Jorge Ramos, un l¨ªder de audiencia con la causa hispana como bandera
El prop¨®sito del presentador es que los pol¨ªticos de EE UU rindan cuentas a los hispanos
El diario The New York Times atribuye al periodista de Univision Jorge Ramos el poder para provocar ¡°escalofr¨ªos¡± en las filas del Partido Republicano. La periodista de CNN Christiane Amanpour ha escrito que ¡°si alguien puede girar la llave en estas elecciones¡±, ¨¦se es Ramos, y adem¨¢s ¡°debe hacerlo¡±. A m¨¢s de 450 d¨ªas para que los estadounidenses elijan a su pr¨®ximo presidente, es pronto para saber si el presentador, expulsado este martes de una rueda de prensa con el candidato republicano Donald Trump, ha condicionado la campa?a. Pero su gesto s¨ª es un paso m¨¢s en una larga carrera period¨ªstica con una causa definitiva: que ning¨²n pol¨ªtico estadounidense se olvide de que uno de cada seis ciudadanos a los que sirven es hispano.
A sus 57 a?os, Ramos est¨¢ consolidado como el rostro de la comunidad hispana en la televisi¨®n estadounidense. Es el presentador en el que millones de latinos conf¨ªan cada noche para informarse. Su compromiso va m¨¢s all¨¢ del estudio de grabaci¨®n, donde es capaz de exigirle al presidente Obama que rinda cuentas por no aprobar una reforma migratoria, como prometi¨®, en su primer mandato. El verano pasado cruz¨® a nado el R¨ªo Grande para demostrar los peligros que atraviesan los inmigrantes hasta llegar a Estados Unidos. Como en la rueda de prensa de Trump, el presentador suele acudir donde haga falta para preguntar directamente a los pol¨ªticos que no quieren ir a su plat¨®.
Este periodista mexicano que dej¨® el DF por Los ?ngeles a los 25 a?os se sentar¨ªa, justo un cuarto de siglo despu¨¦s, delante del primer presidente afroamericano de la historia de Estados Unidos. Logr¨® arrancar a Obama una promesa: que reformar¨ªa el sistema de inmigraci¨®n para regularizar a 11 millones de indocumentados. En ese instante las carreras de ambos quedaron entrelazadas. El presidente ten¨ªa una deuda con los hispanos, aprobar la reforma, y Ramos una responsabilidad m¨¢s, asegurarse de que la cumpl¨ªa.
El poder del periodista no incluye forzar la firma del presidente, pero Ramos s¨ª ha hecho de su insistencia una marca. Durante a?os pregunt¨® a Obama en entrevistas y foros con votantes por qu¨¦ no cumpli¨® con su palabra. El presidente tuvo que rendir cuentas en varias ocasiones. Incluso despu¨¦s de anunciar un decreto que permitir¨ªa la regularizaci¨®n de casi la mitad de los indocumentados, Ramos volvi¨® al ataque y le acus¨® de ¡°destruir muchas familias¡± por haber esperado tanto tiempo para actuar.
¡°Hace todas las preguntas como si fueran la ¨²ltima¡±, escribi¨® sobre ¨¦l Christiane Amanpour, periodista de CNN, en la columna dedicada a Ramos como una de las personas m¨¢s influyentes de 2014 para la revista TIME. ¡°Est¨¢ decidido a conseguir la respuesta. Sabe que tiene voz y no le da miedo usarla¡±. Ni siquiera para pedir la renuncia del presidente de M¨¦xico, Enrique Pe?a Nieto, como hizo al recoger el galard¨®n de TIME este a?o.
Hace todas las preguntas como si fueran la ¨²ltima. Est¨¢ decidido a conseguir la respuesta. Sabe que tiene voz y no le da miedo usarla¡± Cristiane Amanpour, CNN
Ramos ha pavimentado su carrera a base de intercambios como el de este martes con Trump. Al presidente del Partido Republicano, Reince Priebus, le acus¨® de defender una pol¨ªtica migratoria que consiste en ¡°deportaciones, deportaciones, deportaciones¡±. A Mitt Romney, candidato republicano en 2012, le pidi¨® que explicara su pol¨ªtica migratoria, basada en las ¡°autodeportaciones¡± de los indocumentados. Al aspirante republicano Ted Cruz le pregunt¨® por qu¨¦ negaba a los hispanos ¡°la misma oportunidad¡± que tuvo su padre, de origen cubano y ciudadano estadounidense desde 2005. Y para John Boehner se reserv¨® una sorpresa. El portavoz de la C¨¢mara de Representantes hab¨ªa bloqueado la reforma migratoria de Obama y a Ramos le neg¨® varias entrevistas. ?l se plant¨® en una rueda de prensa para preguntarle, simplemente, ¡°?Por qu¨¦?¡±.
Gestos como ¨¦stos, poco habituales en entrevistadores que se ajustan a la definici¨®n estricta de su labor, han empujado a Ramos m¨¢s cerca de la figura de un activista, especialmente en materia de inmigraci¨®n. Pero ¨¦l, presentador de televisi¨®n desde los 28 a?os, siempre ha defendido que este asunto es ¡°personal¡±. Emigr¨® desde M¨¦xico a Los ?ngeles acompa?ado por su guitarra y la misma maleta cargada de sue?os que ha empujado a millones de personas en direcci¨®n al norte. Tan suya es la historia del emigrante que esper¨® hasta 2008, cuando cumpli¨® 50 a?os, para tomar la nacionalidad estadounidense. ¡°Cuando eres un inmigrante, nunca lo olvidas¡±, le dijo entonces a Los Angeles Times. Se decidi¨® cuando ya hab¨ªa pasado media vida a cada lado de la frontera.
Y tanto le pertenece la historia del migrante como a los dos millones de espectadores que cada noche sintonizan con su noticiero en Univision. Su sue?o era ejercer el periodismo con plena libertad. Este martes lo hizo. Con ¨¦l conectan quienes, preocupados por medidas como la frustrada reforma migratoria de Obama, tienen en esta cadena un aliado que les habla en el mismo idioma, ese donde el vocabulario est¨¢ sellado por la experiencia compartida.
Su influencia le ha convertido en ¡°el Walter Cronkite de los hispanos¡±, como reconoci¨® el diario The New York Times a comienzos de este a?o. Cronkite fue el presentador cuyo rechazo a la guerra de Vietnam en antena llev¨® al presidente Lyndon B. Johnson a decir ¡°si hemos perdido a Cronkite, hemos perdido la guerra¡±. El Times ha hecho referencia a esta an¨¦cdota que, si bien es disputada por los historiadores, su efecto permanece ya en el imaginario colectivo de los estadounidenses sobre el giro que puede provocar un presentador en el que los espectadores depositan su confianza cada noche.
Nunca se sabr¨¢ si Johnson se lament¨® exactamente en t¨¦rminos tan dr¨¢sticos. Pero Ramos s¨ª ha demostrado su influencia, tan importante como los m¨¢s de 50 millones de hispanos que durante las ¨²ltimas d¨¦cadas han dado un vuelco demogr¨¢fico a Estados Unidos. Y tan significativa como ser¨¢ el voto latino en las pr¨®ximas elecciones. El Partido Republicano tiene 15 meses para aprender que si no logran convencer a cuatro de cada diez votantes hispanos, ninguna llave maestra les abrir¨¢ la puerta de la Casa Blanca. Ramos ya se lo record¨® a Obama. Ahora quiere que escuchen los republicanos.
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