Mancera pide la renuncia de todo su gabinete tras el fracaso electoral
El jefe de gobierno de M¨¦xico DF suspende temporalmente a su equipo en pleno El mandatario, a la baja pero con aspiraciones presidenciales, busca recobrar popularidad
El fracaso electoral del PRD en la Ciudad de M¨¦xico empieza a pasar factura. El jefe de Gobierno de la capital, Miguel ?ngel Mancera, en un intento por escapar de la tormenta pol¨ªtica que le persigue desde el pasado 7 de junio ha decidido abrir una crisis y pedir a todo su gabinete que presente renuncia. La medida no supone la salida inmediata de sus ministros sino su suspensi¨®n de funciones hasta que el 15 de julio Mancera, tras una ¡°evaluaci¨®n de desempe?o¡±, haga p¨²blico qui¨¦n se queda y qui¨¦n se va. Mientras deshoja la margarita, el jefe del Ejecutivo, principal vapuleado por los resultados electorales en el Distrito Federal, intentar¨¢ recuperar una iniciativa que tanto defensores como detractores reconocen que ha perdido.
La megal¨®polis ha sido durante d¨¦cadas el principal basti¨®n de la izquierda mexicana. En sus arenas no s¨®lo se foguearon aspirantes presidenciales del peso de Cuauht¨¦moc C¨¢rdenas y Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, sino que su talante progresista, cristalizado en medidas como la legalizaci¨®n del aborto y el matrimonio homosexual, la convirtieron en un referente para toda Latinoam¨¦rica.
Mancera lleg¨® a la c¨²spide capitalina precedido de una imagen de hombre pr¨¢ctico y eficaz. Como fiscal general del Distrito Federal plant¨® cara a la inseguridad. Y mientras el pa¨ªs se desangraba en una enloquecida lucha contra el narco, ¨¦l logr¨® pacificar algunas delegaciones indomables y reducir los ¨ªndices delictivos en la ciudad. Su buena estrella se vio recompensada en las elecciones de 2012, cuando sum¨® el 63% de los votos y se convirti¨® en el presidente capitalino m¨¢s votado de la historia.
En el pin¨¢culo de la gloria, Mancera fue por un tiempo el candidato ideal de la izquierda a la presidencia de M¨¦xico. Pero lejos de consolidar su liderazgo, desde su entrada en el poder rod¨® cuesta abajo. Su ruptura con su antecesor y padrino, Marcelo Ebrard; su distancia del PRD, en el que nunca ha militado, y sobre todo, sus excelentes relaciones con el PRI y con el presidente Enrique Pe?a Nieto, un anatema para la tradici¨®n de la izquierda capitalina, erosionaron su r¨¦dito. Y en los comicios del pasado 7 de junio, el partido que le aup¨® al poder perdi¨® su hist¨®rica hegemon¨ªa a manos del Movimiento de Regeneraci¨®n Nacional (Morena), la plataforma pol¨ªtica creada por el irreductible L¨®pez Obrador para luchar por la presidencia de M¨¦xico.
La respuesta al testarazo no ha podido ser m¨¢s sorprendente. Primero se ha postulado como candidato presidencial para 2018, aunque sin definir con qu¨¦ apoyos pretende concurrir, y ahora, en una secuenciaci¨®n casi teatral, ha abierto una crisis de Gobierno cuyo alcance sigue siendo confuso. Los secretarios (ministros) van a ser evaluados seg¨²n el cumplimento de objetivos. Ese es el proceso que Mancera ha prometido llevar adelante personalmente. Como resultado de este escrutinio saldr¨¢ el Ejecutivo con el que tendr¨¢ que navegar a¨²n tres a?os y que le debe allanar el camino hacia la residencia de Los Pinos. Algunos medios mexicanos, como Reforma, especulan que en esta crisis caer¨¢ el secretario de Gobernaci¨®n, H¨¦ctor Serrano, el hombre que ha llevado el peso de la gesti¨®n en la ciudad y al que en el PRD atribuyen buena parte del desplome.
Sea cual sea el desenlace, pocos creen que una simple crisis de Gobierno permita recuperar a Mancera la popularidad perdida. En juego est¨¢ mucho m¨¢s que su proyecto pol¨ªtico. El Distrito Federal es la joya de la corona de la izquierda. Y como tal, su principal trampol¨ªn hacia la presidencia. L¨®pez Obrador, mediante el triunfo de Morena, es ahora el verdadero hombre fuerte en la Asamblea del Distrito Federal. Desde esa atalaya, dif¨ªcilmente dejar¨¢ pasar la oportunidad de marcar su ritmo pol¨ªtico. Aunque L¨®pez Obrador y Mancera mantienen una buena relaci¨®n, el choque se presume inminente. Su resultado definir¨¢ en gran medida el tablero en el que la izquierda disputar¨¢ la presidencia de M¨¦xico.
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