Francisco desdice a Benedicto XVI
Bergoglio quiere agilizar y abaratar los procesos de nulidad de los matrimonios cat¨®licos
Aunque a veces tarde siglos, el Vaticano suele acabar entrando en raz¨®n civil. "Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre", dice el libro sagrado del catolicismo. Es el principio de la indisolubilidad. Ninguna causa, excepto la muerte, puede provocar la disoluci¨®n de un matrimonio rato (v¨¢lidamente celebrado) y consumado (la pareja ha hecho lo necesario para generar prole). El problema surge cuando decenas de miles de matrimonios cat¨®licos se rompen cada a?o mediante un divorcio legal (civil) y presionan a sus p¨¢rrocos para volver a casarse y, adem¨¢s, seguir recibiendo la comuni¨®n. Varios s¨ªnodos romanos han debatido sobre esa cuesti¨®n en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas, cerrando de momento el acceso de divorciados al sacramento eucar¨ªstico. Con su decisi¨®n de agilizar y abaratar los procesos de nulidad, Francisco sugiere que tampoco abrir¨¢ la mano en el s¨ªnodo convocado para el pr¨®ximo octubre.
La soluci¨®n es agilizar y abaratar (incluso, ofrecer gratis) los procesos de nulidad, parece decir el Papa. Es un empe?o nada f¨¢cil. La nulidad no anula un matrimonio v¨¢lido. S¨®lo proclama que tal matrimonio no lo fue nunca. El problema es demostrarlo. Ahora cuesta a?os de papeleos y declaraciones, adem¨¢s de 800 euros en primera instancia y 600 en la segunda, m¨¢s abogados y procuradores. Se trata adem¨¢s de tr¨¢mites muchas veces muy desagradables, cuando la nulidad no se pide de mutuo acuerdo: las parejas se acusan de impotencia, de esterilidad, de violencia, de haber acudido al matrimonio por miedo, por ignorancia, forzados por los padres o por el ambiente social¡
Eso explica que el exclusivo Tribunal de la Rota espa?ol (los dem¨¢s pa¨ªses no tienen y han de acudir todos al Tribunal de la Rota romano), solo emitiese el a?o pasado 488 sentencias de nulidad. En cambio, los tribunales civiles tramitaron 7.041 separaciones (2. 239 contenciosas y 4.802 consensuadas 239) y 126.400 divorcios (50.605 contenciosos y 75.795 de mutuo acuerdo). En resumen, 133.441 parejas decidieron terminar su vida en com¨²n en 2014. Si, como presumen los obispos, el 74% de los espa?oles se confiesan cat¨®licos, muchos de esos divorcios son de matrimonios eclesi¨¢sticos.
Hay otro problema. Muchos de los enfrentamientos entre el Estado y la Iglesia han tenido al matrimonio por testigo, con la legalizaci¨®n de las uniones entre personas del mismo sexo como ¨²ltimo incidente, en 2005. Los obispos reaccionaron entonces con la misma virulencia que en 1870, cuando se introdujo en Espa?a, por primera vez, el derecho a casarse solo por lo civil. Entonces, los peri¨®dicos cat¨®licos publicaron la noticia de la votaci¨®n en las Cortes en p¨¢ginas de bordes negros y los obispos ordenaron la celebraci¨®n de oficios expiatorios en todas las iglesias porque, dijeron, se acababa de legalizar "el concubinato p¨²blico universal".
Tambi¨¦n protestaron los obispos cuando el Gobierno Zapatero reform¨® en 2005 el C¨®digo Civil para agilizar y abaratar los tr¨¢mites del divorcio. ¡°El divorcio expr¨¦s¡±, calificaron la reforma en la Conferencia Episcopal, cuyo portavoz, entonces eljesuita Juan AntonioMart¨ªnez Camino, ironiz¨® afirmando que ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil romper un matrimonio que un contrato de telefon¨ªa m¨®vil.
El Vaticano crey¨® que deb¨ªa batallar contra esa deriva, que pod¨ªa contagiarse a otros pa¨ªses, y lo hizo en la direcci¨®n contraria que ahora toma Francisco, es decir, endureciendo los procesos de nulidad. ¡°Basta ya de anulaciones a cualquier precio¡±, clam¨® el papa Benedicto XVI en febrero de 2011 ante los magistrados del Tribunal de la Rota, reunidos en pleno con motivo de la inauguraci¨®n del a?o judicial.
"No es verdad que, para ser m¨¢s pastoral, el derecho deba hacerse menos jur¨ªdico", les dijo. La idea fuerza era que el matrimonio cristiano sigue siendo indisoluble y no se debe ceder "a peticiones sugestivas que hagan que la declaraci¨®n de nulidad termine teniendo un coste". Benedicto XVI hizo la misma petici¨®n a los abogados que ejercen ante los tribunales eclesi¨¢sticos. En caso de duda, les dice, el matrimonio debe entenderse como v¨¢lido hasta que no se consigan pruebas irrefutables. Tambi¨¦n advert¨ªa contra el ambiente social y, una vez m¨¢s, contra el relativismo que se ha apoderado, seg¨²n ¨¦l, de las sociedades modernas.
Sobre la pol¨¦mica de si un divorciado sin sentencia de nulidad puede acceder al sacramento de la comuni¨®n, el em¨¦rito Papa alem¨¢n fue tajante. "Ser¨ªa un bien ficticio, y una grave falta de justicia y de amor, allanarles el camino hacia la recepci¨®n de los sacramentos, con el peligro de hacerles vivir en contraste con la verdad de su propia condici¨®n personal".
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