Baltimore se calma pero la ira de los negros persiste
El toque de queda aplaca las protestas pero no las demandas de justicia tras la muerte del joven negro Freddie Gray bajo custodia policial
Baltimore volv¨ªa a parecer, el mi¨¦rcoles, una ciudad casi normal. Las escuelas, museos y comercios reabrieron. La intersecci¨®n en la Avenida Pennsylvania que concentr¨® la mayor parte de las protestas tras la muerte bajo custodia policial del joven negro Freddie Gray volv¨ªa a ser eso, un cruce de calles.
Pero los restos de los comercios quemados y saqueados, los casquillos de las granadas de gas usadas para implementar el toque de queda o la todav¨ªa fuerte presencia policial, reforzada por la Guardia Nacional que no se desplegaba en la ciudad desde 1968, recordaban que la situaci¨®n dista a¨²n de ser normal. El equipo de b¨¦isbol local, los Orioles, jug¨® el partido aplazado desde el lunes. Pero lo hizo a puertas cerradas. Nadie baja la guardia en esta ciudad que seguir¨¢ bajo toque de queda entre las diez de la noche y las cinco de la ma?ana lo que queda de semana.
La calma regresa t¨ªmidamente a Baltimore. Pero la rabia por la muerte de Freddie Gray, que est¨¢ bajo investigaci¨®n, sigue ah¨ª. Y no se debe solo a la brutalidad policial contra los negros.
?¡°Esto es por Freddie, pero va m¨¢s all¨¢ de Freddie¡±, dec¨ªa Malvin Towns, un joven afroamericano que en las protestas portaba una pancarta con el lema: ¡°Freddie no muri¨® en vano. Derechos civiles ahora¡±. Una demanda ampliamente compartida en una ciudad donde la mayor¨ªa afroamericana -el 64% de la poblaci¨®n- es mucho m¨¢s pobre que la minor¨ªa blanca. Tan solo en el barrio (negro) de Gray, Sandtwon-Winchester, el 51% de la poblaci¨®n activa est¨¢ desempleada y el salario promedio es menos de la mitad de la media nacional.
¡°Frustraci¨®n¡±, ¡°ira¡± son los t¨¦rminos que m¨¢s se usan para definir el estado de ¨¢nimo de los j¨®venes afroamericanos en Baltimore. Y ellos son los protagonistas de las protestas y disturbios en una ciudad incapaz de ofrecer a esta juventud salidas al c¨ªrculo vicioso de pobreza, falta de oportunidades, drogas y c¨¢rcel en el que tantos se sumen. El 89% de la poblaci¨®n carcelaria de Baltimore es negra, seg¨²n el Justice Policy Institute. La mayor¨ªa no ha cumplido los 35 a?os.
¡°Aqu¨ª hay una indignaci¨®n que lleva acumul¨¢ndose d¨¦cadas y que ahora, por fin, se ha desatado¡±, se?alaba desde el nudo de las protestas Angel Castro, un activista de origen mexicano que ha participado en todas las protestas celebradas desde la muerte de Gray, el 19 de abril.
Los pacificadores de Baltimore
El retorno a la calma en Baltimore no se debi¨® solo a la fuerte presencia policial en toda la ciudad. Los miles de agentes desplegados con equipos antidisturbios y tanquetas blindadas, reforzados por miembros de la Guardia Nacional con uniforme militar impon¨ªan, s¨ª. Pero no fueron ellos los que, en ¨²ltimo t¨¦rmino, lograron convencer a una todav¨ªa agitada juventud para que cumplieran con el toque de queda decretado y regresaran a sus casas pasadas las diez de la noche.
Los ¡°pacificadores¡± de Baltimore son, en su mayor¨ªa, personas de la propia comunidad que, junto con los pastores de las numerosas iglesias que pueblan los barrios m¨¢s conflictivos, se pasaron toda la jornada del martes vigilando que la situaci¨®n no volviera a descontrolarse en las concentraciones.
