?Por qu¨¦ los v¨ªdeos de la polic¨ªa han sorprendido a tantos estadounidenses?
Influyen la segregaci¨®n, la actividad policial en barrios de minor¨ªas raciales y la ley vigente
¡°T¨¢cticas que ser¨ªan un suicidio pol¨ªtico en un suburbio blanco de clase media ni siquiera son noticia cuando se llevan a cabo en comunidades pobres de negros. (...) El aislamiento continuo de los pobres en guetos les ha vuelto excepcionalmente vulnerables en la Guerra contra las Drogas. Lo que les ocurre no afecta directamente, y apenas es conocido, por los privilegiados que viven m¨¢s all¨¢ de las puertas del gueto¡±. Este argumento fue elaborado por la escritora Michelle Alexander hace m¨¢s de cinco a?os en su obra ¡®The New Jim Crow¡¯, pero explica la indignaci¨®n y la sorpresa de Estados Unidos ante los v¨ªdeos y las im¨¢genes que durante el ¨²ltimo a?o han reabierto el debate sobre la violencia policial.
La muerte de Michael Brown en una calle de Ferguson (Misuri) por los disparos de un polic¨ªa blanco no fue registrada en v¨ªdeo. Pero s¨ª la imagen de su cuerpo abandonado en medio de una calle aquella tarde de verano, hasta que regresaron las autoridades a levantar el cad¨¢ver. EE UU se pregunt¨® entonces por qu¨¦ la polic¨ªa paraba de manera desproporcionada a viandantes y conductores afroamericanos con respecto a los blancos, por qu¨¦ el agente actu¨® con tanta rapidez contra un sospechoso o por qu¨¦ estas acciones no por m¨¢s frecuentes son mejor conocidas en otras zonas de la misma ciudad. Abordamos las respuestas con estos datos:
La mayor¨ªa de las intervenciones policiales ocurren en barrios de minor¨ªas raciales
Estados Unidos lanz¨® en 1971 la conocida como Guerra contra las Drogas con el objetivo de impedir el tr¨¢fico y consumo de estupefacientes. La iniciativa coincide con el aumento de las detenciones y encarcelamiento de hombres afroamericanos de todo el pa¨ªs, pero especialmente en zonas urbanas y pobres. Los negros representan entre el 80% y el 90% de los condenados a penas de c¨¢rcel en EE UU, seg¨²n Human Rights Watch. Cuando comenz¨® la d¨¦cada de los 80, el n¨²mero de afroamericanos encarcelados se hab¨ªa multiplicado por cuatro. En 2000, era 26 veces superior. El de blancos, en comparaci¨®n, se multiplic¨® por ocho en esas tres d¨¦cadas.
En Chicago los j¨®venes negros tienen m¨¢s probabilidades de ir a prisi¨®n que a la universidad
Uno de los factores es la aprobaci¨®n de las leyes conocidas como ¡®stop-and-frisk¡¯ y que permiten a los agentes dar el alto e identificar a cualquier sospechoso de haber cometido un delito. En Ferguson, los negros suponen el 67% de la poblaci¨®n, pero el 85% de las paradas de tr¨¢fico, el 90% de las citaciones judiciales, el 93% de los arrestos y el 100% de las v¨ªctimas por ataques de perros policiales, seg¨²n la investigaci¨®n del gobierno de EE UU sobre la polic¨ªa de la localidad. Las cifras son similares en el resto del pa¨ªs: en un condado de Florida, el diario Orlando Sentinel revel¨® que aunque el 5% de los conductores habituales de una autopista eran de minor¨ªas raciales, representaban el 80% de los que recib¨ªan un alto de la polic¨ªa. En Oakland (California) la American Civil Liberties Union denunci¨® en 2001 que los afroamericanos tienen el doble de posibilidades de ser parados por un agente y el triple de ser cacheados. Y en Nueva York, donde el alcalde Bill De Blasio ha interrumpido estas pr¨¢cticas, el Ayuntamiento admiti¨® que el 80% de los interrogados por la polic¨ªa en 2008 eran hombres negros.
