Obama pide que Charleston sirva para un cambio profundo en EE UU
"Quiz¨¢ es el deseo de Dios" que el pa¨ªs reflexione sobre las armas y el racismo, dice el presidente en el funeral del pastor Pinckney
Entre las muchas im¨¢genes para la historia que dejar¨¢ Barack Obama estar¨¢ la de un presidente de Estados Unidos cantando desde un altar el himno gospel Amazing grace ante miles de fieles. Lo hizo en Charleston, Carolina del Sur, tras un emocionante discurso sobre la raza, la violencia y los ¡°pecados originales¡± del pa¨ªs durante el servicio religioso por el reverendo Clementa Pinckney, asesinado el pasado 17 de junio junto con ocho feligreses en una iglesia negra por motivos racistas.
Obama, el primer afroamericano que ostenta el cargo m¨¢s alto de EE UU, record¨® al pastor como ¡°un hombre de fe¡±, que cre¨ªa ¡°que sus esfuerzos mejorar¨ªan la vida de los que ven¨ªan detr¨¢s¡±. El reverendo Clementa Pinckney ten¨ªa 41 a?os y era padre de dos hijas. Era senador en el Legislativo de Carolina del Sur y predicaba en una de las iglesias negras m¨¢s antiguas del sur, un s¨ªmbolo en la lucha por la igualdad racial atacado en numerosas ocasiones desde el siglo XIX. Pinckney dirig¨ªa un grupo de estudio de la Biblia cuando un supremacista blanco de 21 a?os dispar¨® contra los presentes.
El servicio religioso empez¨® a las 11.00, hora local, casi tres horas antes de que Obama se dirigiera a los asistentes. Unas 6.000 personas se congregron en el auditorio de la universidad, cerca de la iglesia. Muchos se quedaron fuera. Los l¨ªderes religiosos que hablaron antes del presidente insistieron en un mensaje de unidad y resistencia y pidieron a su comunidad que destierre los sentimientos de venganza. ¡°Alguien debi¨® advertirle a ese joven. Quer¨ªa empezar una guerra racial, pero vino al lugar equivocado¡±, dijo el obispo John Richard Bryant. Un cartel sobre el altar dec¨ªa: ¡°La iglesia equivocada, la gente equivocada¡±,
¡°Estaba perdido, pero ahora me he hallado, estaba ciego, pero ahora veo¡±, dice la canci¨®n. ¡°Con esta tragedia, Dios nos ha entregado su gracia y nos ha hecho ver lo que no ve¨ªamos¡±, propuso Obama como interpretaci¨®n de la matanza. Obama aprovech¨® esta idea para decir que el asesino ¡°no sab¨ªa que Dios lo estaba utilizando¡±. ¡°No pod¨ªa anticipar c¨®mo Estados Unidos responder¨ªa con una introspecci¨®n y un examen de conciencia como rara vez vemos en la vida p¨²blica¡±.
La ciudad, el Estado y el pa¨ªs se encuentran conmocionados por uno de los peores actos racistas en el sur desde los a?os 60. La tragedia ha removido conciencias hasta el punto de cuestionar la bandera confederada, que ha ondeado en Carolina del Sur desde el final de la guerra civil. Gobiernos y Legislativos republicanos del sur, donde la bandera es tomada por una herencia de la historia, han comenzado a pedir la retirada de la ense?a de la vida p¨²blica, en un reconocimiento sin precedentes de que tambi¨¦n es un s¨ªmbolo del esclavismo.
¡°Durante mucho tiempo estuvimos ciegos ante el dolor que la bandera confederada inflig¨ªa en muchos de nuestros conciudadanos¡±, razon¨® el presidente. "Para muchos, blancos y negros, esa bandera es s¨ªmbolo de opresi¨®n sistem¨¢tica. Quitar la bandera no es una ofensa al valor de los soldados confederados, es reconocer que la causa por la que lucharon, la esclavitud, estaba equivocada".
Pero al mismo tiempo pidi¨® que el cambio no se quede ah¨ª, y que la tragedia sirva para abrir los ojos y hacer "cambios duraderos" tambi¨¦n ante el racismo latente en buena parte de la sociedad, que se traduce en la desconfianza entre la comunidad negra y las fuerzas de seguridad. O las cifras de pobreza y falta de oportunidades que se ceban en las comunidades de raza negra. "Durante mucho tiempo hemos estado ciegos ante la forma en que las injusticias del pasado influyen en el presente". Tambi¨¦n se refiri¨® al riesgo que suponen las leyes sobre posesi¨®n de armas. ¡°Ser¨ªa una traici¨®n a todo aquello por lo que luch¨® el reverendo Pinckney si nos dejamos ir en un c¨®modo silencio una vez m¨¢s, una vez que se vayan las c¨¢maras¡±, sin hacer cambios a largo plazo. En palabras del presidente de EE UU, ¡°quiz¨¢ sea esa la voluntad de Dios¡±.
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