Quiz¨¢s se vieron alentados por el v¨ªdeo ampliamente difundido en las redes sociales de Toya Graham, la mujer que cuando el lunes descubri¨® a su hijo adolescente entre los que provocaban los disturbios lo sac¨® de la protesta a porrazo limpio. El caso es que el martes eran muchas las madres, padres y abuelos los que formaron una barrera entre los manifestantes y la polic¨ªa que vigilaba las concentraciones. Y los que, llegada la hora del toque de queda, sacaron carteles pintados a mano con el mensaje "go home", marchaos a casa, que reiteraron a grito limpio o con meg¨¢fonos similares a los de los agentes que avanzaban siempre un paso detr¨¢s de ellos. Y los j¨®venes, por una vez, les hicieron caso.
La duda reside en c¨®mo canalizar esa gran frustraci¨®n que se resiste a desaparecer para hacer de ella un activismo efectivo que logre los cambios sociales que todos coinciden en demandar. Al menos, el debate parece haber arrancado.
¡°?Cu¨¢l es el camino correcto, cu¨¢l?¡±, preguntaba una joven negra a otro muchacho afroamericano en las concentraciones del martes. ¡°Estamos hartos de poner siempre la otra mejilla. No deber¨ªa haber polic¨ªa. Punto!¡±, proclamaban unos j¨®venes alzando el pu?o hacia los agentes. ¡°Lo que tenemos que hacer es recuperar nuestras comunidades y hablar, educarlas. No se trata solo de ellos, se trata de nosotros¡±, les replicaba otro joven que se interpon¨ªa entre los m¨¢s agitados y la fila policial que vigilaba la concentraci¨®n.
Christiane Smith, una joven madre afroamericana, escuchaba junto a su hijo de cinco a?os estas discusiones. ?La soluci¨®n? ¡°No lo s¨¦ -admiti¨®- pero queremos que se haga justicia para todos los hombres que murieron a manos de la polic¨ªa. Y tambi¨¦n para nosotros. Tenemos que hacer algo, tenemos que cambiar esto¡±.
Desde esas mismas calles, el congresista afroamericano Elijah Cummings, llamaba a todo Estados Unidos a prestar mucha atenci¨®n a las voces de Baltimore.
¡°Esta es la voz de los derechos civiles de esta generaci¨®n y Am¨¦rica deber¨ªa estar escuchando¡±, sostuvo el dem¨®crata. Si no, reiter¨® ante las c¨¢maras de CNN el mi¨¦rcoles, ¡°Baltimore puede volver a pasar en cualquier otro lugar¡±. Y en cualquier momento
Clinton invita a EE UU a enfrentarse a los problemas raciales
Hillary Clinton ofreci¨® este mi¨¦rcoles uno de los discursos que m¨¢s revelan las que ser¨¢n sus propuestas pol¨ªticas desde que anunci¨® su candidatura a la presidencia de EE UU en 2016. La ex secretaria de Estado defendi¨® en una conferencia en la Universidad de Columbia que el pa¨ªs debe enfrentarse a los problemas raciales que han puesto de manifiesto las continuadas protestas contra casos de violencia policial.
"Es el momento de cambiar nuestra perspectiva y acabar con la era de las encarcelaciones masivas", afirm¨® la candidata dem¨®crata, en referencia al uso de penas de c¨¢rcel para cr¨ªmenes no violentos o por posesi¨®n de drogas, una de las causas que ha llevado a la saturaci¨®n en los centros penitenciarios. "No podemos separar la tensi¨®n en las calles de los ciclos de pobreza y desesperaci¨®n en las comunidades", asegur¨®.
Clinton tambi¨¦n defendi¨® el uso de c¨¢maras por parte de los agentes de polic¨ªa, una de las propuestas que han surgido del debate iniciado el a?o pasado con la muerte de un joven desarmado en Ferguson. Seg¨²n la candidata, la idea es "de sentido com¨²n" y deber¨ªa aplicarse en todo el pa¨ªs. "Necesitamos medidas para luchar contra el crimen y que restablezcan la confianza de la comunidad en la polic¨ªa".
El pasado lunes, Clinton public¨® en Twitter un mensaje en el que se refiri¨® a la muerte de Freddie Gray como "una tragedia que exige respuestas". Tras la muerte de Michael Brown en Ferguson, la candidata tambi¨¦n invit¨® a la naci¨®n a enfrentarse a cuestiones raciales que calific¨® de "dif¨ªciles". Hoy fue m¨¢s all¨¢ al defender que EE UU debe "hacer frente a las grandes desigualdades de la sociedad".
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