40 a?os de la ca¨ªda de Saig¨®n
Con la toma de la capital de Vietnam del Sur, se cerr¨® un conflicto de tres d¨¦cadas
Michael Herr, el reportero estadounidense que revolucion¨® el periodismo de guerra con sus despachos desde Vietnam, escribi¨®: "Hace mucho que all¨ª no hab¨ªa un pa¨ªs, solo una guerra". La ca¨ªda de Saig¨®n, el 30 de abril de 1975, represent¨® el final de un prolongado conflicto ¨Ctres d¨¦cadas¨C que cost¨® millones de muertos y caus¨® gigantescos da?os en un pa¨ªs sobre el que cayeron cuatro millones de toneladas de bombas y 75 millones de litros de un herbicida, el agente naranja, que caus¨® todo tipo de enfermedades y deformaciones (las secuelas siguen afectando a miles de ni?os). La guerra empez¨® al final de la colonizaci¨®n francesa en 1946, con la divisi¨®n entre Vietnam del Sur y del Vietnam del Norte, y acab¨® hace 40 a?os, cuando el Vietcong -la guerrilla comunista del Vietnam del Norte- tom¨® Saig¨®n.
Pese a los acuerdos de Par¨ªs de 1973, el conflicto continu¨® hasta la primavera de 1975, cuando las tropas del Vietcong tomaron Vietnam del Sur. La ca¨ªda de Saig¨®n, que se convirti¨® en Ho Chi Minh City, ser¨¢ recordaba siempre por la ca¨®tica evacuaci¨®n de las embajadas con helic¨®pteros. La ciudad est¨¢ ya muy tocada por la guerra. As¨ª la describe Herr en Despachos de guerra durante la ofensiva del Tet, en 1968: ¡°Una ciudad desolada cuyas largas avenidas conten¨ªan ¨²nicamente deshechos, papeles arrastrados por el viento, montoncitos diferenciados de excremento humano y flores muertas y los armazones de los fuegos artificiales ya quemados del Nuevo A?o Lunar¡±.
Otro periodista que cubri¨® el conflicto, el gran reportero?Manu Leguineche, escribi¨®: ¡°Al cruzar por las calles de Saig¨®n se me agolpaban en la cabeza los recuerdos de una d¨¦cada que ahora tocaba a su fin en medio de un vergonzoso repliegue de las fuerzas sudistas. Saig¨®n hab¨ªa sido para m¨ª la Disneylandia de los 20 a?os¡±. El gran reportero espa?ol, fallecido en 2014, describe una ciudad surrealista, con un viejo cartel en franc¨¦s en su hotel en el que se ruega silencio a la hora de la siesta y un restaurante vasco Aterbea, con camareros vestidos de pelotaris. Hoy, la ciudad rebosa energ¨ªa, negocios, af¨¢n de crecimiento econ¨®mico.
La guerra de Indochina entre Francia y la entonces guerrilla nacionalista del Vietminh termin¨® en 1954, con el desastre franc¨¦s en la batalla de Dien Bien Phu. Casi de manera inmediata comenz¨® primero un conflicto civil, que luego se convirti¨®, con la paulatina entrada de los estadounidenses, en la guerra de Vietnam. ¡°Era imposible encontrar dos personas que estuvieran de acuerdo en cu¨¢ndo empez¨®¡±, escribe Michael Herr. Cuando, en julio de 1964, se produjo el incidente del golfo de Tonkim ¡ªun supuesto ataque del Vietcong contra la patrulla estadounidense Maddox¡ª, la presencia de EE UU ya era muy fuerte.
Oficialmente, como relata Leguineche en su libro La guerra de todos nosotros, la primera baja mortal norteamericana se produjo el 22 de diciembre de 1961, a 40 kil¨®metros de la capital. Se llamaba James Thomas Davis y ten¨ªa 28 a?os. Cuando cay¨® Saig¨®n, EE UU hab¨ªa perdido 58.000 soldados ¨Cla mayor¨ªa de reemplazo, pues entonces exist¨ªa el servicio militar¨C y 303.704 heridos. Millones de civiles hab¨ªan muerto.
El conflicto de Vietnam fue la primera guerra televisada, durante la que el conflicto entr¨® en el cuarto de estar de los estadounidenses. Tambi¨¦n est¨¢ asociada a una serie de im¨¢genes que forman parte de la historia del siglo XX: la instant¨¢nea de Eddie Adams, de AP, en la que el jefe de la polic¨ªa de Saig¨®n, el general Loan, dispara en la cabeza a un guerrillero del Vietcong durante la ofensiva del Tet y la fotograf¨ªa de Nick Ut de Kim Phuc, la ni?a que corr¨ªa desnuda, con sus ropas devoradas por las llamas del Napalm, en la carretera n¨²mero 1, cerca de Trang Bang, el 8 de junio de 1972.
Las fotograf¨ªas de los soldados destrozados f¨ªsica y moralmente por el combate durante la batalla de Hu¨¦ de Philip Jones Philips y Don McCullin provocaron tambi¨¦n una profunda huella en la sociedad estadounidense. En sus memorias, McCullin escribe aquella batalla de la ofensiva del Tet: ¡°En los d¨ªas peores, creo que nadie esperaba salir vivo de ah¨ª¡±. Michael Herr habla de soldados que llevaban escrito en el casco: "?Por qu¨¦ yo?". Los marines se hab¨ªan inventado una canci¨®n titulada: ¡°Tenemos que salir vivos de aqu¨ª aunque sea lo ¨²ltimo que hagamos en la vida¡±.
La investigaci¨®n de Seymour M. Hersh sobre la matanza de My Lai, el asesinato de decenas de civiles en una aldea vietnamita por soldados de EE UU en marzo de 1968, tambi¨¦n supuso un mazazo para la estrategia b¨¦lica de Washington. Tuvieron que pasar otros siete a?os desde aquella ofensiva que cambi¨® el curso de la guerra ¡ªaunque la perdi¨® el Vietcong, demostr¨® su enorme poder de combate¡ª para que el ¨²ltimo helic¨®ptero despegase desde el techo de la embajada de EE UU en Saig¨®n, hace ahora 40 a?os, y acabase la guerra interminable.
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