Los porqu¨¦s de la actividad policial
¡°Las leyes respaldadas por el Tribunal Supremo que amparan la Guerra contra las Drogas hacen que sea relativamente f¨¢cil para la polic¨ªa el registrar a las personas virtualmente en cualquier sitio -en las calles, en la acera, en autobuses, trenes o aviones- y despu¨¦s encarcelarles¡±, denuncia Alexander. Seg¨²n la experta, ese permiso lleg¨® a trav¨¦s de una sentencia judicial de 1968. Desde entonces cualquier agente que ¡°observe una conducta inusual de alguien que considere razonablemente que sea peligroso o est¨¦ involucrado en una actividad criminal, podr¨¢ llevar a cabo un registro, para descubrir las armas que puedan ser empleadas contra ¨¦l, protegerse a s¨ª mismo o a otras personas¡±.
Los negros representan entre el 80%
y el 90% de los condenados a penas de c¨¢rcel en Estados Unidos,
seg¨²n Human Rights Watch
Desde el caso de Michael Brown en Ferguson hasta los m¨¢s recientes han demostrado que la polic¨ªa actu¨® violentamente ante circunstancias que, como denuncian las familias de las v¨ªctimas y las numerosas protestas en el pa¨ªs, no lo justificaban. Sandra Bland muri¨® en una celda de Texas tres d¨ªas despu¨¦s de que un polic¨ªa le diera el alto por no se?alizar un giro. Una semana despu¨¦s, Samuel Dubose recib¨ªa un disparo en la cabeza en una intervenci¨®n similar. Hace un a?o, el agente que dispar¨® contra Brown dijo sentirse amenazado por su actitud y su envergadura. Hace una semana, el polic¨ªa que acab¨® con la vida de Dubose declar¨® que parec¨ªa que iba a sacar un arma.
La segregaci¨®n en mapas
La autora de ¡®The New Jim Crow¡¯ habla de pr¨¢cticas policiales desconocidas en los barrios de mayor¨ªa blanca, justificadas por la lucha contra las drogas y por el argumento de que ¡°es m¨¢s f¨¢cil eficiente concentrar los esfuerzos en las comunidades negras y latinas porque son m¨¢s asiduos a comprar droga en espacios abiertos¡±. Alexander, como numerosas organizaciones, disputa esta afirmaci¨®n. El Instituto Nacional contra las drogas revel¨® en 2000 que los estudiantes blancos consumen siete veces m¨¢s coca¨ªna que los negros -con proporci¨®n similar en el caso de la hero¨ªna o el crack. Ese mismo a?o, el grupo Building Blocks for Youth revel¨® que los j¨®venes afroamericanos tienen seis veces m¨¢s posibilidades de ir a la c¨¢rcel que un blanco por delitos id¨¦nticos.
El debate sobre estas cifras siempre rodea cualquier pol¨¦mica sobre la actividad de la polic¨ªa en suburbios de minor¨ªas como el de Ferguson, pero ninguna explica mejor la separaci¨®n entre la vida de estas dos comunidades que los mapas de la segregaci¨®n actual en las principales ciudades. Elaborados por The New York Times, identifican a los ciudadanos afroamericanos en azul, los hispanos en naranja y los blancos en verde:
Chicago
El 55% de los hombres afroamericanos de la ciudad ha sido acusado de un delito, lo que supone el 80% de los negros en edad productiva. Desde 1985 a 2005, el n¨²mero de afroamericanos condenados por un delito aument¨® un 2000%, de 469 a 8.755 personas en la ciudad de EE UU donde los j¨®venes negros tienen m¨¢s probabilidades de ir a prisi¨®n que a la universidad. Seg¨²n afirma un fiscal en la obra de Alexander, ¡°es m¨¢s f¨¢cil detenerles en los guetos que destinar tus recursos a una operaci¨®n encubierta en una comunidad donde puede haber ciudadanos con poder pol¨ªtico¡±.
Nueva York
En 2008 la Polic¨ªa de Nueva York revel¨® que hab¨ªa dado el alto a m¨¢s de medio mill¨®n de personas, el 80% de ellos afroamericanos e hispanos. Cuando el Times indag¨® en los datos, encontr¨® que la mayor concentraci¨®n de esas paradas estaba en un ¨¢rea de ocho bloques en Brooklyn, habitada mayoritariamente por ciudadanos que ten¨ªan 13 veces m¨¢s probabilidades de ser parados por la polic¨ªa que en cualquier otra zona de la ciudad.
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