Una generaci¨®n alejada de las urnas
Los j¨®venes brit¨¢nicos tienen una de las tasas de abstenci¨®n m¨¢s altas de la UE. Su voto puede marcar la diferencia
Es hora punta en Manchester Central. Los alrededores, la Universidad y los locales de comida para llevar est¨¢n de bote en bote. Chicos con gafas de pasta y barba de varios d¨ªas, un par de muchachas con el cabello azul, alg¨²n trajeado. Destaca un impermeable amarillo chill¨®n. Es de Ada Ceys, una joven de 24 a?os que trata de atrapar alg¨²n rayo de sol ma?anero con los ojos cerrados. Menuda y bajita, tiene a sus pies una mochila ribeteada de chapas con lemas como ¡®No 2nuclear¡¯ o ¡®Stop tamp¨®n tax¡¯. Ceys, que ha terminado Psicolog¨ªa, se define como activista social. Pero m¨¢s all¨¢ de eso, no le interesa la pol¨ªtica. De hecho, asegura que no votar¨¢ en las elecciones del jueves: ¡°Los pol¨ªticos viven alejados de la realidad, y m¨¢s a¨²n de la nuestra. Solo hay que verlos: son un pu?ado de hombres blancos, viejos y con pasta¡ As¨ª de gris es nuestra democracia¡±.
Tampoco particip¨® en las generales de hace cinco a?os. En Manchester Central gan¨®, literalmente, la apat¨ªa: el 56% de los electores de este distrito se mantuvieron lejos de las urnas que alumbraron la coalici¨®n entre los conservadores de David Cameron y los liberaldem¨®cratas de Nick Clegg; el ¨ªndice de participaci¨®n m¨¢s bajo del pa¨ªs. El departamento tradicionalmente laborista y uno de los m¨¢s multi¨¦tnicos de Reino Unido aglutina, adem¨¢s, a un buen n¨²mero de electores j¨®venes, que suelen ser al¨¦rgicos al voto. En los comicios de 2010, solo vot¨® el 44% del grupo de edad de 18 a 24 a?os, frente al 66% de los de m¨¢s de 35.
Los j¨®venes brit¨¢nicos, que registran uno de los porcentajes m¨¢s altos de abstenci¨®n de la UE, se sienten a a?os luz de Westminster. Tienen apetito por la pol¨ªtica, y especialmente por el activismo, pero seg¨²n las investigaciones sociol¨®gicas del profesor Matt Henn, de la Universidad Nottingham Trent, no se identifican con los partidos ¡°formales¡±. No gustan de Conservadores ni Laboristas. Y en Reino Unido, donde los partidos ¡®alternativos¡¯ que podr¨ªan haber canalizado el voto joven son minoritarios, es el Partido Verde o incluso el Partido Nacional Escoc¨¦s, apunta Henn, los que podr¨ªan captarlo. ¡°No es que no est¨¦n interesados en la pol¨ªtica, pero han rechazado las pr¨¢cticas pol¨ªticas tradicionales que se hacen en los pasillos de Westminster por los partidos tradicionales, aunque est¨¢n interesados en otras f¨®rmulas¡±, apunta el experto. Henn pone como ejemplo el refer¨¦ndum por la independencia de Escocia, donde votaron el 80% de los j¨®venes de entre 16 y 17 a?os.
En estos comicios solo el 16% de los j¨®venes de 18 a 24 a?os est¨¢ seguro de que votar¨¢, seg¨²n un sondeo de Hansar Society. Y en unas elecciones tan ajustadas como las del d¨ªa 7 ¨Clas m¨¢s re?idas desde la II Guerra Mundial--, las papeletas de los indecisos pueden marcar la diferencia. El Gobierno ha gastado unos 14 millones de libras (18,9 millones de euros) en campa?as que animan a registrarse para votar, y los partidos tratan de echar mano de lo que pueden para acercarse a ese electorado lejano.
