de las tres patrulleras que tenemos amarradas en el puerto para participar en las labores de rescate¡±, explica el m¨¢ximo responsable de la Guardia di Finanza en Lampedusa.
Las previsiones meteorol¨®gicas indican que el viento amainar¨¢ a partir del pr¨®ximo mi¨¦rcoles y el mar volver¨¢ a quedar como un plato. En esas condiciones, seg¨²n la tripulaci¨®n del avi¨®n, los avistamientos de inmigrantes son casi diarios. Ma?ana el ATR-42 volver¨¢ a despegar hacia las costas de ?frica. En los ¨²ltimos meses, el trabajo de estos captores de traficantes reconvertidos en salvadores de n¨¢ufragos no tiene fin.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.