S?o Paulo teme el caos social por la gravedad de la sequ¨ªa
Los militares debaten junto a acad¨¦micos y autoridades c¨®mo solucionar el problema del desabastecimiento
La regi¨®n metropolitana de S?o Paulo, con casi 20 millones de habitantes, atraviesa la peor crisis h¨ªdrica de los ¨²ltimos 84 a?os y acaba de inaugurar la temporada seca con a¨²n menos agua en sus presas que en 2014, cuando comenzaron las primeras restricciones de suministro y las autoridades reconocieron la gravedad del problema. El desaf¨ªo es tan serio que, por primera vez, la crisis ha entrado en la agenda de los militares.
Acad¨¦micos, militares y autoridades debatieron la semana pasada en una conferencia la posibilidad de que en los pr¨®ximos cinco meses se agoten las reservas y haya cortes prolongados de abastecimiento (de hasta cinco d¨ªas sin agua por semana) en la ciudad m¨¢s poblada de Am¨¦rica Latina. Entre los invitados a la reuni¨®n, en la sede del Comando Militar del Sudeste, que agrupa las fuerzas de S?o Paulo, estaba el responsable por el abastecimiento de la regi¨®n metropolitana de S?o Paulo de la compa?¨ªa estatal de agua, Paulo Massato. El ingeniero reconoci¨® que existe la posibilidad de que el agua se acabe en julio si las obras de emergencia planeadas no concluyen a tiempo. Si la infraestructura para interconectar algunas represas cumple los plazos, el agua puede durar hasta octubre, cuando comienza la temporada de lluvias, afirm¨®. "Entonces, en octubre, tendremos que rezar para que llueva", brome¨® el director. De momento, la principal obra por la que apuesta el Estado de S?o Paulo ha comenzado con tres meses de retraso y no se entregar¨¢ hasta septiembre.
Uno de los asistentes pregunt¨® al director qu¨¦ ocurrir¨ªa en el peor de los escenarios, sin lluvia y sin obras, y el ingeniero le respondi¨®: "Ser¨ªa el terror. No habr¨ªa alimentaci¨®n [refiri¨¦ndose a la producci¨®n de frutas y verduras de la regi¨®n], no habr¨ªa electricidad... Ser¨ªa un escenario de fin de mundo. Son miles de personas y puede desatarse el caos social. No ser¨ªa solo un problema de desabastecimiento de agua, ser¨ªa mucho m¨¢s que eso...".
Ser¨ªa un escenario de fin de mundo. Son miles de personas y puede desatarse el caos socialPaulo Massato, responsable d<span>el abastecimiento de la regi¨®n?
La experiencia del a?o pasado de Itu, un municipio a 100 kil¨®metros de S?o Paulo, es la que mantiene en alerta a las autoridades. Decenas de familias de las zonas m¨¢s altas (y m¨¢s pobres) de la ciudad pasaron varias semanas sin agua hasta el punto de tener que hacer filas de m¨¢s de cuatro horas para rellenar botellas en riachuelos rodeados de basura. Hubo protestas, los manifestantes apedrearon la c¨¢mara municipal, los camiones cisterna que auxiliaban a la poblaci¨®n circulaban escoltados por la polic¨ªa y los delincuentes pasaron de robar carteras a robar bidones con agua. Tras el caos comenz¨® a llover y el conflicto se suaviz¨®, pero se mantiene el miedo a que una situaci¨®n como esa se repita en S?o Paulo. "Si en una ciudad peque?a como Itu se desencaden¨® eso en tan poco tiempo, imaginen en una ciudad como esta", interpel¨® Massato.
La crisis h¨ªdrica no es un problema espec¨ªfico de los militares, pero es un asunto que, "por su relevancia, tiene que ser estudiado por todas las autoridades involucradas, acad¨¦micos y formadores de opini¨®n", coment¨® el Comando Militar a este peri¨®dico. Los militares reconocen que no tienen a¨²n un plan de actuaci¨®n espec¨ªfico para la actual crisis, pero que est¨¢n obligados por ley a actuar en caso de disturbios o de estado de emergencia, si la presidenta Dilma Rousseff lo ordena.
Entre los participantes del evento estaba tambi¨¦n Anicia Pio, representante de la Federaci¨®n de Industrias de S?o Paulo, que alert¨® de que el 50% del PIB industrial del Estado est¨¢ localizado en regiones gravemente afectadas por la escasez. Pio relat¨® c¨®mo desde el a?o pasado algunas f¨¢bricas tuvieron que paralizar sus producciones, aumentar costes y aplazar inversiones, y advirti¨® de que las industrias no est¨¢n preparadas para funcionar en un r¨¦gimen de racionamiento de cinco d¨ªas sin agua por semana, una posibilidad que las autoridades est¨¢n evitando adoptar pero que no se atreven todav¨ªa a descartar.
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