Palizas, insultos, deshidrataci¨®n y falta de sue?o en las c¨¢rceles chinas
Human Rights Watch denuncia los abusos en las prisiones del pa¨ªs pese a las reformas
La tortura es a¨²n algo habitual en los centros de detenci¨®n chinos. Pese a las reformas aprobadas en los ¨²ltimos a?os, la polic¨ªa sigue recurriendo a los abusos para obtener confesiones y los tribunales siguen condenando a aquellos que han admitido su culpa bajo malos tratos, seg¨²n denuncia la organizaci¨®n pro derechos humanos Human Rights Watch (HRW) en un informe publicado este mi¨¦rcoles.
Los maltratos habituales a los detenidos incluyen el encadenamiento durante d¨ªas enteros a sillas especiales, denominadas ¡°sillas tigre¡±; ser colgados por las mu?ecas, o abusos de los llamados ¡°jefes de celda¡±, otros presos a los que la polic¨ªa ha asignado la vigilancia de sus compa?eros, seg¨²n la organizaci¨®n. En un caso, un preso que aguardaba el resultado de su apelaci¨®n contra una condena a muerte permaneci¨® encadenado durante ocho a?os. Tambi¨¦n ocurren palizas o el uso de descargas el¨¦ctricas.
El informe, Sillas tigre y jefes de celda, se basa en los testimonios de 48 abogados, funcionarios, familiares de presos o detenidos recientes. Tambi¨¦n analiza los veredictos de centenares de casos penales entre el 1 de enero y el 30 de abril de 2014. En 432 de ellos los sospechosos aluden a posible tortura, pero solo en 23 juicios el tribunal descart¨® las pruebas obtenidas bajo supuesto maltrato. En ninguno de los casos el acusado result¨® absuelto.
¡°Casi todos los sospechosos en casos penales han sido sometidos a abusos como palizas e insultos, falta de sue?o, deshidrataci¨®n y amenazas. B¨¢sicamente cada oficina de la Seguridad P¨²blica tiene una silla tigre, porras el¨¦ctricas y material as¨ª. Guardan esos instrumentos (en la oficina)¡±, seg¨²n el testimonio de un expolic¨ªa de la provincia norte?a de Heilongjiang, identificado bajo el seud¨®nimo de Zheng Qianyang.
Tras una serie de esc¨¢ndalos en 2009 y 2010, las autoridades chinas adoptaron una serie de medidas para prohibir la tortura y los testimonios obtenidos mediante tortura. Entre ellas se inclu¨ªa la grabaci¨®n de v¨ªdeo de los interrogatorios o la prohibici¨®n de designar ¡°jefes de celda¡±. En cierto modo, admite HRW, algunos tipos de tortura han disminuido. Pero en otros casos, simplemente los funcionarios han encontrado v¨ªas alternativas para perpetrar los maltratos.
Seg¨²n los testimonios, para evitar la detecci¨®n algunos agentes de polic¨ªa sacan a los arrestados de los centros de detenci¨®n y los torturan en otros lugares, o emplean m¨¦todos que no dejan marcas visibles. En otros casos, los magistrados de los tribunales hacen caso omiso de pruebas claras de maltrato.
Tal y como est¨¢, el sistema de justicia penal china, seg¨²n HRW, permite numerosas oportunidades para que la polic¨ªa perpetre abusos de los detenidos. Los presos a la espera de juicio se encuentran bajo la autoridad del Ministerio de Seguridad P¨²blica, no de Justicia. Los agentes de polic¨ªa pueden mantener bajo arresto e incomunicada a una persona durante 37 d¨ªas sin necesidad de que intervenga el sistema judicial. Los abogados de los presos no pueden estar presentes en los interrogatorios; y los arrestados carecen del derecho a guardar silencio. ¡°Los procuradores y los jueces raramente ponen en duda la conducta policial y los mecanismos de supervisi¨®n siguen siendo d¨¦biles¡±, explica el informe.
¡°Pese a a?os de reformas, la polic¨ªa a¨²n tortura a los sospechosos para que confiesen sus delitos y los tribunales declaran culpable a gente que ha confesado bajo tortura¡±, denuncia la directora de HRW para China, Sophie Richardson, en un comunicado. ¡°A menos y hasta que los sospechosos puedan contar con abogados durante los interrogatorios y cuenten con otras protecciones b¨¢sicas, y hasta que la polic¨ªa tenga que rendir cuentas de los abusos, es improbable que estas nuevas medidas puedan eliminar la tortura¡±.
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