El personal de EE UU en Cuba deber¨¢ ¡°notificar¡± sus movimientos en la isla
Lo que cambia y lo que no cambia tras la reapertura de embajadas en Cuba y EE UU
No se ha decidido a¨²n si la bandera de EE UU empezar¨¢ a ondear en el Malec¨®n el 20 de julio o si la imagen que algunos llevan esperando m¨¢s de medio siglo se retrasar¨¢ hasta que llegue a La Habana John Kerry, como primer secretario de Estado que pisa Cuba desde 1945. Pero parece que Washington se inclina por esta opci¨®n. Lo que s¨ª cambiar¨¢ ese d¨ªa, en que la embajada estadounidense empezar¨¢ a funcionar como tal y no ya m¨¢s como Secci¨®n de Intereses, es el cartel que lo anuncia. ¡°Vamos a reemplazar el cartel cuando cambie el estatus para que diga embajada de EE UU¡± por primera vez desde 1961, adelantaron funcionarios de EE UU tras confirmarse el restablecimiento de relaciones diplom¨¢ticas.
Llegar a este punto ha costado m¨¢s de seis meses de negociaciones y cuatro rondas de conversaciones. Pero ha merecido la pena, asegura EE UU. ¡°Estamos satisfechos con las condiciones negociadas¡±, sostuvieron las fuentes. No se ha entrado en detalles pero, seg¨²n lo indicado, Washington ha conseguido algunas de sus demandas clave. Sobre todo una mayor libertad de movimientos para su personal diplom¨¢tico, hecho que considera fundamental para poder mantener mayores contactos con la poblaci¨®n cubana.
Desde que George W. Bush limit¨® el desplazamiento libre de los diplom¨¢ticos cubanos al per¨ªmetro de Washington, los funcionarios estadounidenses ten¨ªan tambi¨¦n restringida su libertad de movimientos a La Habana. Para salir de la capital, deb¨ªan pedir permiso. A partir de ahora, bastar¨¢ con ¡°notificar¡± el viaje. La situaci¨®n ser¨¢ parecida, se?alan, a los acuerdos diplom¨¢ticos de EE UU en otros pa¨ªses con ¡°restricciones¡±. Las condiciones son ¡°en todo caso considerablemente mejores que las que ten¨ªamos ahora¡±, insisten.
En lo que Washington no prev¨¦ un cambio inmediato es en el personal destinado a la isla. Con medio centenar de diplom¨¢ticos sobre una delegaci¨®n total de 300 personas, la secci¨®n estadounidense es ya una de las legaciones diplom¨¢ticas m¨¢s grandes, si no la mayor, en Cuba.
Una situaci¨®n bien distinta de la cubana, cuyo personal en Washington es m¨ªnimo, apenas una decena de diplom¨¢ticos, m¨¢s el personal consular. Algo que previsiblemente cambiar¨¢, en vista del creciente inter¨¦s estadounidense en visitar Cuba, que podr¨ªa estallar si se llega a permitir de nuevo el turismo a la isla.
Lo que Cuba puede tener ya a partir del d¨ªa 20 es un embajador en Washington. EE UU sin embargo deber¨¢ esperar. Los legisladores contrarios a la normalizaci¨®n de relaciones ¡ªcomo el senador y aspirante presidencial republicano Marco Rubio¡ª ya han amenazado con bloquear la nominaci¨®n de un embajador. Pero el Gobierno de Obama dice que no tiene prisa. Al fin y al cabo, cuenta ya con un ¡°excelente diplom¨¢tico¡±, el actual jefe de la Secci¨®n de Intereses, Jeffrey DeLaurentis, que ¡°dirigir¨¢ la misi¨®n como encargado de negocios hasta que tengamos un embajador¡±.
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