Tuve un sue?o: Brasil era un pa¨ªs normal
So?¨¦ que Brasil era de clase media, con pocas noticias pol¨ªticas y una presidenta conversando feliz con la gente en la calle
So?ar no es pecado. Y adem¨¢s a veces se realizan. Ayer, fuera de Brasil, tuve uno. So?¨¦ que de repente, escuchando las noticias en los peri¨®dicos, en la televisi¨®n y en las redes sociales, Brasil parec¨ªa como un pa¨ªs normal. No se hablaba m¨¢s de esc¨¢ndalos. Era el pa¨ªs de Am¨¦rica Latina con menos ¨ªndices de violencia.
Nadie sab¨ªa ya lo que era una Bolsa Familia, porque todos ganaban con su trabajo lo suficiente para vivir dignamente y hasta permitirse algunos lujos l¨²dicos y culturales.
Tampoco hablaban los medios de esc¨¢ndalos de corrupci¨®n. Petrobras hab¨ªa recibido un premio en la Uni¨®n Europea como empresa modelo de gesti¨®n.
En las afueras de las ciudades hab¨ªa barrios nuevos y coloridos, ninguna favela
Lo que m¨¢s me choc¨® en mi sue?o fue no ver m¨¢s favelas. En las afueras de las ciudades hab¨ªa barrios nuevos y coloridos, dise?ados por arquitectos j¨®venes, con parques y fuentes, escuelas y hospitales y hasta autobuses con aire acondicionado.
Me sorprendi¨® no ver en las noticias pol¨ªticas los nombres de personajes que llenaban cada d¨ªa las cr¨®nicas (a veces hasta las policiales). No se hablaba ya de Dilma Rousseff ni de Lula, ni de Cardoso, ni de Ren¨¢n Calheiros o de Eduardo Cunha.
Muchos de los 12 ministros eran j¨®venes graduados en universidades extranjeras, as¨ª como alcaldes y gobernadores. Ganaban todos como profesores universitarios. Viajaban con la gente, en metros modernos y en aviones comerciales. A veces se les ve¨ªa caminar a pie por la calle. Las personas los saludaban y se paraban a discutir con ellos temas de inter¨¦s nacional o local.
En los peri¨®dicos se hablaba m¨¢s de cultura, de ciencia, de gastronom¨ªa y hasta de filosof¨ªa que de pol¨ªtica. Los sondeos daban porcentajes altos de ¨ªndices de felicidad ciudadana. Las personas usaban algunas drogas, pero pod¨ªan comprarlas en las farmacias. No hab¨ªa traficantes.
Las personas llenaban de noche los restaurantes y salas de fiestas sin miedo a sufrir alg¨²n tipo de violencia. El turismo se hab¨ªa triplicado en todo el pa¨ªs.
Miles de j¨®venes eran peque?os empresarios, orgullosos de sus conquistas y con ganas de comerse el mundo. Los abuelos les hablaban a los nietos de cuando en Brasil hab¨ªa millones de personas que no sab¨ªan leer ni escribir. Les contaban que hac¨ªa a?os hab¨ªa quien mataba a los homosexuales y la polic¨ªa cre¨ªa que todos los negros o de color eran delincuentes potenciales.
Un negro de mediana edad era presidente de la Rep¨²blica y la gente le aplaud¨ªa y se hac¨ªan fotos con ¨¦l cuando lo encontraban en la calle o en el cine.
Miles de j¨®venes eran peque?os empresarios, orgullosos de sus conquistas
Los polic¨ªas militares eran casi todos universitarios. Ganaban bien como profesionales cualificados. La gente se alegraba cuando los ve¨ªa en la calle porque les daban confianza, nunca miedo.
En el exterior los empresarios brasile?os ten¨ªan fama de ser creativos y solo una vez uno de ellos, apareci¨® implicado junto con un pol¨ªtico, en un caso de corrupci¨®n. Los dos fueron enseguida procesados y encarcelados.
Brasil era admirado en el mundo por su f¨²tbol original. Estaba prohibido que los jugadores fueran vendidos a otros clubes extranjeros. No hab¨ªa aficiones violentas. Cada partido acaba en una fiesta colectiva.
