El azote de Orb¨¢n
La crisis migratoria ha sorprendido a Europa en su punto pol¨ªtico y geogr¨¢fico m¨¢s intolerante y xen¨®fobo
¡°Hungr¨ªa para los h¨²ngaros¡±. Llama la atenci¨®n que el lema xen¨®fobo, constituyente, de Viktor Orb¨¢n se le haya transformado, hasta cierto punto, en una maldici¨®n. Lo acu?¨® para sacudirse el goteo de la inmigraci¨®n serbia en los estertores de la pasada primavera, pero la corpulencia de la crisis siria, la presi¨®n fronteriza y el hacinamiento de la estaci¨®n de Budapest, configuran un escenario desproporcionado que el primer ministro h¨²ngaro ha decidido gestionar desde sus convicciones nacionalistas y excluyentes.
Las expone hoy en Bruselas justificando los recelos victimistas que tantas veces ha aireado. Orb¨¢n es un euroesc¨¦ptico y una anomal¨ªa democr¨¢tica. Tanto por el asedio a la libertad de prensa como por sus agresiones a los derechos elementales, incluidos el acoso a las minor¨ªas ¨¦tnicas ¨Cla gitana, en primer lugar- y la amenaza de una reforma constitucional que aspiraba a rehabilitar la pena de muerte.
Ser¨ªa una raz¨®n para arriesgar la militancia de Hungr¨ªa en la Uni¨®n Europea, como lo supone dise?ar un muro de 175 kil¨®metros con que el patriarca magiar pretendi¨® contener inicialmente el flujo de inmigraci¨®n serbia, redundando en una campa?a xen¨®foba que empapel¨® las calles de las grandes ciudades: Si vienes a Hungr¨ªa no le quites el trabajo a los h¨²ngaros¡±. Orb¨¢n apelaba al fantasma de la inmigraci¨®n para reconducir a su favor las adhesiones que ha logrado el partido ultraderechista Jobbik. O sea, que en Hungr¨ªa existe la extrema derecha de Orb¨¢n y la ¡°extrema extrema¡± derecha de Jobbik, en ambos casos euroesc¨¦pticos y propensos a mirar a Mosc¨², no por nostalgia del comunismo, claro, sino porque Putin es un modelo de autoridad pol¨ªtica, populista, religiosa, moral, nacionalista e imperial que Orb¨¢n no se sabe si imita o parodia con ¨ªnfulas de condotiero redentor.
Lo ha demostrado esta ma?ana en una tribuna apocal¨ªptica publicada en las p¨¢ginas del Frankfurter Allgemeine: ¡°Se est¨¢ produciendo actualmente una inmigraci¨®n de asentamiento que podr¨ªa cambiar la faz de la civilizaci¨®n europea. Si acaba consum¨¢ndose, ser¨¢ irreversible.¡± Si Europa se hace multicultural, ya no habr¨¢ vuelta atr¨¢s, ni a una Europa cristiana, ni al mundo de las culturas nacionales. [¡] Si hoy nos equivocamos, ser¨¢ para siempre¡±.
Quede claro que Hungr¨ªa ¨²nicamente aloja un 1,5% de extranjeros. Y que los flujos de inmigrantes, acelerados con la crisis siria, s¨®lo atraviesan la patria de Orb¨¢n para recalar en Austria o en Alemania, pero el recurso del enemigo exterior es un cl¨¢sico en el repertorio de la cohesi¨®n interna, del mismo modo que la erecci¨®n de un muro de concertinas en la Europa sin fronteras sobrentiende hasta qu¨¦ extremo empieza a manifestarse una brecha aparatosa en la precaria cohesi¨®n del proyecto comunitario. Es la raz¨®n por la que Orb¨¢n se presenta como un visionario y el motivo por el que alardea de congelar 150.000 demandas de asilo desde el inicio de 2015.
La crisis migratoria ha sorprendido a Europa en su punto geogr¨¢fico m¨¢s intolerante y xen¨®fobo. Lo prueba una legislaci¨®n acordada en Budapest el 1 de agosto de acuerdo con la cual se extremaban las dificultades para conceder el asilo pol¨ªtico a los refugiados. Hungr¨ªa hab¨ªa rechazado el 91% de las solicitudes antes de formalizarse incluso la ley. Una vez en vigor, cualquier hip¨®tesis de asilo necesita por a?adidura que los refugiados provengan de un pa¨ªs ¡°inseguro¡±.
Y como Serbia no es un pa¨ªs inseguro, Orb¨¢n tiene las facultades para considerar a los refugiados sirios unos delincuentes y evacuarlos con el ej¨¦rcito, excitando incluso las bajas pasiones de sus compatriotas y sus aliados. Porque no est¨¢ s¨®lo Orb¨¢n. Ni en su pa¨ªs ni fuera de ¨¦l. Ma?ana convoca a los pr¨®ceres del llamado grupo de Visegrado ¨CEslovaquia, Rep¨²blica Checa, Polonia y Hungr¨ªa- para incitar una rebeli¨®n del Este europeo contra el escr¨²pulo humanitario de Francia y la Europa septentrional, aunque sea al precio de dilatar las costuras ¨¦ticas y pol¨ªticas del continente.
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