La muerte de un ciclista apu?alado desata el temor en R¨ªo de Janeiro
Adolescentes de las ¨¢reas pobres de la ciudad delinquen en barrios acomodados
El lago de R¨ªo de Janeiro, oasis urbano y futuro escenario ol¨ªmpico, se ha convertido en un sitio francamente peligroso para hacer deporte. Sirve de ejemplo perfecto para la paradoja constante que envuelve la cidade maravilhosa: sus tranquilas orillas, donde las clases favorecidas hacen ejercicio matinal frente a un paisaje id¨ªlico, se convierten al anochecer en un apostadero predilecto de adolescentes pobres y drogados que acechan a v¨ªctimas despistadas. ¡°Antes amenazaban con cuchillos para llevarse las bicicletas, pero en los dos ¨²ltimos meses han apu?alado ya a cuatro personas¡±, explica Jorge, propietario del negocio de alquiler Stella Maris, que renta bicicletas a diez reales la hora. El ¨²ltimo de los apu?alados, el cardi¨®logo Jaime Gold, de 57 a?os, muri¨® el martes en el hospital tras haber recibido tres pu?aladas en el abdomen, sin previo aviso, de dos j¨®venes que le interceptaron mientras pedaleaba. Sin bicicleta y sin cartera, dej¨® un reguero de sangre mientras ped¨ªa ayuda angustiosamente frente a uno de los barrios m¨¢s acomodados de la ciudad, a las seis y media de la tarde, ya noche cerrada en esta ¨¦poca del a?o.
La polic¨ªa ha apresado esta ma?ana al adolescente acusado de los hechos en la Favela do Mandela, Zona Norte de la ciudad. Tiene 16 anos y ha pasado ya 15 veces por la comisar¨ªa: todos ellos hurtos y robos con violencia en los barrios m¨¢s pr¨®speros de la zona sur, adonde grupos de adolescentes de las ¨¢reas pobres bajan a delinquir tras proveerse de estupefacientes en los territorios dominados por el narcotr¨¢fico, donde han crecido, muchas veces en la calle.
Dos d¨ªas despu¨¦s de los hechos, una bicicleta negra pegada a la baranda del lago recuerda la memoria del m¨¦dico muerto en el lugar exacto donde fue atacado. El veh¨ªculo est¨¢ rodeado de flores, mensajes y datos sobre la violencia en R¨ªo; pintura roja, que recorre todo el ancho del carril-bici, simula los charcos que dej¨® Gold (padre de dos hijos) mientras gritaba socorro, antes de ser ayudado por un m¨¦dico de 33 a?os que ven¨ªa corriendo y encontr¨® al moribundo apoyado sobre un ¨¢rbol. Unos turistas gozosamente desinformados pasean en un t¨¢ndem y toman fotos del espectacular paisaje del lago, rodeado de ¡®morros¡¯ y vegetaci¨®n, a s¨®lo unas cuadras del mar. Felipe, un carioca de 51 a?os que lleva a su hija en bicicleta a almorzar a casa, para solemnemente frente a la bicicleta negra. Hace este trayecto entre Botafogo e Ipanema seis veces al d¨ªa. La ni?a abre los ojos al m¨¢ximo cuando lee los carteles colocados por la ONG R¨ªo-Paz: 1.343 latrocinios (robo seguido de muerte) entre 2007 y 2014, 41.494 homicidios dolosos, 142 polic¨ªas muertos en acto de servicio¡
¡°Qu¨¦ cobardes¡ No le dieron ni una oportunidad¡±, susurra Felipe. Cuando se entera de que el adolescente sospechoso ha sido ya detenido, y de que se han encontrado navajas y bicicletas robadas, corta en seco: ¡°Eso no sirve para nada. Saldr¨¢ en unos meses¡±. Se?ala el coche de polic¨ªa que hay apostado al otro lado de la calle, junto a una gasolinera: ¡°Si hubiese habido un coche de polic¨ªa ah¨ª ese d¨ªa, esto no hubiese pasado¡±. Otro abuelo ciclista que se ha detenido asiente en silencio, como para no quebrar el duelo mortuorio. En las aguas contaminadas del lago no se ven hoy peces muertos que rompan el aparente para¨ªso donde se celebrar¨¢n, en teor¨ªa, las pruebas de remo en los Juegos Ol¨ªmpicos de 2016. Mar¨ªa, una espa?ola que suele ir al lago por las tardes para ense?ar a montar en bicicleta a la ni?a que cuida, dice estar ¡°horrorizada¡ La ciudad est¨¢ cada vez peor, tengo miedo muchos d¨ªas. ?D¨®nde est¨¢n todos los polic¨ªas que vimos durante el Mundial?¡±.
Lo mismo parece pensar el m¨¢ximo responsable de Seguridad en el estado de R¨ªo de Janeiro, Jos¨¦ Mariano Beltrame, que consider¨® ¡°inadmisible¡± el fallecimiento y destituy¨® fulminantemente al comisario-jefe de Lebl¨®n horas despu¨¦s del homicidio: ¡°Es un lugar muy querido por los cariocas¡±, declar¨® con gesto compungido. S¨®lo el a?o pasado, m¨¢s de 220 personas murieron en R¨ªo por heridas de arma banca. Es improbable que esta noche se produzca otro atentado en el lago: en media hora, adem¨¢s del coche apostado, han pasado ya una pareja de ¡®Polic¨ªa Tur¨ªstica¡± a pedales y una de Polic¨ªa Militar en un carro el¨¦ctrico. ¡°Ahora est¨¢ lleno de agentes¡±, r¨ªe Jorge. ¡°?El viernes no quedar¨¢ ni uno!¡±
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