Las mujeres ten¨ªan el derecho de decidir sobre su propio cuerpo, los enfermos sin esperanza pod¨ªan decidir en conciencia si deseaban dejar de sufrir. Brasil ten¨ªa un asiento en el Consejo de Seguridad de la ONU, relaciones estrechas con los hermanos latinoamericanos m¨¢s democr¨¢ticos y su comercio estaba abierto a todos los continentes. Sus diplom¨¢ticos eran alabados internacionalmente por su capacidad de di¨¢logo y su poca propensi¨®n a crear conflictos, y no apoyaban a reg¨ªmenes dictatoriales.
La inflaci¨®n era de un 2%, la renta de las familias crec¨ªa junto con el PIB nacional y la industria era pujante y consegu¨ªa exportar a todo el mundo. Los productos brasile?os eran vistos fuera del pa¨ªs como un sello de garant¨ªa y hasta distinci¨®n.
Brasil era autosuficiente en petr¨®leo y energ¨ªa, que en un 80% era de fuentes alternativas no contaminantes. La Amazonia ten¨ªa un ¨ªndice cero de destrucci¨®n. La ministra de Medio Ambiente era una joven universitaria. L¨ªderes de las comunidades ind¨ªgenas estaban presentes en todas las instituciones del Estado.
En el Congreso hab¨ªa solo cuatro partidos con representaci¨®n, 200 diputados y 30 senadores. Todos ganaban un sueldo modesto y ten¨ªan derecho solo a dos secretarios. Los partidos se financiaban con las aportaciones de sus afiliados. Las campa?as electorales duraban 15 d¨ªas y cada candidato presentaba su programa directamente en televisi¨®n, con el mismo espacio de tiempo.
Brasil segu¨ªa siendo el mismo. Sin embargo no era un sue?o imposible. Los sue?os pueden tambi¨¦n presagiar el futuro
Brasil aparec¨ªa en los ¨ªndices mundiales de educaci¨®n entre los 12 primeros pa¨ªses del mundo y como el primero de Am¨¦rica Latina. Todos los pol¨ªticos y los ricos prefer¨ªan enviar a sus hijos a las escuelas y universidades p¨²blicas porque las consideraban las mejores. Y ellos y sus familiares se curaban en los hospitales del sistema p¨²blico de salud, donde trabajaban los mejores especialistas.
Hac¨ªa diez a?os que no hab¨ªa protestas callejeras. Era Brasil un pa¨ªs de clase media, con poca cr¨®nica policial y pol¨ªtica. Un pa¨ªs normal, poco interesante para los corresponsales extranjeros.
Cuando me despert¨¦ corr¨ª a ver las noticias como de costumbre. Mi sue?o se hab¨ªa desvanecido: la portada internacional de The New York Times recordaba que, en una semana, en R¨ªo hab¨ªan sido acuchilladas ocho personas. Las cr¨®nicas estaban hablando de nuevo de las detenciones de la nueva operaci¨®n de Lava Jato, de una petici¨®n de impeachmenta Dilma, Lula segu¨ªa criticando a las ¨¦lites del pa¨ªs y el banco de Brasil, con un lucro de 126%.
La inflaci¨®n rozaba el 10%, y la educaci¨®n aparec¨ªa perdida en el puesto 60 entre 75 pa¨ªses de todo el mundo. Y el PIB estaba escondido entre n¨²meros rojos. El 60% de las familias aparec¨ªan endeudadas y el 70% de los brasile?os se declaraban preocupados con su futuro.
S¨ª, el m¨ªo hab¨ªa sido solo un sue?o. Brasil segu¨ªa siendo el mismo. Sin embargo no era un sue?o imposible. Los sue?os pueden tambi¨¦n presagiar el futuro.
Hoy por hoy nos queda solo la esperanza de tiempos mejores. Y la convicci¨®n de saber que Brasil, si quiere y le dejan, puede ser lo que es capaz de so?ar: ser un pa¨ªs normal entre los pa¨ªses desarrollados.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.