?scar Collazos, el necesario compromiso del escritor
El autor colombiano dej¨® una amplia obra narrativa compuesta por 18 novelas y 7 libros de cuentos, adem¨¢s de una amplia serie de trabajos cr¨ªticos
Una llamada nos encogi¨® a los que compart¨ªamos almuerzo en la casa bogotana de la periodista Mar¨ªa Cristina Alvarado. El tel¨¦fono hab¨ªa tra¨ªdo la noticia, que enseguida se revel¨® err¨®nea, de la muerte de ?scar Collazos. La novelista colombiana Consuelo Trivi?o, que comparti¨® plat¨® de televisi¨®n con ¨¦l; la tambi¨¦n novelista, argentina, Silvia M¨ªguez; el periodista de El Tiempo y narrador colombiano Arturo Guerrero, y yo mismo sentimos el paso de un viento fr¨ªo que llegaba al coqueto apartamento del norte de la ciudad. Comentamos la grave enfermedad que invad¨ªa a ?scar, sus deseos de esperar a la hija antes de que lo desconectaran de una vida que ya comprend¨ªa in¨²til e insalvable, su valiente despedida desde la columna de prensa que a¨²n sosten¨ªa. No hubo que esperar ni siquiera una semana para que se helase aquel viento fr¨ªo.
La primera noticia que yo tuve de ?scar Collazos fue en los a?os setenta, cuando trabaj¨¦ con su libro Los vanguardismos en Am¨¦rica Latina, publicado en Barcelona, ciudad en la que el autor colombiano resid¨ªa despu¨¦s de haber dirigido el Centro de Investigaciones Literarias de Casa de las Am¨¦ricas, en La Habana. Luego de distintos viajes y estancias en diversos pa¨ªses, se instal¨® en Cartagena de Indias, donde tuve ya ocasi¨®n de conocerlo personalmente. Su rostro accidentado mostraba una seguridad en sus convicciones y escond¨ªa una amabilidad sin l¨ªmites.
Collazos ha dejado una amplia obra narrativa compuesta por 18 novelas y 7 libros de cuentos, adem¨¢s de una amplia serie de trabajos cr¨ªticos. Su narrativa quiso instalarse en una posici¨®n comprometida que puede considerarse posterior a la renovaci¨®n del que por los a?os sesenta y setenta se denomin¨® el boom. La violencia que ha marcado la historia de Colombia centra sus preocupaciones y temas, a la vez que busca sus conexiones con la pol¨ªtica y la sociedad en las manifestaciones m¨¢s cotidianas o festivas. Destaca Rencor (2006) o la ¨²ltima, de 2013, Tierra quemada, terrible met¨¢fora de un mundo cruel e irredento.
Pero lo m¨¢s significativo de la obra y la postura ideol¨®gica de ?scar Collazos fue la pol¨¦mica que sostuvo en 1969 y 1970 con Julio Cort¨¢zar y Mario Vargas Llosa, que a¨²n est¨¢ en el centro de los estudios latinoamericanos, se cite o no. Defendi¨® en un art¨ªculo el necesario compromiso del escritor perteneciente a pa¨ªses tan crispados e injustos como los del llamado Tercer Mundo y de Latinoam¨¦rica en particular. En La encrucijada del lenguaje denunciaba la huida de la realidad que percib¨ªa en los cuentos de Julio Cort¨¢zar, lo que no dejaba de recordar las cr¨ªticas que el peronismo dedicase en su momento a Jorge Luis Borges. Cort¨¢zar le respondi¨® que la novela revolucionaria no es solamente la que desarrolla un tema revolucionario, sino la que procura renovar, revolucionar, los propios procedimientos narrativos. La postura del argentino remit¨ªa a los comportamientos de las vanguardias hist¨®ricas y su convencimiento de que si no se renuevan los lenguajes resulta imposible expresar nuevos conceptos. Mario Vargas Llosa apoy¨® inteligentemente las opiniones de Cort¨¢zar. Se cuestionaba, pues, por los tres autores, los conceptos de realidad, de testimonio y de compromiso. Pero tambi¨¦n otro mucho m¨¢s vol¨¢til, como es el de la validez de los modelos europeos para la totalidad literaria. Todav¨ªa la cr¨ªtica latinoamericana sigue d¨¢ndole vueltas a los mismos problemas, a trav¨¦s de planteamientos como los del poscolonialismo u otros. Al fin y al cabo, se trata de saber si lo que importa es la realidad o el efecto de realidad. Una cuesti¨®n te¨®rica, es verdad, pero que resulta trascendente y que, adem¨¢s, defini¨® una fisura generacional. Los novelistas del boom quisieron salir de una literatura que temieron provinciana a trav¨¦s de la investigaci¨®n formal. Sus herederos pensaron que esa experimentaci¨®n alejaba la literatura de los lacerantes problemas de la sociedad.
Como suele ocurrir, la aparente contradicci¨®n se salva por la capacidad de escritura y ?scar Collazos uni¨® su saber hacer con una coherencia personal, una elegancia y una entrega que le han granjeado el respeto, la admiraci¨®n y la amistad de sus lectores. Jean Paul Sartre hubiera dicho que solo por el convencimiento del presente se alcanza literariamente la trascendencia. Es el caso de ?scar Collazos.
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