Palmira, cruce de imperios y frontera de Roma
La ciudad, Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, est¨¢ amenazada por los yihadistas
En la antigua Palmira se veneraban los dioses romanos, pero tambi¨¦n deidades milenarias orientales como Baal, al que rend¨ªan culto todos los pueblos de Oriente, o el mesopot¨¢nico Nebu. Las ruinas de la ciudad de Palmira, que se encuentran ahora amenazadas por los yihadistas fan¨¢ticos del Estado isl¨¢mico, representan una muestra ¨²nica del cruce de culturas de la antig¨¹edad. En la frontera de Roma, en la plena ruta de las caravanas, era un oasis donde se un¨ªan las tradiciones de Oriente y de Occidente.
Como ha escrito el historiador brit¨¢nico Tom Holland, autor del revelador libro A la sombra de las espadas sobre Oriente en el siglo V, "Palmira es la expresi¨®n m¨¢s bella de la mezcla de culturas de la antig¨¹edad en Oriente Pr¨®ximo de la que acabar¨ªa por nacer el Islam". En su cuenta de Twitter, Holland exhorta a la m¨ªtica reina de Palmira, Zenobia, "a que se despierte de su sue?o en esta hora desesperada para salvar su ciudad".
Las huestes del EI han provocado da?os irreparables en muchos yacimientos que se encuentran en su territorio ¨Clos expertos no tienen claro lo que han destrozado mientras lo grababan en v¨ªdeo como propaganda y lo que est¨¢n robando para introducir en el mercado il¨ªcito de antig¨¹edades para financiarse¨C. Ciudades cuyos nombres llevan milenios siendo pronunciados por la humanidad como Apamea, N¨ªnive, Hatra, Ninrud han sufrido enormes da?os dentro de la misma campa?a de terror que busca aniquilar a los cristianos y yazid¨ªes.
Si llegasen a tomar Palmira, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1980 y situada a 215 kil¨®metros al noreste de Damasco, el da?o arqueol¨®gico ser¨ªa sencillamente inimaginable, como si estuviese a su merced el acueducto de Segovia, Pompeya o los foros imperiales de Roma. Aunque parte de sus piezas se encuentran fuera de Siria ¨Cel Museo del Louvre tiene una colecci¨®n importante, que incluye el relieve de Maliku o la tr¨ªada divina de Baal¨C, la informaci¨®n que todav¨ªa puede ofrecer Palmira es inmensa y, sobre todo, la belleza de sus ruinas es ¨²nica. La antig¨¹edad no ha dejado ninguna ciudad equivalente.
"La fama de Palmira se construy¨® sobre el comercio, como un oasis que ofrec¨ªa refugio a los viajeros y tambi¨¦n como una parada en las rutas comerciales que cruzaban el desierto. Especias, metales preciosos, esclavos... Todo pasaba por aqu¨ª para satisfacer el insaciable apetito de Roma", escribe el historiador Philip Parker en The Empire stops here (El Imperio de detiene aqu¨ª), un recorrido por las fronteras de Roma. "Palmira es una ciudad del desierto, que se encontraba 300 kil¨®metros en el interior de la arena, cuya riqueza se basaba en su capacidad para suplir las necesidades b¨¢sicas de los viajeros: descanso y agua. Su nombre no puede ser m¨¢s rom¨¢ntico y destila la concepci¨®n occidental de Oriente.. Ahora se tardan unas cuatro horas en llegar, pero en tiempos de Roma eran d¨ªas. Fue una ciudad de frontera entre Roma y el Imperio parto donde se intercambiaban bienes e informaci¨®n. Sus habitantes sacaban beneficios de las dos cosas", prosigue Parker.
Su nombre antiguo, Tadmur (sigue siendo la denominaci¨®n oficial en ¨¢rabe), la "ciudad de los d¨¢tiles", aparece en los archivos asirios en el a?o 800 antes de nuestra era y fue conquistada por Alejandro Magno en torno al a?o 330 AC. Aunque formaba parte del Imperio Romano, siempre goz¨® de un estatuto especial. Como escribe la Unesco en su justificaci¨®n de la concesi¨®n del Patrimonio de la Humanidad: "Palmira creci¨® como una ciudad crucial en las rutas comerciales que un¨ªan Persia, India y China con el Imperio Romano y se convirti¨® en un cruce de caminos de numerosas civilizaciones del mundo antiguo". El organismo cultural de la ONU destaca su columnata de 1.100 metros que forma el eje de la ciudad, el templo de Baal, el ¨¢gora, el campamento de Diocleciano, el teatro, los barrios civiles pero tambi¨¦n las muestras ¨²nicas de arte funerario, que mezclan el estilo grecoromano con el persa.
La Unesco tambi¨¦n se?ala las "inmensas necr¨®polis" y los restos de un acueducto romano en los alrededores de la ciudad. Seg¨²n este organismo, su redescubrimiento en Occidente en los siglos XVII y XVIII despu¨¦s de ser visitada por viajeros brit¨¢nicos como Robert Wood tuvo una influencia arquitect¨®nica enorme en el estilo neocl¨¢sico.
Su decadencia empez¨® en el siglo III de Nuestra Era cuando, en medio de las hostilidades entre los imperios parto y romano, Palmira, bajo el mando de la reina Zenobia, se convirti¨® en capital de un imperio, que abarcaba la actual Siria y que lleg¨® hasta Egipto. Sin embargo, acab¨® por ser derrotada y enviada a Roma como reh¨¦n. Que su leyenda haya llegado hasta nosotros es una prueba m¨¢s de la resistencia de la vieja ciudad de las caravanas, cuyo destino pende ahora de un hilo.
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