¡°Estamos preparados para lo peor¡±
Leopoldo L¨®pez, con buen aspecto y actitud serena, trat¨® durante casi tres horas de desmontar los cuatro cargos que pesaban sobre ¨¦l
El preso pol¨ªtico m¨¢s relevante del Gobierno de Nicol¨¢s Maduro siempre ha ido con ropa deportiva al juicio contra ¨¦l que se inici¨® el 23 de julio de 2014 y que se ha prolongado durante 72 sesiones. En algunos casos se le ha visto desali?ado, coinciden en se?alar al menos seis personas que han acudido a distintas vistas, y alguna de las cuales tambi¨¦n estuvo en la de este jueves. Para el d¨ªa de la sentencia, prevista hace una semana, aunque fue postergada por la juez Susana Barreiros, Leopoldo L¨®pez hizo especial hincapi¨¦ en la imagen, como si quisiera trasladar una normalidad que nada tiene que ver con la de alguien que lleva encerrado en una c¨¢rcel militar desde hace 18 meses.
M¨¢s delgado, aunque recuperado de la huelga de hambre de 30 d¨ªas a tenor de su forma f¨ªsica; con m¨¢s canas y una barba arreglada, L¨®pez vest¨ªa chaqueta azul, camisa blanca y corbata vinotinto, el color caracter¨ªstico de la selecci¨®n de f¨²tbol venezolana, a la que da nombre. Pasadas las 15.40 comenz¨® su intervenci¨®n, que se prolong¨® durante m¨¢s de dos horas y cuarenta minutos. En todo momento, siempre a partir de la versi¨®n de al menos cuatro personas que acudieron a la vista y que coinciden en pr¨¢cticamente todos los detalles, el l¨ªder de Voluntad Popular se mostr¨® firme, sereno. De hecho, antes de que la juez leyese la sentencia que le condenaba a 13 a?os y 9 meses de prisi¨®n, dijo a su gente: ¡°Queremos lo mejor pero estamos preparados para lo peor¡±.
Sin despegarse de un cuaderno negro en el que suele tomar notas y un ejemplar de la Constituci¨®n con la imagen de Sim¨®n Bolivar, subrayado y con anotaciones, Leopoldo L¨®pez trat¨® de desmontar las cuatro acusaciones que pesaban sobre ¨¦l: instigaci¨®n p¨²blica, asociaci¨®n para delinquir, determinaci¨®n en da?o e incendio. L¨®pez solo se sentaba cuando le interrump¨ªa la fiscal Narda Sanabria, junto a Franklin Nieves representante del Ministerio P¨²blico. En esos momentos, al l¨ªder opositor no le quedaba otra que resignarse. La Fiscal¨ªa evit¨® que usase un v¨ªdeo difundido horas antes de la vista por Internet e incluso que recurriese a unas l¨¢minas con las que pretend¨ªa apoyar su tesis, argumentando, sin haberlas visto, que lo que iba a hacer era hablar de otros asuntos que nada ten¨ªan que ver con el juicio.
Con mejoradas dotes de orador, una de sus principales virtudes como pol¨ªtico, los asistentes consultados resaltan el momento en que record¨® que la experta ling¨¹ista a la que recurri¨® la Fiscal¨ªa hab¨ªa dicho que ser¨ªa irresponsable decir que las palabras de Leopoldo L¨®pez el 12 de febrero de 2014 fueron las causantes de las posteriores protestas, que se saldaron con la muerte de 43 personas y cientos de heridos. ¡°Aqu¨ª se quiere criminalizar la palabra¡±, recalc¨® el acusado.
Cada poco tiempo, a lo largo de una sesi¨®n que se prolong¨® hasta casi las 10 de la noche, Leopoldo L¨®pez se volteaba hacia donde estaban sentadas su mujer, Lilian Tintori y su madre, Antonieta Mendoza. Tranquilizarlas parec¨ªa su principal preocupaci¨®n. No parec¨ªa necesario en el caso de Mendoza, cuyo rictus no cambi¨® en toda la jornada. La serenidad que transmit¨ªa era la misma que la noche previa en la casa de L¨®pez y Tintori, la ma?ana del juicio e incluso en la noche, cuando junto a Tintori acudi¨® a la plaza Bol¨ªvar de Chacao, municipio del que fue alcalde su hijo.
Tintori, que desde febrero de 2014 se ha convertido en la extensi¨®n de su marido fuera de la c¨¢rcel, solo se vino abajo durante el final de la intervenci¨®n de L¨®pez, cuando este explic¨® a la jueza lo que har¨ªa en caso de que el veredicto fuese absolutorio: ¡°Abrazar¨ªa a mis hijos, ir¨ªa este s¨¢bado, como le promet¨ª, al cumplea?os de mi hija Manuela, me volver¨ªa a casar con Lilian y saldr¨ªa a recorrer Venezuela con mis compa?eros¡±.
Pasadas las 6.20 de la tarde, concluy¨® la intervenci¨®n de L¨®pez, que aprovech¨® a comer algo cuando la juez Barreiros se retir¨® a deliberar. El momento de la lectura de la sentencia fue tenso. Al menos dos de los presentes destacan que la magistrada fue muy dura, ley¨® de manera r¨¢pida y con un tono acusador, implacable, ¡±como pensando: ¡®vamos a salir r¨¢pido de esto¡¯¡±, asegura uno de los testigos, allegado a L¨®pez. Al escuchar el veredicto, Tintori no pudo reprimir alguna l¨¢grima, aunque su desaz¨®n dur¨® lo justo antes de gritar a Barreiros: ¡°?Injusticia! ?Verduga!¡±.
El protocolo indica que en el momento en que la juez levanta la sesi¨®n y se retira todos los presentes se ponen de pie. No ocurri¨® en esta ocasi¨®n. Los allegados de L¨®pez permanecieron sentados, en se?al de protesta. Al acabar la sesi¨®n, ya con casi toda la gente fuera de la sala, Leopoldo se acerc¨® a su mujer y su madre. Les dijo que trasladaran un mensaje de ¡°calma¡±. Extendi¨® los brazos y pidi¨® a los guardas que lo esposaran sin problemas: ¡°Estas esposas no me las va a quitar una juez, me las quitar¨¢ el pueblo de Venezuela¡±, recuerda Tintori que dijo. La mujer del preso pol¨ªtico sali¨® de la sala y coment¨® a transmitir serenidad. Lo mismo que ¨¦l le hab¨ªa tratado de trasladar la v¨ªspera del juicio en la c¨¢rcel de Ramo Verde, donde lo visit¨® por la tarde: ¡°Leopoldo me ha preparado para esto¡±.
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