Miles de refugiados encallan en Hungr¨ªa ante las trabas policiales
Las familias pagan billetes a Austria pero los agentes les proh¨ªben subir a los trenes
¡°?Fuera!¡±. Con esta palabra y un despectivo movimiento de mano, un polic¨ªa h¨²ngaro rubio y fornido proh¨ªbe a una familia siria ¡ªen la que hay un beb¨¦ de pocos meses¡ª subir al tren con destino Viena (Austria) para el que hab¨ªan comprado el billete. Miles de familias que hace d¨ªas cruzaron a Hungr¨ªa desde Serbia han sido destinadas a otros campos de refugiados alrededor del pa¨ªs a los que deben llegar en 48 horas, pero no quieren ir. Pernoctan en las estaciones de tren de Nyugati y Keleti que se han convertido en aut¨¦nticos campamentos, a la espera del pr¨®ximo tren que les saque de Hungr¨ªa y les lleve ¡°al primer pueblo alem¨¢n¡±, se?ala un paquistan¨ª que acaba de recoger unos zapatos donados en un puesto improvisado de la ¨²nica ONG presente, Migration Aid. ¡°Son del 45¡±, se?ala la voluntaria. ¡°Da igual, me servir¨¢n¡±, contesta feliz el inmigrante, que usa un 43.
Mar¨ªa, una joven voluntaria, se?ala que su misi¨®n es explicarles en ingl¨¦s d¨®nde tienen que dirigirse. ¡°El ¨²nico papel que les dio la polic¨ªa en R?szke [localidad en la frontera con Serbia] est¨¢ en h¨²ngaro y ellos, obviamente, no lo entienden". Por eso, muchos piensan que se pueden ir sin m¨¢s y en realidad tienen que trasladarse al centro que tienen asignado en 48 horas. ¡°No quiero m¨¢s campamentos, huelen muy mal y est¨¢n sucios¡±, se?ala una mujer, madre de tres ni?os. De no llegar a su destino dentro de esos dos d¨ªas, estar¨¢n violando la ley y "podr¨ªan tener un problema serio¡±, explica otra voluntaria de 23 a?os que no quiere dar su nombre. El Gobierno del ultraconservador Viktor Orb¨¢n est¨¢ agilizando una decena de reformas antiinmigraci¨®n por las que si la autoridad intercepta a un inmigrante en situaci¨®n irregular o fuera de su centro asignado en el horario de toque de queda --normalmente las 22.00-- podr¨ªa ir a la c¨¢rcel hasta tres a?os.
El grupo de voluntarios intenta sin ¨¦xito convencerles de que en estos campos ¡°estar¨¢n bien¡±, pues su integridad f¨ªsica peligra si permanecen en las calles. ¡°Cada vez hay m¨¢s gente que rechaza a los inmigrantes en este pa¨ªs¡±, se?ala Esther. Pero son demasiados meses de viaje y miles de euros invertidos (hasta 8.000) en atravesar fronteras como para esperar meses a obtener, o no, el asilo. A Ibrahim, de Siria, le quedan ¡°aproximadamente 100 euros¡± y se ir¨¢ en taxi si hace falta hasta la frontera con Austria. El negocio de este transporte se empiece a fraguar en la puerta de la estaci¨®n de Keleti ¡ªdesde donde parten los trenes internacionales¡ª, donde grupos de cuatro personas se van subiendo, muy poco a poco y con discreci¨®n, a los taxis amarillos de la capital h¨²ngara para que les acerquen un poco m¨¢s a su destino final: Alemania. Los m¨¢s j¨®venes, sin embargo, examinan los huecos entre vag¨®n y vag¨®n donde creen que podr¨ªan esconderse.
Crecen las mafias
Las mafias que trafican con los inmigrares est¨¢n creciendo en Hungr¨ªa. Hace dos d¨ªas, 71 cad¨¢veres de inmigrantes y refugiados fueron hallados en el interior de un cami¨®n abandonado en Austria, muy cerca de la frontera con Hungr¨ªa. Los presuntos traficantes, dos b¨²lgaros y un afgano, fueron detenidos al d¨ªa siguiente. El viernes, dos personas ¡ªpresumiblemente de nacionalidad rumana¡ª fueron detenidas en las inmediaciones de R?szke, en la frontera entre Hungr¨ªa y Serbia, por intentar trasladar en el interior de un cami¨®n a un grupo de inmigrantes. ¡°Ahora no tengo dinero encima pero ir¨¦ a Western Union [empresa de envi¨® de dinero internacional] y entonces ver¨¦ c¨®mo salir de Hungr¨ªa¡±. A., de Karachi (Pakist¨¢n), primero intentar¨¢ subir a uno de esos trenes con destino Viena, si no lo consigue, pagar¨¢ un taxi para que le saquen de Hungr¨ªa. ¡°Mis amigos se han comprado billetes para Viena tres veces. Y las tres, la polic¨ªa les ha echado de la plataforma¡±, explica. El primer ministro Orb¨¢n tiene tambi¨¦n previsto implantar una pena de hasta 10 a?os de prisi¨®n para aquellos ciudadanos que trafiquen con inmigrantes y refugiados.
El tr¨¢fico de personas es uno de los m¨²ltiples frentes que la comunidad internacional quiere erradicar. Pero no solo. Yven Pascoas, experto en migraci¨®n europea del European Policy Center (EPC) explica que hay que cambiar la forma de vivir la inmigraci¨®n. ¡°No es un problema de pol¨ªtica interna, es un tema global¡±, se?ala. Pascoas, sostiene que la definici¨®n para dar asilo es muy escueta y que ¡°obviamente¡± existen nacionalidades como la somal¨ª, la nigeriana, la banglades¨ª y la paquistan¨ª que ¡°tambi¨¦n deber¨ªan optar al asilo, pues en sus territorios tambi¨¦n hay conflicto de una forma u otra". El propietario de una tienda en Islamabad dice que ha ¡°aprovechado¡± este masivo flujo migratorio para huir de su pa¨ªs. Es ¡°por motivos religiosos¡±, susurra. Se convirti¨® del islamismo al cristianismo y en Pakist¨¢n se sent¨ªa ¡°amenazado¡±.
A pocos metros y en medio de todo el alboroto de la estaci¨®n de Nyugati, un tr¨ªo de musulmanes extienden sus alfombras en direcci¨®n a La Meca (Arabia Saud¨ª) para comenzar uno de los cinco rezos del d¨ªa. La misma escena se ve¨ªa tambi¨¦n en los m¨¢rgenes de las v¨ªas del tren que hace d¨ªas les sirvieron de gu¨ªa para llegar a Hungr¨ªa.
Ni en Nyugati ni en Keleti hay rastro de las autoridades h¨²ngaras. Son los voluntarios ¡ªeste s¨¢bado estaban tambi¨¦n los espa?oles Meli, Sergio y Maria¡ª los que se encargan de que cada persona llegue a su destino correcto sin violar la ley. ¡°Tenemos tambi¨¦n traductores al ¨¢rabe y al hurdu¡±, explican. Absolutamente todo, incluido el transporte de una estaci¨®n a otra, lo gestionan entre los vecinos de Budapest y alg¨²n turista como Sergio que ha decidido invertir un d¨ªa de vacaciones para echar una mano y conocer el problema ¡°m¨¢s de cerca¡±.
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