C¨®mo promover la democracia sin hablar de democracia
Obama conf¨ªa en que el acercamiento a Cuba e Ir¨¢n propicie cambios en pa¨ªses enfrentados a Estados Unidos durante d¨¦cadas
Un hilo conecta las negociaciones en Viena sobre el programa nuclear de Ir¨¢n y la reapertura de las embajadas de Estados Unidos y Cuba, que el presidente Barack Obama anunciar¨¢ este mi¨¦rcoles en Washington. El esp¨ªritu que inspira ambas iniciativas es el mismo. En 2008, durante la campa?a electoral que le llev¨® a la Casa Blanca, Obama prometi¨® dialogar con pa¨ªses enemigos. Lo ha cumplido. La Casa Blanca conf¨ªa en que el di¨¢logo propicie la democratizaci¨®n de Cuba y una mejora de la relaci¨®n con Ir¨¢n que contribuya a estabilizar el Pr¨®ximo Oriente.
Estados Unidos rompi¨® las relaciones diplom¨¢ticas con Cuba en 1961, despu¨¦s de la revoluci¨®n. Con Ir¨¢n, las rompi¨® en 1980, despu¨¦s de otra revoluci¨®n. En ambos casos, la superpotencia de la Guerra Fr¨ªa perdi¨® a un socio de valor estrat¨¦gico y vio c¨®mo ca¨ªa en la ¨®rbita de movimientos hostiles, el comunismo y el islamismo. En 1977 Cuba abri¨® una secci¨®n de intereses en Washington que hac¨ªa algunas funciones de la embajada. La vieja embajada de Ir¨¢n en Washington sigue vac¨ªa.
Pese a las diferencias, en Teher¨¢n y en La Habana, en Washington y en Viena, se dirime hoy lo mismo: la eficacia de la doctrina Obama
Las diferencias entre el deshielo cubano y el iran¨ª son notables. EE UU y Cuba retoman hoy las relaciones diplom¨¢ticas. Obama se ha reunido con el presidente cubano, Ra¨²l Castro. Seguramente el momento en que el mundo ha estado m¨¢s cercano al apocalipsis at¨®mico fue la crisis de los misiles en Cuba, pero hace a?os que ha dejado de amenazar a EE UU o a sus aliados.
Ir¨¢n es distinto. Los socios de EE UU en el Pr¨®ximo Oriente ven en Ir¨¢n un peligro para la estabilidad de Pr¨®ximo Oriente, una de las regiones m¨¢s inestables del planeta. Las potencias mundiales sospechan que quiere obtener la bomba nuclear. S¨ª, el secretario de Estado, John Kerry, y su hom¨®logo iran¨ª, Javad Zarif, llevan un a?o y medio hablando, pero la posibilidad de que EE UU e Ir¨¢n retomen las relaciones diplom¨¢ticas queda lejos. El 29 de mayo, el Departamento de Estado retir¨® a Cuba de la lista de pa¨ªses que patrocinan el terrorismo. Ir¨¢n contin¨²a en la lista.
Pese a las diferencias, en Teher¨¢n y en La Habana, en Washington y en Viena, se dirime hoy lo mismo: la eficacia de la doctrina Obama.
Los cr¨ªticos denuncian el peligro de hacer concesiones a reg¨ªmenes teocr¨¢ticos o autoritarios. Recuerdan a los opositores y disidentes perseguidos en Ir¨¢n y Cuba. Avisan de que la imagen del presidente o su secretario de Estado confraternizando con sus l¨ªderes los refuerza y legitima. Es, seg¨²n este punto de vista, la realpolitik en su peor versi¨®n: el realismo que se olvida de los valores democr¨¢ticos y los derechos humanos y acaba perjudicando los intereses nacionales de Estados Unidos. La democracia no figura en la agenda de las negociaciones con Cuba ni con Ir¨¢n.
Pero la democracia, seg¨²n Obama, no llega con una varita m¨¢gica. Ni con bombas. Wandel durch Ann?herung, o cambio por medio del acercamiento era la frase que defin¨ªa la Ostpolitik, la pol¨ªtica hacia el Este del canciller alem¨¢n Willy Brandt. No hab¨ªa que cortar lazos con la Alemania Oriental y el bloque sovi¨¦tico: la esperanza era que, con apertura al otro bloque, acabar¨ªa cayendo el Muro (la discusi¨®n sigue abierta: quiz¨¢ al final fue la combinaci¨®n de apertura diplom¨¢tica con los misiles Pershing).
Una idea similar impulsa la doctrina Obama. La Casa Blanca no cree que Cuba se convierta en un Vietnam o una China del Caribe, una econom¨ªa capitalista con un r¨¦gimen autoritario: la proximidad geogr¨¢fica y cultural con EE UU lo diferencia de los pa¨ªses asi¨¢ticos. Seg¨²n este argumento, el comercio y el turismo estadounidense abrir¨¢n las ventanas, airear¨¢ la isla y acabar¨¢ precipitando el cambio.
Con Ir¨¢n no se habla de derechos humanos y democracia. La negociaci¨®n se ci?e al programa nuclear iran¨ª. Pero Obama est¨¢ convencido que las consecuencias de un acuerdo lo trascienden. ¡°Un acuerdo nuclear logra bastantes cosas a la vez¡±, dijo su asesor Ben Rhodes a la revista The New Yorker. ¡°Potencialmente podr¨ªa abrir la puerta a otro tipo de relaci¨®n entre Estados Unidos Ir¨¢n que, en nuestra opini¨®n, ser¨ªa muy sana para la regi¨®n¡±.
En Cuba y en Ir¨¢n, Obama espera que los cambios pragm¨¢ticos provoquen transformaciones duraderas. El acuerdo con Cuba est¨¢ cerrado. En Viena, los negociadores se han dado una semana, hasta el martes, para cerrar un acuerdo que culminar¨ªa dos semanas intensas en EE UU. Un hilo conecta la legalizaci¨®n del matrimonio homosexual y la reforma sanitaria de Obama ¡ªavalados por el Tribunal Supremo la semana pasada¡ª con el deshielo con Cuba e Ir¨¢n. EE UU cambia. Su lugar el mundo, tambi¨¦n.
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