El Chile de Bachelet, ?una lecci¨®n para Dilma Rousseff?

Chile y Brasil se parec¨ªan mucho dentro del continente latinoamericano. Ambos pa¨ªses manifestaban su orgullo de sentirse moralmente superiores a los otros y de ser creadores de un milagro econ¨®mico, como ha subrayado en este diario Jonh Carlin.

Los dos pa¨ªses est¨¢n gobernados por dos mujeres de valor, ambas de izquierdas. El padre de Michelle Bachelet fue asesinado por la dictadura del general Pinochet y Dilma Rousseff fue torturada durante otra dictadura militar. Hoy, ambos pa¨ªses y gobiernos y sus dos mandatarias viven momentos bajos, zarandeados por una grave crisis pol¨ªtica, econ¨®mica y ¨¦tica. Ya no pueden presentarse en el continente como paladines del cambio. La popularidad de las dos presidentas se ha despe?ado desde el cielo al infierno. M¨¢s a¨²n incluso la de Rousseff que la de Bachelet.

Acusadas de no reaccionar ante la crisis de confianza de sus respectivos electorados, intentando ambas minimizar una crisis que los sorteos revelaban con evidencia, Bachelet ha acabado tomando una decisi¨®n dr¨¢stica como respuesta a las protestas populares: relevar a todo el Gobierno y anunciar que Chile tendr¨¢ uno nuevo en un plazo de 74 horas.

?Y la brasile?a Rousseff? Los ¨²ltimos acontecimientos muestran un Congreso en el que su mayor¨ªa se desgasta cada hora, al mismo tiempo que ella se ve obligada a aislarse y a protegerse de la calle por miedo a ser contestada. Todo ello unido a un partido que obstaculiza sus medidas de ajuste y una opini¨®n p¨²blica que sigue gritando "Fuera Dilma" y "Fuera PT",?un partido que recibe con panalezos en varios Estados?su programa nacional en televisi¨®n a pesar de haber sido protagonizado por el carism¨¢tico expresidente Lula, ante la ausencia de la presidenta.

El gesto de Bachelet quiz¨¢ no le baste, pero intenta decir a la opini¨®n p¨²blica que ha entendido por qu¨¦ le neg¨® su confianza

Si las crisis nunca son iguales, no cabe duda de que las que est¨¢n viviendo los gobiernos de Chile y Brasil, protagonizadas por dos gobiernos de izquierdas y progresistas, parecen reflejos la una de la otra. Como intent¨® en vano hacer Bachelet ¡ªacusada de ser lenta en sus reacciones frente a la crisis¡ª tambi¨¦n Rousseff sigue en la ilusi¨®n de negarla, calific¨¢ndola de "pasajera", sin entender los humores de la calle cada vez m¨¢s cr¨ªticos contra ella y su partido.

La mandataria chilena se ha rendido y ha dado carpetazo a su Gobierno para empezar de nuevo. Quiz¨¢s no le baste, pero es un gesto con el que intenta decir a la opini¨®n p¨²blica que ha entendido por qu¨¦ le neg¨® su confianza.

?Hasta cuando se resistir¨¢ Dilma Rousseff a tomar una decisi¨®n, por lo menos simb¨®lica, que revele que acepta con humildad que el pa¨ªs est¨¢ en crisis e irritado, a la espera de algo que rescate su confianza?

En la entrevista de d¨ªas pasados al periodista Roberto D'?vila en Globo News, el senador del PSDB Jos¨¦ Serra afirm¨® que el problema de Brasil no es solo el la corrupci¨®n o la econom¨ªa, sino sobre todo la fragilidad del gobierno Rousseff: "Es un Gobierno flaco", afirm¨®. Tan flaco que, como demuestra cada d¨ªa, flagelado y humillado por el Congreso Nacional, ha perdido su iniciativa frente a la crisis.

Dilma Rousseff, en un gesto a lo Pilatos, se lav¨® las manos de la crisis delegando sus dos mayores responsabilidades: la econ¨®mica en manos del banquero Joaquim Levy, m¨¢s cercano a la visi¨®n liberal de la oposici¨®n que a la suya, y la pol¨ªtica al aliado del PMDB en la figura de su vicepresidente, Michel Temer, partido que hoy es ya clara oposici¨®n en el Parlamento.

?Hasta cuando se resistir¨¢ Rousseff a tomar una decisi¨®n que revele que acepta con humildad que el pa¨ªs est¨¢ en crisis e irritado?

?Le bastar¨¢ a Rousseff ese lavado de manos para recuperar la confianza perdida de los 54 millones de brasile?os que la reeligieron en las urnas? ?O necesitar¨ªa llevar a cabo, a la chilena, un gesto de ruptura? Un reconocimiento de que la gesti¨®n econ¨®mica de su primer mandato result¨® equivocada y provoc¨® una crisis que la obliga a hacer ajustes que golpear¨¢n a los trabajadores y a los m¨¢s pobres. ?Reconocer¨¢ que la crisis de Petrobras, una empresa que estuvo tantos a?os bajo sus cuidados, no fue solo ¨¦tica, sino tambi¨¦n de mala gesti¨®n y de asalto de pol¨ªticos y ejecutivos sin escr¨²pulos, aliados suyos, que la convirtieron en el patio de su propia casa?

Cuando en la calle los brasile?os gritan "Fuera Dilma", quiz¨¢s est¨¦n esperando, por lo menos, un gesto inequ¨ªvoco que diga que la presidenta ha entendido la crisis y est¨¢ dispuesta a enfrentarla. No escondiendo la cabeza bajo el ala, ni delegando, sino ofreciendo alguna medida radical como la de Bachelet.