El Quijote ingl¨¦s
El auge de Jeremy Corbyn, idealista representante del laborismo tradicional, asusta a los centristas del partido y amenaza con causar un terremoto en la pol¨ªtica brit¨¢nica
¡°Esto sobre todo: s¨¦ fiel a ti mismo¡±.
(Shakespeare)
Imagin¨¦monos que, en vez de crear un nuevo partido, Pablo Iglesias se hubiera postulado como candidato al liderazgo del PSOE. Esto, o algo bastante parecido, es lo que est¨¢ ocurriendo hoy en el terreno pol¨ªtico brit¨¢nico, donde de repente se avecina la posibilidad de una erupci¨®n s¨ªsmica similar a la que Podemos ha causado en Espa?a.
Jeremy Corbyn, favorito en las encuestas para ser elegido l¨ªder del partido laborista, es diputado parlamentario desde 1983, no lleva coleta, habla con tono medido y, con sus 66 a?os, casi podr¨ªa ser abuelo del candidato de Podemos a la presidencia del Gobierno espa?ol pero, por lo dem¨¢s, tienen mucho en com¨²n. Corbyn, que habla bien el espa?ol, procede de la izquierda radical, denuncia la desigualdad social y la ortodoxia merkelista de la austeridad, est¨¢ a favor de la nacionalizaci¨®n y de subir los impuestos a los ricos, desea que Irlanda del Norte abandone Reino Unido y se incorpore a la rep¨²blica del sur, venera la figura del difunto l¨ªder venezolano Hugo Ch¨¢vez y ha viajado a Atenas a compartir escenario con Alex Tsipras, el primer ministro griego, en aquellos tiempos en que Syriza pensaba que iba a cambiar el mundo.
Pero ni el brutal ba?o de realidad que acaba de sufrir Tsipras a manos de la Uni¨®n Europea, ni la contundente derrota electoral en mayo frente a los conservadores de David Cameron han disminuido el fervor iconoclasta de las bases laboristas. La juventud del partido y los sindicatos dar¨¢n su voto en las elecciones internas de septiembre a Corbyn, el ¨²nico de los cuatro candidatos al liderazgo del partido que se identifica con lo que la prensa brit¨¢nica llama ¡°la izquierda dura¡±. Los otros tres, dos mujeres y un hombre, ofrecen variantes sobre el pragmatismo centrista de Tony Blair, que nunca durante los 13 a?os que ejerci¨® como jefe de Gobierno le ofreci¨® un puesto ministerial al veterano Corbyn.
La plausibilidad de la candidatura de Corbyn, que luce barba blanca y suele vestir una gorrita azul estilo Lenin, se refleja en el p¨¢nico que ha sembrado entre los barones del laborismo. Desde que se publicaron los resultados de las encuestas favorables a Corbyn el martes, venerables figuras del partido no han dejado de advertir a sus correligionarios de que presentarse a unas elecciones generales con Corbyn como candidato a primer ministro ser¨ªa un suicidio. Un antiguo asesor de Blair calific¨® de ¡°imb¨¦ciles¡± a quienes nominaron a Corbyn. No porque Corbyn genere antipat¨ªa personal ¡ªes un personaje entra?able, ¨¦ticamente intachable, querido por casi todos en el partido¡ª sino porque el consenso es pr¨¢cticamente absoluto en el mundo pol¨ªtico brit¨¢nico de que con Corbyn a la cabeza el laborismo dejar¨ªa de ser una opci¨®n de Gobierno y se convertir¨ªa en un mero movimiento de protesta. Como dijo el mi¨¦rcoles el propio Blair, que si de algo sabe es de c¨®mo triunfar en elecciones, en Reino Unido ¡°se gana desde el centro¡±, no ¡°desde la izquierda tradicional¡±.
Riesgo de ruptura
¡°Trauma¡± fue la palabra que utiliz¨® Andrew Marr, presentador de la BBC y uno de los analistas pol¨ªticos m¨¢s respetados del Reino Unido, para definir el estado de ¨¢nimo de los laboristas tras la reciente derrota electoral. ¡°Si gana Corbyn, lo cual no es nada descartable¡±, me dijo Marr la semana pasada, ¡°los laboristas se partir¨¢n en dos, conduciendo a la creaci¨®n de un nuevo partido¡±. Entrevistado por Marr ayer en televisi¨®n, Corbyn, ech¨® m¨¢s le?a al fuego con su respuesta a la pregunta de si se consideraba marxista. Corbyn contest¨® que era ¡°una pregunta muy interesante¡± y que admiraba muchas de las ideas de Marx, ¡°de las que hay mucho que aprender¡±.
Podr¨ªa haber respondido, como seguramente lo hubiera hecho en similares circunstancias el l¨ªder de Podemos, que no era ¡°ni de izquierdas ni de derechas¡±, que esas antiguas apelaciones ya no sirven en los tiempos que corren. Pero Corbyn es un alma pura cuyo objetivo prioritario no es conquistar el poder apelando a un amplio y promiscuo frente electoral. Eso es lo que hacen los Tony Blair, Hillary Clinton y, a su manera, Pablo Iglesias. Corbyn es un Peter Pan, anclado en la eterna juventud de la izquierda revolucionaria. Dado a elegir entre atenerse a sus principios o adaptar su discurso a las exigencias del supermercado electoral, opta por ser fiel a s¨ª mismo. Es un Quijote ingl¨¦s, a la vez ingenuo, valiente y honorable. En una era en la que los partidos se venden como si fueran marcas de detergente, Corbyn apela al anhelo de muchos, especialmente los j¨®venes, de identificarse con una causa que perciben como aut¨¦ntica, justa y noble. Fue revelador que en la encuesta publicada la semana pasada solo el 10% de los que dijeron que votar¨ªan por Corbyn cre¨ªan que ¨¦l era capaz de entender ¡°lo que era necesario para ganar unas elecciones generales¡±.
El ocaso del altruismo
Eso no significa que Corbyn y los suyos sean unos imb¨¦ciles. Ser¨¢n unos so?adores ya que, como la historia del siglo XX demuestra, el Reino Unido es el pa¨ªs europeo cuyos habitantes est¨¢n menos dispuestos a fiarse de las ideolog¨ªas de izquierda o derecha. Pero m¨¢s justo ser¨ªa ver a los que se entusiasman con Corbyn como gente de fe, idealistas hambrientos de un mundo en el que la balanza del bienestar material se incline de manera menos burda hacia los amos del universo capitalista. Corbyn encarna los ideales socialistas que llevaron a la creaci¨®n de su partido en el a?o 1900; Blair, una especie de Thatcher lite, los traicion¨®, alej¨¢ndose de los m¨¢s pobres. Pero la dura realidad en la que se centra la actual guerra civil desatada en el partido laborista es que los m¨¢s pobres son unos marginados en un pa¨ªs pr¨®spero donde la motivaci¨®n principal de la mayor¨ªa a la hora de votar no es el altruismo sino el inter¨¦s propio.
Ante semejante panorama es bueno que existan rom¨¢nticos como Jeremy Corbyn. Con su presencia en la pol¨ªtica, como con la de Podemos, el mundo es mejor. Si lo seguir¨ªa siendo en caso de que conquistaran el poder es otra cuesti¨®n. Pero para bien o para mal, y con m¨¢s garant¨ªas a¨²n si se cumplen los pron¨®sticos y Corbyn es elegido l¨ªder del partido laborista, ese d¨ªa no llegar¨¢.
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