La matriarca de los esp¨ªas
Documentos del MI5 revelan qui¨¦n reclut¨® a los esp¨ªas brit¨¢nicos que trabajaron para la URSS
La desclasificaci¨®n de documentos de los servicios de inteligencia brit¨¢nicos, que han permanecido sellados durante el ¨²ltimo medio siglo, acaba de revelar que la famosa red de esp¨ªas conocida como los Cinco de Cambridge tuvo una suerte de ¡°matriarca¡± encargada de reclutarlos para Mosc¨². Su papel nunca se pudo probar, a diferencia de la identidad de un sexto agente ¡ªhasta hoy desconocida para el p¨²blico¡ª que trabaj¨® para los sovi¨¦ticos pero qued¨® impune para evitar el esc¨¢ndalo. Era Cedric Belgrage, un c¨¦lebre cr¨ªtico de cine.
Esos papeles que ahora salen a la luz apuntan a la austr¨ªaca Edith Tudor-Hart, una renombrada fot¨®grafa fallecida en 1973, como la desencadenante de uno de los esc¨¢ndalos de espionaje m¨¢s sonados de la Guerra Fr¨ªa: una red integrada por antiguos universitarios de Cambridge que consiguieron infiltrarse en el establishment brit¨¢nico tras ser reclutados por la Uni¨®n Sovi¨¦tica en los a?os 30 del siglo pasado. Ella habr¨ªa sido la responsable, seg¨²n los documentos de la agencia de inteligencia brit¨¢nica, de fichar en primer lugar a Kim Philby, el personaje m¨¢s notorio de ese grupo.
Despu¨¦s de Philby, a quien Tudor-Hart puso en contacto con el jefe de esp¨ªas sovi¨¦ticos Arnold Deutsch (alias Otto), cayeron en la red sus antiguos colegas de estudios Donald Maclean, Guy Burgess, Anthony Blunt y un quinto nombre cuya identidad nunca ha sido del todo clarificada, porque se sigue barajando m¨¢s de un nombre. En ninguno de los profusos libros, pel¨ªculas y series de televisi¨®n consagrados a los Cinco de Cambridge a lo largo de las ¨²ltimas d¨¦cadas aparece el personaje de Edith Tudor-Hart como figura clave de toda la trama.
Edith Suschitzky, natural de Viena, profesora visitante en el Reino Unido hasta su expulsi¨®n en 1931 por sus simpat¨ªas comunistas, regres¨® al pa¨ªs a ra¨ªz de su boda con un m¨¦dico brit¨¢nico que le procur¨® el nuevo apellido. Tras su separaci¨®n, vivi¨® en un piso del norte de Londres desde el que recib¨ªa las ¨®rdenes de Mosc¨², y acab¨® contactando con Philby a trav¨¦s de la esposa de ¨¦ste, tambi¨¦n austriaca. Aquella fot¨®grafa a la que recientemente se le dedicaba una retrospectiva en la escocesa Galer¨ªa Nacional de Retratos, fue objeto entonces de exhaustiva vigilancia, se le interceptaron el correo y el tel¨¦fono, pero ni siquiera despu¨¦s de la deserci¨®n de Burgess y Maclean (en 1952) el MI5 consigui¨® que implicara a Philby, entonces funcionario del Foreign Office. Hizo falta otra d¨¦cada para que se destapara, por otras v¨ªas, la traici¨®n de ¨¦ste ¡ªhuido a la URSS¡ª, y la confesi¨®n de Blunt en 1964 clarificando el papel de Edith Tudor-Hart: ¡°Era la matriarca de todos nosotros¡±.
Que un promotor brit¨¢nico del Hollywood dorado, c¨¦lebre cr¨ªtico de cine y reciclado en funcionario de los servicios de inteligencia de su pa¨ªs durante la Segunda Guerra Mundial pasara informaci¨®n secreta a los sovi¨¦ticos es algo que Londres ya supo en su tiempo. Pero el renombre de Cedric Belgrage en la ¨¦poca y la humillaci¨®n de admitir que fueron los aliados americanos quienes detectaron sus actividades antipatri¨®ticas, ante la ceguera de Londres, acabaron dando carpetazo a un asunto que s¨®lo desde este viernes se conoce, quince a?os despu¨¦s de la muerte del protagonista en Cuernavaca.
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