El pacto con Ir¨¢n perfila un nuevo mapa del poder en Oriente Pr¨®ximo
S¨®lo un acercamiento de Riad y Teher¨¢n permitir¨¢ atenuar la violencia sectaria en la regi¨®n
El acuerdo nuclear con Ir¨¢n ha sacudido Oriente Pr¨®ximo. No s¨®lo cambia la imagen de ese pa¨ªs en el mundo, sino que tiene el potencial de reformular alianzas y enemistades en una regi¨®n explosiva. Desde antes de la firma, diversos portavoces iran¨ªes sugirieron que permitir¨ªa la cooperaci¨®n con Occidente para calmar la zona. La lucha contra el Estado Isl¨¢mico (EI), Siria o Yemen son los asuntos evidentes. Sin embargo, parece complicado lograrlo sin un acercamiento previo entre Ir¨¢n y Arabia Saud¨ª, los dos rivales por la hegemon¨ªa regional.
¡°Durante los ¨²ltimos a?os, las relaciones [de Occidente] con Ir¨¢n se han centrado en la cuesti¨®n nuclear. Una vez alcanzado el acuerdo, va a haber una oportunidad y ambos se han mostrado partidarios de explorarla. Podemos esperar una mayor colaboraci¨®n incluso si es a puerta cerrada¡±, interpreta Ellie Geranmayeh, del European Council on Foreign Relations. La investigadora, que acaba de publicar Engaging with Iran: A European Agenda (Un plan europeo para trabajar con Ir¨¢n), opina que ese di¨¢logo, sobre el EI o Siria, es ¡°m¨¢s f¨¢cil para Europa¡±. Las palabras del l¨ªder supremo iran¨ª este s¨¢bado parecen darle la raz¨®n.
Pero el sangriento rompecabezas en que se ha convertido Oriente Pr¨®ximo resulta imposible de recomponer s¨®lo con la ayuda de Ir¨¢n. ¡°Cualquier reconciliaci¨®n exige que est¨¦n todas la potencias de la zona¡±, admite Geranmayeh, que a?ade a Turqu¨ªa en la ecuaci¨®n ¡°porque las guerras por intermediaci¨®n [proxy wars] no se limitan a Ir¨¢n y Arabia Saud¨ª¡±. A¨²n as¨ª es la rivalidad entre ¨¦stos la que marca la l¨ªnea divisoria o agrava los conflictos en L¨ªbano, Siria, Irak, Yemen y Bahr¨¦in. Tambi¨¦n, el motivo que impide su cooperaci¨®n frente al EI, a pesar de amenazar a ambos.
¡°No va a ser f¨¢cil, dado el largo per¨ªodo de tensiones y el grado de desconfianza que existe hacia Ir¨¢n¡±, se?ala por su parte Christian Koch, director de la Gulf Research Center Foundation y coautor de un reciente informe que propone una conferencia de seguridad y cooperaci¨®n para el Golfo. De todas formas, reconoce que ¡°hay tendencias y voces dentro de Ir¨¢n que no desean que Ir¨¢n est¨¦ aislado del Mundo ?rabe y que entienden que cierto grado de cooperaci¨®n es necesario para resolver los problemas regionales¡±.
En Teher¨¢n, sin embargo, se tiene la convicci¨®n de que el cambio tiene que venir del otro lado del golfo P¨¦rsico. ¡°Desde su llegada a la presidencia [Hasan] Rohani ha tendido la mano a Arabia Saud¨ª. Antes de la muerte de Abdal¨¢, la relaci¨®n no estaba tan envenenada como ahora. El nuevo rey tiene una pol¨ªtica exterior mucho m¨¢s agresiva hacia los vecinos, incluido Ir¨¢n¡±, explica el profesor de Relaciones Internacionales Foad Isadi.
La tirantez se ha visto en la reacci¨®n oficial de Riad al pacto nuclear. El comunicado expresaba satisfacci¨®n por ¡°cualquier acuerdo que garantice que Ir¨¢n no puede desarrollar armas nucleares¡±, pero insist¨ªa sobre todo en la importancia de unas inspecciones estrictas y la posibilidad de reinstaurar las sanciones con rapidez en caso necesario. A los gobernantes saud¨ªes no les preocupa tanto la letra del acuerdo como que la Rep¨²blica Isl¨¢mica, libre de la presi¨®n internacional y de las sanciones econ¨®micas, tenga una mayor capacidad para apoyar a sus aliados en la regi¨®n.
As¨ª lo han reflejado comentaristas y medios de comunicaci¨®n, algunos en un tono bastante elevado. ¡°Un Ir¨¢n terrorista en vez de un Ir¨¢n nuclear¡±, titulaba un art¨ªculo el columnista Yaser al Yaser en el diario Al Yazirah, en referencia al apoyo iran¨ª a las milicias chi¨ªes en varios pa¨ªses de la zona.
Incluso pa¨ªses como Emiratos ?rabes Unidos y Kuwait, que enseguida felicitaron al presidente Rohani, temen la posibilidad de que el pacto sea el primer paso para un Gran Acuerdo entre Estados Unidos e Ir¨¢n que termine dividiendo Irak y Siria en ¨¢reas de influencia. Aunque los dirigentes iran¨ªes a menudo mencionan que su pa¨ªs no ha atacado a ning¨²n otro en los ¨²ltimos tres siglos, sus vecinos ¨¢rabes han temido su expansionismo desde la revoluci¨®n de 1979, no en forma de invasi¨®n militar sino ideol¨®gica.
Esa desconfianza rec¨ªproca ha alentado el sectarismo que ahora arrasa la regi¨®n y del que cada uno acusa al adversario. Con su proclamaci¨®n como Rep¨²blica Isl¨¢mica, Ir¨¢n no s¨®lo se convirti¨® en faro de los chi¨ªes (una rama minoritaria del islam), sino que cuestion¨® el liderazgo del mundo isl¨¢mico que Arabia Saud¨ª (sun¨ª) se atribuye en tanto que sede de La Meca. Desde entonces, esas diferencias doctrinales que arrancan del siglo VII pero que en tiempos modernos no hab¨ªan impedido la convivencia pac¨ªfica de sus seguidores, se han explotado con objetivos pol¨ªticos.
¡°Cualquier esfuerzo en serio para resolver las tensiones regionales tiene que implicar tanto a Ir¨¢n como a Arabia Saud¨ª porque ellos son los dos actores clave implicados y ambos tienen gran influencia en sus respectivos aliados¡±, concluye Koch.
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