Un ¡®ej¨¦rcito¡¯ de 2.500 funcionarios defiende el patrimonio cultural sirio
El director general de Antig¨¹edades ha puesto a salvo 300.000 piezas en Damasco
Como cada ma?ana, Maamoun Abdulkarim, director general de Antig¨¹edades y Museos en Siria, atraviesa con paso ligero las salas del museo nacional de Damasco para dirigirse a su oficina. En una amplia estancia y bajo una vitrina se lee: "Vasija del siglo I d.C.". En el cub¨ªculo de cristal, tan s¨®lo se exhibe un rastro de polvo. El museo est¨¢ completamente vac¨ªo. ¡°Tres a?os atr¨¢s dije que aceptar¨ªa el puesto con una sola condici¨®n: que procedi¨¦ramos a la evacuaci¨®n inmediata del contenido de todos los museos de Siria¡±, relata Abdulkarim. La pesadilla de la destrucci¨®n del museo de Bagdad en 2003 le atormentaba, por lo que prometi¨® que eso no se repetir¨ªa en Siria. Sin embargo, a los 230.000 muertos que entierra el pa¨ªs en su quinto a?o de conflicto, se suman los da?os culturales.
Tras sobrevivir a m¨¢s de 2.000 a?os con sus guerras desde el imperio romano al otomano, el yacimiento de Palmira sucumbe en el siglo XXI por los ataques yihadistas. En el intervalo de 10 d¨ªas, los milicianos del autoproclamado califato volaban en pedazos los milenarios templos de Baal Shamin, y ayer, los de Bel. S¨ªmbolos de idolatr¨ªa pagana para los yihadistas, para el resto de la humanidad se trata de dos tesoros menos en el patrimonio cultural. Los otros cinco yacimientos sirios catalogados por UNESCO como patrimonio cultural tambi¨¦n est¨¢n en peligro.
A pesar de la atenci¨®n internacional volcada sobre Tadmour, nombre en ¨¢rabe de la ciudad, Abdulkarim advierte que numerosos yacimientos est¨¢n siendo borrados del mapa. ¡°Estamos presenciando la destrucci¨®n de una de las ciudades isl¨¢micas m¨¢s bellas del mundo¡±, dice en referencia al casco antiguo de Alepo, tambi¨¦n patrimonio de la humanidad. ¡°Si sigue as¨ª, en dos a?os desaparecer¨¢¡±. M¨¢s de 150 edificios hist¨®ricos han sido da?ados, sin contar centenares de casas tradicionales y boutiques del zoco. EL PA?S recorr¨ªa en noviembre pasado una larga hilera de restos de un zoco arrasado por el fuego. Entre las callejas de la ciudad vieja de Alepo, que llevan a la fortaleza y a la mezquita Omeya, tan s¨®lo transitaban francotiradores y uniformados a la par que ondeaban banderas yihadistas y rebeldes.
"La pol¨ªtica cambia, pero el patrimonio perdura"
Es el caso tambi¨¦n de Mari, a orillas del ?ufrates en la localidad de Deir al Zor, hoy basti¨®n del EI. Seg¨²n el director, yihadistas de Al Nusra (rama local de Al Qaeda) usan los milenarios muros de los 40 poblados antiguos del noroeste sirio como diana para sus entrenamientos militares.
Ante la destrucci¨®n, Abdulkarim prosigue su propia batalla cultural dentro de la guerra que desangra a su pa¨ªs. Para ello cuenta con el apoyo de su propio ej¨¦rcito compuesto por 2.500 funcionarios del Ministerio de Cultura. Han logrado poner a salvo 300.000 piezas, en ¡°un lugar seguro en Damasco¡±, asegura sin ocultar una orgullosa sonrisa. Pero a Abdulkarim le sobran desaf¨ªos: ¡°Antes Al Qaeda y ahora el Estado Isl¨¢mico sacan provecho colaborando con los traficantes de arte¡±. Desde 2013, y aprovechando el caos, se intensifica el pillaje sistem¨¢tico de yacimientos como el de Apamea, al norte del pa¨ªs.
A cambio de un porcentaje, los yihadistas permiten a los contrabandista usar a una hambrienta poblaci¨®n local como peones para arrasar con los vestigios arqueol¨®gicos del lugar. Estas son posteriormente extra¨ªdas del pa¨ªs por v¨ªa terrestre a trav¨¦s de Turqu¨ªa o L¨ªbano para caer en manos de los grandes mercenarios del arte en Estados Unidos, China, Europa o el Golfo.
Cierre de misiones espa?olas?
Abdulkarim alaba el constante apoyo de los equipos de arque¨®logos espa?oles. ¡°Mi amigo Miquel Molist jug¨® un importante papel en la preservaci¨®n de nuestra historia¡±, se?ala el director. En 2011, el estallido del conflicto sorprendi¨® al equipo de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona excavando en la regi¨®n del ?ufrates. Un segundo equipo del CSIC, dirigido por el arque¨®logo Juan Jos¨¦ Ib¨¢?ez, desarroll¨® hasta 2010 varios proyectos en la localidades de Homs y Sueida. ¡°Ten¨ªamos una misi¨®n prevista para la primavera de 2011, pero el conflicto ya parec¨ªa demasiado peligroso, as¨ª que desistimos¡±, dice Ib¨¢?ez.
Pero no todo son derrotas en la lucha contra reloj por preservar el patrimonio hist¨®rico sirio. A parte de la evacuaci¨®n de los museos, Abdulkarim ha logrado establecer un plan de protecci¨®n en varias zonas del pa¨ªs. ¡°En las ¨¢reas controladas por Al Qaeda o el EI no podemos hacer nada¡±, se lamenta. ¡°Pero en otras zonas rebeldes hemos logrado acuerdos con los armados mediante la poblaci¨®n local. Es el caso de Bosra (al sur del pa¨ªs y donde yace uno de los m¨¢s famosos anfiteatros romanos), de Idlib o de la regi¨®n kurda. All¨ª los funcionarios del ministerio de cultura, con n¨®minas pagadas desde Damasco, prosiguen su labor.
Hoy cumple tres a?os en su puesto, desde el que hace un desesperado llamamiento al mundo: ¡°El patrimonio cultural no puede ser la v¨ªctima de una crisis de relaciones pol¨ªticas entre la comunidad internacional y el Gobierno. La pol¨ªtica cambia, pero el patrimonio perdura¡±, concluye.
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