?Simpatiza Francisco con el ate¨ªsmo cristiano?
Para el Papa los verdaderos ateos no son los que niegan a Dios, sino al pr¨®jimo
Est¨¢ cada vez m¨¢s claro que el papa Francisco se entiende mejor con ateos como Jos¨¦ M¨²jica o Ra¨²l Castro que con algunos cat¨®licos tradicionales que no le perdonan que se haya despojado de todos los s¨ªmbolos del poder papal, heredados del Imperio Romano, cuando la Iglesia pas¨® de ser perseguida y escondida en las catacumbas a religi¨®n del Estado.
?Estar¨¢ Francisco simpatizando con el ate¨ªsmo cristiano? Cuando en el Vaticano recibe en audiencia a pol¨ªticos ateos da la impresi¨®n de que conversa a gusto con ellos. Y ateos y agn¨®sticos se sienten atra¨ªdos por la figura del pont¨ªfice, del que algunos miembros de la Curia afirman con cierto desd¨¦n que "no parece Papa".
Quienes conocen de cerca a Francisco confirman que cuando era cardenal de Buenos Aires mantuvo siempre una relaci¨®n cordial con los no creyentes y con los ateos, as¨ª como con los l¨ªderes de otras religiones.
Francisco est¨¢ recordando a su Iglesia que existe otro modo religioso de ver las cosas y la vida, y que no es indispensable la fe en Dios para sacrificarse por el pr¨®jimo
En su libro de conversaciones con el rabino Abraham Skorka, Entre el cielo y la tierra, el entonces arzobispo argentino contaba que cuando alguien se acercaba a ¨¦l para conversar no le preguntaba si cre¨ªa o no en Dios. Lo importante, afirma, era saber si su interlocutor "hac¨ªa algo por los dem¨¢s" que era como preguntarle si cre¨ªa en la humanidad.
Para Francisco, los verdaderos ateos no son los que niegan a Dios, sino al pr¨®jimo. Ha debido de ser esa postura suya, que recuerda al ate¨ªsmo cristiano o al cristianismo ateo, teorizado por te¨®logos como Paul von Buren, C.Lyas, Thomas Ogletree o Altizer entre muchos otros, lo que est¨¢ llamando la atenci¨®n de los no creyentes. Para los seguidores del cristianismo ateo "la palabra Dios, por s¨ª misma, carece de significado y es enga?osa", como afirma uno de sus te¨®logos.
Seg¨²n dicho ate¨ªsmo cristiano "el tradicionalismo eclesi¨¢stico ha dejado de ser cristiano" y recuerda que Jes¨²s fue un laico, un seglar, no un miembro de la casta sacerdotal.
Es justamente de lo que algunos cat¨®licos tradicionales acusan a Francisco: de haberse olvidado de ser Papa, eclesi¨¢stico, y de hablar y preocuparse m¨¢s de los hombres y sus angustias, de su pobreza y de las injusticias perpetradas contra ¨¦l, que de Dios.
El l¨ªder cubano, bajo cuyo r¨¦gimen comunista sufrieron persecuci¨®n y ostracismo miles de fieles cristianos, dijo al salir de una audiencia de una hora con el Papa: "Si sigue as¨ª volver¨¦ a rezar y regreso a la Iglesia".
El l¨ªder cubano, dijo al salir de una audiencia de una hora con el Papa: "Si sigue as¨ª volver¨¦ a rezar y regreso a la Iglesia"
Sin duda, Francisco no le habl¨® de Dios al l¨ªder cubano, sino de la necesidad de que los cubanos puedan realizar sus deseos de felicidad y libertad.
La misma conversaci¨®n fue la que Francisco tuvo con el entonces presidente de Uruguay, Jos¨¦ M¨²jica, quien al salir de la audiencia confi¨® que aunque ¨¦l era ateo, se hab¨ªa entendido bien con el Papa en la lucha por la defensa de los m¨¢s pobres y humillados de la Tierra.
No hay duda que Francisco, en sus discursos y en sus actos, sigue m¨¢s el cristianismo de los or¨ªgenes que el de las teolog¨ªas medievales. Su credo es el de aquel profeta jud¨ªo que iba a la b¨²squeda de la caravana de desheredados que la sociedad bien de su tiempo arrinconaba o despreciaba.
Hay un pasaje de los evangelios emblem¨¢tico: cuando Jes¨²s dice que curaba a los enfermos y arrojaba los demonios porque "no soportaba ver sufrir a la gente". Era hacer el bien por el bien, no en busca de una recompensa ni siquiera divina.
El ate¨ªsmo cristiano afirma, justamente, que "no hay necesidad de amenazar con el infierno ni seducir con el para¨ªso para hacer el bien". Un concepto que Francisco recalca cada d¨ªa en sus discursos y conversaciones con los periodistas.
Hay quien no ve de buenos ojos, dentro del catolicismo de Roma, que el Papa, mientras lleva una vida austera y sencilla, sin las viejas pompas pontificias, no desde?e los peque?os placeres de la vida. Los de todos los mortales, desde un buen caf¨¦ o el entusiasmo por su equipo de f¨²tbol al de cocinarse el mismo un pollo. Es un Papa que no tiene miedo al tacto, que besa, abraza y cultiva con pasi¨®n sus amistades.
Y es el ate¨ªsmo cristiano, para quien no hay otra divinidad que la propia humanidad, el que ha dejado de lado el llamado "odio paulino al cuerpo", aquel miedo que el Ap¨®stol Pablo, demostraba por la sexualidad y que le llev¨® a relegar a las mujeres de la jerarqu¨ªa de la Iglesia, a pesar de haber sido ella las promotoras de las primeras comunidades cristianas.
De lo que algunos acusan a Francisco: de haberse olvidado de ser Papa y de preocuparse m¨¢s de los hombres que de Dios
El papa Francisco se entiende m¨¢s con los ateos que muchos de sus antecesores. ?l siempre rechaz¨® la idea de que ser ateo conlleve ser inmoral, ya que sin fe no existir¨ªa ¨¦tica. Es la idea tan cultivada por los viejos cat¨®licos de que "Si Dios no existe, todo est¨¢ permitido".
Francisco est¨¢ recordando a su Iglesia que existe otro modo religioso de ver las cosas y la vida, y que no es indispensable la fe en Dios para sacrificarse por el pr¨®jimo. ?l sabe muy bien que la Iglesia que representa, que tanto temi¨® siempre a los ateos, fue capaz de matar en nombre de Dios. Por el contrario, el cristianismo ateo reconoce que el mandamiento de "no matar¨¢s" sigue siendo v¨¢lido y razonable sin necesidad de dioses que lo proh¨ªban.
El papa Francisco est¨¢ repitiendo machaconamente a obispos y cardenales que la fe les debe arrancar de sus palacios para que vayan a la periferia de las ciudades, donde el poder ha creado los nuevos guetos de los condenados a la miseria. Les pide que no tengan miedo de "tocar" a los pobres. No les pide que recen a Dios por ellos, sino que sean un dios bueno para ellos.
?No ser¨¢ esa insistencia m¨¢s en los hombres que en Dios lo que atrae en Francisco la curiosidad y simpat¨ªa de ateos y agn¨®sticos, as¨ª como cierta distancia de los cat¨®licos tradicionalistas?
Francisco est¨¢ haciendo de alg¨²n modo suya la filosof¨ªa de los te¨®logos del ate¨ªsmo cristiano que defienden que no es posible creer en alg¨²n dios si antes no se cree y abraza a la humanidad m¨¢s marginada y desamparada.
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