La semana pasada, el candidato laborista, Ed Miliband, en un intento por captar al voto juvenil, se prest¨® a una entrevista con el pol¨¦mico c¨®mico Russell Brand. Autor del documental ¡®Las ropas del emperador¡¯ y el libro ¡®Revoluci¨®n¡¯, Brand, que tiene una audiencia masiva en YouTube, apoya abiertamente al movimiento antisistema ¡®Occupy Democracy¡¯ y es un abanderado de la abstenci¨®n. No se gan¨® su apoyo, pero la jugada, criticad¨ªsima por la prensa conservadora y por el partido de Cameron, no le sali¨® del todo mal a Miliband.
Aunque a Luke Harris, 23 a?os y bufanda al cuello del Manchester United, no le convencen esos esfuerzos. No sabe si se acercar¨¢ a votar. En 2010 apost¨® por los Liberaldem¨®cratas pero no volver¨¢ a hacerlo. ¡°Prometieron que bajar¨ªan las tasas universitarias y no han cumplido. As¨ª nos va¡±, dice. Cuenta que trabaja en una compa?¨ªa de suministros, pero que le hubiera gustado cursar una licenciatura. A su familia no le iba bien y recondujo sus aspiraciones. En Reino Unido estudiar es caro. Un curso cuesta, de media, 11.000 euros anuales, frente a los 600 de B¨¦lgica o los entre 700 y 1.500 de Espa?a. Las tasas expulsan a muchos brit¨¢nicos de las aulas o les encadenan a largos cr¨¦ditos.
El problema del paro y la vivienda
- En Reino Unido (62,2 millones de habitantes) hay unos 5,7 millones de j¨®venes con derecho al voto. En 2010, s¨®lo el 44% de la poblaci¨®n de entre 18 y 24 a?os vot¨®, uno de los porcentajes m¨¢s bajos de la UE. En Italia vota el 71%, en Espa?a lo hace el 61%, seg¨²n datos de Eurostat.
- Los sondeos muestran que solo el 16% de los j¨®venes planean votar el jueves. El 30% asegura que no ir¨¢ a depositar la papeleta. Entre aquellos que votan por primera vez, las encuestas dan una ligera ventaja a los Laboristas (un 35%) frente a los conservadores (30%). Los liberaldem¨®cratas (9,4%), que hace cinco a?os recibieron un buen pu?ado de votos j¨®venes, han perdido puestos frente al Partido Verde (14,4%).
- La vivienda y el desempleo son los principales problemas para los j¨®venes brit¨¢nicos. El 14,4% de los ciudadanos de entre 16 y 24 a?os que no estudia no tiene un empleo, seg¨²n la Oficina Nacional de Estad¨ªsticas; el porcentaje m¨¢s alto en 17 a?os y tres veces m¨¢s que la tasa media de paro del pa¨ªs (5,6).
Como Harris, en Manchester Central, muchos j¨®venes hablan de promesas rotas, de pol¨ªticos corruptos, de ¡°m¨¢s de lo mismo¡±. Algunos afirman que votar¨¢n. Otros no. ¡°No son ap¨¢ticos, pero se sienten frustrados¡±, remarca Georgia Gould (28 a?os), autora de ¡®Wasted¡¯, un libro donde traza el retrato de una generaci¨®n con altas aspiraciones, m¨¢s emprendedora y con una alta participaci¨®n en actividades sociales, culturales y amante del activismo en Red, pero incomprendida por los partidos tradicionales. ¡°Hay un c¨ªrculo vicioso en el que los j¨®venes no votan, sus intereses no se toman en cuenta por los pol¨ªticos y los j¨®venes se vuelven a¨²n m¨¢s desencantados¡±, apunta.
En el campamento de personas sin hogar de Peter¡¯s Square, cerca de la Universidad de Manchester, vive Adam Whilan, de 24 a?os. La realidad le sit¨²a en polo opuesto a Ada Ceys, pero sus percepciones son similares: ¡°Elecci¨®n no, selecci¨®n. Esto no es una democracia real. Para qu¨¦ votar, los pol¨ªticos no tienen nada que ver con el pueblo¡±.
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